a Dios gracias… me extendió el contrato

Octubre del 2006

….¡y ya estoy de regreso!, lo defino como:

A Dios gracias…..»me  extendió el contrato», y es que no estás enterado pero el 12 de Octubre se me presentó un problema «Angina de pecho»……. te cuento lo que hoy queda  como una  anécdota y un buen susto:

Esa mañana «Día de la Raza «, me desperté con  fuerte dolor de cabeza y malestar.   Tenía  que estar en un desayuno en un hotel de la avenida Reforma de la  Ciudad de México. Al llegar muy sudoroso quien me había  invitado, se refirió a mi: «Te vez mal, supongo   que pasaste mal la noche» ; efectivamente….  así fue.

Transcurrido el tiempo no me quedé en ese sitio sino que  tomé  rumbo a casa nuevamente; de camino se me fue   despertando el hambre que se  convirtió en antojo de unos típicos *»chilaquiles mexicanos» con  un  par de huevos fritos, acompañados de un jugo de toronja y un Té.

Ya en casa encontré a una amiga  subiendo unos calendarios al tercer piso y siendo  acomedido subí unos pocos (aunque  sentí  que  habían sido una tonelada  y había escalado un rascacielos de más de cincuenta pisos).  Sí «sin cuenta» pisos ya que en el tercero la   amiga  me comentó  que  me  veía, completamente pálido y yo me sentía muy sofocado. Regresé a la planta  baja  (donde se  encuentra mi Oficina-casa en  el DF) y después de botar la corbata y el saco, me  dispuse a conseguir ese antojo de minutos antes. Poco tiempo después estaba  sentado en una típica fonda frente   a esos  ricos *chilaquiles  verdes-nada dietéticos cubiertos de cebolla, queso y crema sin faltar el pan para zambullirlo dentro de las yemas de los huevos estrellados (fritos).

*platillo hecho a base de tortillas  fritas ahogadas en salsa verde  picante.

Al llegar nuevamente  a la casa Rosalba, (mi asistente), notó mi malestar. Me fui a la cama maltrecho; desde mi   cuarto cerrado  le grité a Rosalba para que le hablara  a un servicio medico a domicilió («MEDICA MOVIL»). En quince minutos  ya se escuchaba el alboroto de la   ambulancia , incluso le comenté a Rosalba que  les pidiera no llamar la atención ya que sólo venían a revisarme los signos vitales, pero ellos  simulando  una de esas series de TV,  donde hacen gala de servicios de emergencia, llegaron  cuatro personas: una en motocicleta «en avanzada», en la ambulancia una médico y dos para-médicos  cargando un completísimo equipo.

Al verlos pensé: «ésto es un show para  justificar su quehacer», y antes  que me diera  cuenta  ya estaban  instalados los chupones en el  cuerpo para realizar un «electrocardiograma» y todo lo  subsiguiente. Observando   me percaté un  intercambio de señales  entre un paramédico y la Doctora quienes se  aprestaron a darme  medicamento y ponerme una pastilla sublingual.   Posteriormente  otro electro y después ella me  comunicó que debíamos  trasladarnos  a un hospital diagnosticando: «angina de pecho» ( pre -infarto ). Comenté o.k. vamos…. déjenme levantarme…..no,   no, no…. «No se debe mover». Todavía  le pedí  a Rosalba que me llevara lentes, zapatos y la cartera pues pensaba que regresaría al cabo de un par de horas.

Una salida clásica de ambulancia: en camilla hidráulica, cobijado y sujetado con unos tirantes; ya me habían instalado oxigeno y un aditamento a un dedo para checarme  desde ese mismo momento. Rodeado de los vecinos, los de seguridad de los edificios contiguos  y los curiosos (que no faltan) me introdujeron a la ambulancia.   Paradójicamente camino  al hospital pasé  a un  costado de «la fonda»  donde minutos  antes estaba  degustando ese rico desayuno,………ahora iba   en  condiciones muy diferentes. ¡Así es la vida!, ¡cambia en minutos! pensé, sin embargo, (seguía suponiendo) ¡en pocas  horas estaré  de regreso y me despojaré de todo esto !…¡»quien iba  a creer»!

Finalmente llegamos  al hospital, «Ángeles – Metropolitano», y en segundos estaba en Urgencias.   Todavía vi al médico que nos recibía y la doctora le entregaba el expediente iniciado con gran diligencia.  Estaba en un cubículo  donde hacían lo  correspondiente, el   doctor Viñuela  vino a mi y con buen sentido  del humor  me comunico: señor: «los primeros auxilios que le acaban de practicar no estuvieron bien»……..»ESTUVIERON EXCELENTES», «le acaban de evitar un infarto», la médico que lo atendió actuó  certeramente en tiempo y forma, ya viene un Cardiólogo.  Mientras las enfermeras Edith y Leo me trasladaron a rayos X, el Cardiólogo Dr. Joel Estrada Gallegos ya había revisado el expediente, entró al cubículo y tratándome de dar   confianza, llamó a mis familiares, ya estaban: Diego Alonso (mi hijo menor), Luis y Alma (primos) acompañados de Rosalba, a todos nos expuso el diagnóstico y lo que recomendaba realizar.

Luego me internaron. el cardiólogo dio las instrucciones para la intervención y mientras viajaba Dolores desde Xalapa, algunos familiares se movilizaban, pues en 24 horas ya estaba yo  preparado para quirófano……. recuerdo varias inyecciones para anticoagulantes, etc.

Dolores llegó minutos antes de que me trasladaran a quirófano. El cardiólogo Estrada le comunicó lo conducente informándole que dependiendo de los hallazgos, procederían incluso a una intervención quirúrgica.

Entre el nervio de lo que significa una operación, la reflexión de haber recibido «Los Santos Oleos» y la impresión de la tecnología, me encontraba sin moverme en la plancha. La doctora Bonilla responsable de Anestesia me decía: «Tranquilo señor, esto   lo hacemos de tres a cinco veces al día»….  Y el Doctor bromeaba, «¿ya vio qué guapa esta la doctora anestesista?…… lo que si veía era el despliegue de organización; aparatos raros y para mi totalmente sofisticados operados por un numeroso grupo de profesionales enfundados en batas impecables.

El cardiólogo sabiendo mi punto débil de comida, me hablaba de ese tema con la fama de la gastronomía veracruzana.

¡Ya acabamos! Todo bien, Su corazón MUY BIEN, solo tuvimos que destapar las arterías coronarias (la principal estaba tapada al 95%), me dijo el Dr. Estrada, salimos   juntos. Él a un costado de la camilla. Le comunicaron a Dolores: «Señora,  su esposo  ya está  listo para otra……….

Rumbo a la habitación 1501 (para convalecer) y entre llamadas telefónicas, visitas de amigos y familiares trascurrió el fin de semana, retirándome del hospital el Domingo 15.

Hago un reconocimiento a un grupo de enfermeras que tuvieron especial consideración para conmigo: Rocío (Chío), Nancy, Lourdes(Lulú), Belén, Claudia, Karla todas ellas encabezadas por la Doctora Rebollo, jefa de piso.

Y a casita…. Primero en la Cd. de México y al día siguiente en Xalapa para recuperarme, tomando toda una farmacia en medicinas…….

Y aquí me encuentro en unas vacaciones un poco forzadas, pero dándole Gracias al Creador, que TODO QUEDÓ EN UN SUSTO y en una anécdota que acabas de leer, por lo tanto todavía tienes amigo……. el que te recuerda y te saluda.

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