Regresando de Estocolmo con el boleto/pase “EuroRail-Pass”,
(para nosotros fue una maravilla haberlo obtenido, debido a todas las facilidades y ventajas que éste brindaba)
tomamos el tren con dirección a Düsseldorf escala en Hamburgo.
Aquel ferrocarril surcaba todo Suecia hacia el sur con escasa oscuridad, por anochecer tan tarde y amanecer tan de madrugada.
(expliqué este fenómeno en mi escrito anterior:
“Estocolmo, Suecia…”.
Ahí también narré que el “boletero” de este vagón aclaró el malentendido que nos “trajo fritos” todo el viaje de “ida”).
Finalmente dejábamos la “Península Escandinava” cruzando nuevamente el “Mar Báltico” en “ferry” subidos en el “tren nocturno”, pasando por Dinamarca (con luz) hasta tocar el famoso “Puerto de Hamburgo” en el importante País de Alemania/
(Deutschland en alemán),
sólo como “escala técnica” para continuar a nuestro destino:
“la Ciudad de Düsseldorf”.
(la primera ciudad que pisamos en el “País Germano”).
En 1977 Alemania estaba dividida por un muro situado en la Ciudad de Berlín dando como resultado:
-“Alemania Oriental” o
“República Democrática Alemana” (RDA) o
“Alemania del Este” y
-“Alemania Occidental” o “República Federal Alemana” (RFA) o
“Alemania del Oeste”
Forzando con ello la separación de familias, ideologías, creencias y aunque continuaba un solo espíritu germano (producto de una historia) existía una barda alambrada y electrificada que había partido el Pueblo en dos.
(desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989).
“Alemania tiene que reunificarse para que esté junto lo que pertenece al mismo tronco”
Willy Brandt
Nosotros visitamos sólo la Alemania Occidental pues aunque teníamos curiosidad de conocer “La Oriental” los requisitos para hacerlo complicaban el paseo, además
las Ciudades y Regiones turísticas al igual que las facilidades para
“Gastar Zapatos”,
se encontraban en el territorio “Occidental” empezando por su enigmático “Río Rin-Inferior” que atraviesa la que fuera Capital Alemana: Bonn.
(mientras existió la disociación antes citada)
“Las cosas siguen su curso como el Rin… El Río no tiene fin… Sigue su vida en el Mar“
Manuel Moretti
Finalmente pernoctamos en “Colonia” (Kölm en alemán) ubicada en la cuenca del río Rin
la cual nos llamó la atención,
entre otras particularidades,
por ser la Ciudad más antigua de Alemania. El hotel al que llegamos estaba cerca de la Imponente “Catedral” que
“…además de su excepcional valor arquitectónico y de las obras de arte que contiene, constituye un testimonio de la gran fuerza y la perdurabilidad de la Fe cristiana en Europa. Su exterior misterioso contrasta con un interior bañado por las luces multicolores de sus vitrales, los más antiguos del País. En los bombardeos efectuados por los aliados durante la “Segunda Guerra Mundial” la Catedral sufrió graves destrozos, aunque su estructura se mantuvo intacta…”
Recuerdo que temprano al día siguiente tomamos el tren de Colonia a Bonn donde vivimos dos interesantes anécdotas:
-Primero: que el vagón iba lleno de ejecutivos vestidos de traje para ir a trabajar a la Capital.
-Segundo: que el tren tuvo un retraso de dos minutos, lo que ocasionó el malestar de los pasajeros alemanes.
Fue la única vez que vivimos un retraso ( de 2’ ) i uffff !
(tomando en cuenta que la operación se hacía manualmente; todavía no entraba en acción la computadora).
Después de conocer esta pequeña Ciudad,
lugar de nacimiento de
Ludwig van Beethoven uno de los mayores compositores de todos los tiempos, director de orquesta, pianista y profesor de piano,
nos dio tiempo de subirnos a un tren con dirección contraria a Colonia.
Llegando a la siguiente parada nos bajamos encontrándonos, al salir de la estación, con un típico y bello pueblo bávaro (como sacado de un set de filmación)
donde de inmediato empezamos a “Gastar Zapatos”.
De ahí tomamos el tren de regreso a Colonia,
(con el “Eurail pass” sin necesidad, como he explicado, de previa compra o reserva)
Un suceso, para mí, chusco fue que desde nuestra llegada a “Stratford-upon-Avon” Octavio me comentó que quería adquirir una buena “cámara fotográfica” y desde ahí empezó a buscarla en todos los lugares que visitábamos. Yo le decía que en base a la afición de mi padre por las “miras telescópicas”
(más de una vez he escrito sobre ello)
desde mi niñez sabía que lo mejor en estos dispositivos se encontraba en Alemania
(cuna de las cámaras fotográficas de culto:
“Rollei” y “Leica”)
Generalmente cuando entrábamos a alguna distribuidora de cámaras fotográficas le decían que las marcas predominantes del momento eran las japonesas.
En Colonia se metió a una tienda exclusiva de fotografía, encontrando que el 90% aprox. eran marcas niponas.
( ¡ no se pierdan próximamente un escrito de “Gastando Zapatos” que tratará, entre otros temas, sobre la compra de la dichosa cámara fotográfica !)
Al despertar del día siguiente nos embarcamos en una barcaza turística para surcar las aguas del famoso “Río Rin”
“Rhein” (en alemán).
“Atraviesa Suiza, Austria, Liechtenstein, Alemania, Francia y los Países Bajos. Es el Río más importante en tierras germanas…”
Extraordinaria travesía entre hermosos paisajes, pueblos, castillos y palacios apostados a la vera del romántico Río. El único que alcanzamos a ver fue el bello “Castillo de Rheinstein”/
“Patrimonio de la Humanidad”.
No faltaron algunos turistas que aprovechando los tenues rayos de sol, se despojaron de sus vestimentas para “asolearse”.
Recuerdo ahí haber conocido a un colombiano que vivía en la “Península Escandinava” con quién platicamos parte de las largas horas que duró la travesía hasta bajarnos por la tarde/noche en Koblenz.
i Ahhh ! …
¿ qué comimos durante la travesía ?
Pues lo que acostumbrábamos cargar en nuestra “bolsa lonchera”:
pan, queso, fiambres y la típica cerveza del País, así como algún chocolate para reparar las energías perdidas después de “Gastar Zapatos”…
“A veces, diferentes caminos conducen al mismo castillo”
George R. Martin.
