Calisay... “destilado de muchas Hierbas” “Gastando Zapatos” por España.

Calisay… “destilado de muchas Hierbas” “Gastando Zapatos” por España.

Volvimos de “La Tierra de los faraones” a la Capital española,
(donde iniciaríamos un itinerario de tres días)
antes de regresar a México
en aquel 1995…

Llegamos al entonces
“Aeropuerto de Madrid-Barajas”
(desde el 2014)
“Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas”
Octavio, Laura, Dolores y yo.

Rentamos un auto para encaminarnos
al norte de España.

En ese momento se sentó
“al volante” el compadre con su característico
(hasta la fecha)
gusto, pericia y control para conducir
“a alta velocidad” y bien;
(Laura acostumbrada a
“simular frenar”)
dirigiéndonos
por la “Autopista”
a “Burgos”
(“…capital de la comunidad autónoma de Castilla y León…).

“Para reponer fuerzas”
decidimos entrar a un “Bar” que
“a mi me latió”
como el lugar donde iniciariamos
cumplir con el objetivo principal de nuestro viaje:
disfrutar su gastronomía,
esta vez unas deliciosas
“tapas y pinchos”.

Llegamos a Burgos donde
después de “estacionarnos”
subimos
al “Chu Chu tren turístico”
para hacer el
“recorrido de la ciudad”
(“City tour”)
i Uuuuyyyy hacía un fríooo tremendo !
que “nos calaba” más,
ya que no traíamos ropa “adecuada”
(la dejamos en las maletas antes de emprender nuestro viaje
Madrid-Egipto-Madrid,
sin tener el tiempo para cambiar de equipaje)
aparte que las protecciones de plástico de las ventanas del tren nos impedían apreciar bien el trayecto.

Así que …
terminando nos metimos a
“La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María”
(declarada
“Monumento Nacional” y
“Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”).
Nos tocó además de la celebración de una “Misa” el que,
(por ser casi de noche )
estuviera encendido el
“calentador” que salía a través de unas rejillas colocadas en el suelo de la enorme construcción.

No faltó quien dijera:
¡ “de aquí somos” y no querer abandonar el templo hasta que nos avisaron que
”era hora de cerrar”!

Para nuestro beneplácito encontramos un “Asador” muy cerca de ahí y fue
“Ponernos las botas”
con los exquisitos platillos:
la “típica morcilla de Burgos”
(que cuenta con “denominación de origen”)
y el “lechazo de Castilla y León
también (I.G.P.)
“Indicación Geográfica Protegida“
acompañados con un tradicional “vino de la Región”, rematando con un sabroso postre de “la casa”.
Nos subimos,
completamente oscuro,
al auto
i con dirección a Tierras Vascas !
por “autovía” en medio de imponentes montañas nevadas;
todo era admirar aquel nocturno paisaje invernal.
(sin temor al frío ya que el auto contaba con adecuada calefacción).

Cuando me llamó la atención un “Parador” a orilla de la carretera,
propuse pernoctar ahí y no hubo quien se negara.

Era un hotel pequeño con madera por doquier, muy cómodo
i y a descansar !

Nos levantamos temprano,
alistamos maletas y
mientras pagábamos,
con mi curiosidad característica
fui abriendo puertas hasta que me atrapó el aroma que salía del
“Restaurante” con mucha gente y sólo fue gritar:
… i Desayunemos aquí !

…y no me equivoqué:
Cálido ambiente por su temperatura y su concurrencia,
un sabroso desayuno en ese lugar abrazado por “Los Pirineos”,
que iluminados por la luz del día
i sobresalían majestuosos !

Y a seguir nuestro itinerario. Ahora me tocaba a mí
“la manejada” rumbo a Vitoria.

No dejamos de admirar el hermoso panorama hasta llegar a nuestro destino.
Pasábamos por su excepcional “casco medieval”
cuando Octavio “avistó” un sitio que le llamó la atención:
i una pastelería !
(que junto con los postres es su “debilidad”).
Regresó con una gran charola de pastelillos.

recorrimos la ciudad, le cedí el auto al compadre.

cada que le pedía
la comadre le “pasaba” uno a uno los bizcochos hasta que casi,
i se los acabó !

Bajamos por Álava a través de
caminos sinuosos con viñedos de lado y lado;
transitamos una zona boscosa de coníferas y ríos por la región del Logroño, cuando me atrajo
(esta narración,
aunque ya la he contado,
siempre encuentro novedades que añadir)
un “Mesón”

en pleno bosque
con varios autos acomodados en el estacionamiento.
Era una cabaña muy grande toda de madera apreciándose desde afuera el humo que salía de sus chimeneas
(luego me enteré que una pertenecía a la cocina y la otra al comedor )

Lo platicamos y nos metimos derecho al “Bar”.
Pregunté dónde podríamos comer?
-i Queremos disfrutarlo, traemos hambre y antojo !
-“i Llegaron al lugar indicado!”
– “Vengan para acá”,
añadió.
Entonces entramos por una puerta anexa
al comedor,
dónde no había ningún comensal;
nos condujo a la cocina en la que estaban su esposa y familiares;
acomedidas, simpáticas y trabajadoras mujeres como sacadas de un antiguo libro del buen comer.
Regordetas, ropa cómoda, limpios mandiles, el cabello recogido y de “chapeadas” mejillas.

Preguntamos por el menú
-“Mire tenemos:
a, b, c, etc., etc…
todo elaborado y preparado aquí:
quesos, chorizo, jamones, …
i jabalí y carnes de la zona !”
agregó.

Una vez los cuatro sentados
pregunté:
– Dónde están los dueños de todos los autos estacionados afuera?

-“Con mi hijo
cazando jabalís
i arriba en el “bosque !”
-“i No tardan en bajar a comer !”

Octavio se asomó para confirmar qué iba a comer,

Del bar traían el vino…

-¡ Qué exquisita comida !
Siempre recordaré el inigualable
sazón de aquellas señoras.

Platos venían, platos vacíos iban y llegaban otros, hasta que Octavio preguntó por el digestivo i “El desempance” !

Llamaron al esposo
encargado del “Bar”
(como expliqué).
yo añadí:
que no sea el trillado
“43”, “Anís”, “Orujo”, u otro
(como “dicen”)
“común y corriente”.
-“Miren tengo un licor guardado y sin descorchar de hace apróx. 25 años.
-“Si gustan lo abro y lo prueban
sin ningún compromiso”

i Era el “CALISAY” !
(un destilado de muchas Hierbas hecho en Cataluña)
la botella toda polvosa por los años transcurridos en “bodega”. Mucho tuvo que ver,
para que se animara a ofrecerlo,
la interlocución con él
y con las expertas cocineras.

¡ Qué manjares ! y
i Qué “cereza del pastel”
aquellos platillos y
aquella bebida !

Recuerdo que
(pese a todo lo que comimos y bebimos)
“no salió costosa”
“la cuenta”.

Subimos al auto
“más que satisfechos”
con aquella opípara comida e inolvidable estancia y convivencia.

Seguimos bajando carreteras sinuosas, hasta incorporarnos a la “Autopista” de regreso a Madrid, domingo en la tarde
“la hora pico del tráfico” en carretera y ciudad.

Luego de recoger las maletas nos hospedamos en un hotel de
“la Gran Vía” para reorganizar equipaje, divisas y regresar a México al otro día.

Pero en mi mente,
después de casi 25 años,
sigue el sabor de “Calisay” que
(hasta ahora)
no he hallado en México.
Algunas veces que hemos tenido la fortuna de juntarnos los cuatro:
(Laura, Octavio, Dolores y yo) lo hemos degustado y recordado aquel bonito viaje.

“No sé si es tan especial o
es la añoranza de aquel viaje en que
“gasté zapatos”
por el “País Vasco ”

“No se puede cocinar bien si no se pone en ello el corazón, dado que por encima de todo se trata de que reinen en torno a la mesa sentimientos de amistad y de fraternidad”

– Fernand Point (chef francés)

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