Corría el año 2002 y el titular de turismo del estado de Chihuahua me invitó a un evento en Guachochi (que significa «lugar de garzas») una de las ciudades por la que se entra a la Sierra Tarahumara.
Habíamos salido de la capital, Chihuahua, Konstantino Panagiotou (el Titular) junto con la Directora de Promoción Sonia Estrada, debido a que se celebraría una competencia de Carreras (conocido como el «ultramaratón de los cañones) en pleno «Cañón de la Sinforosa» (cercana a la población de Guachochi) que desde el fondo de la Barranca hasta la parte más alta transcurren 1,830 metros, es decir más de 400mts. superior al «Gran Cañón del Colorado».
Llegamos, el Sr. Panagiotou se hizo presente ante las autoridades del lugar, posteriormente fuimos a conocer el sitio que desarrollaron como un paseo y ahora ícono del pueblo » El parque de las garzas», un lindo y bien cuidado lago. Posteriormente visitamos los alrededores donde se encuentran unas cabañas proyectadas y construidas para turistas situadas entre bosques de coníferas con grandes pinos, hermoso paisaje. Así pasamos el día, ya por la noche cenamos en un Restaurante donde la chimenea nos brindaba rica temperatura, el hotel muy «ad-hoc» con ambiente a madera, pernoctamos en una de las cabañas.
Aunque el evento tenía duración de maratón me explicaban que realizan Carreras de mayor duración, con versiones de ¡100 kilómetros y más!. Impresionante y asombroso el aguante y velocidad de los «Rarámuris» («Tarahumar» es una deformación hispánica del nombre indígena rarámuri, que etimológicamente significa «planta de pie corredora»)
Las empresas líderes de zapatos para correr (zapatillas de deporte o tenis para nuestro País) han tratado de dotarlos de este calzado, y hasta convertirse en sus patrocinadores, pero no logran convencerlos ya que ellos «corren descalzos o en sandalias que hacen de piel de venado o llantas» que lo prefieren a cualquier modernidad.
Así tienen éxito y ganan las competencias de acuerdo a sus costumbres de subir y bajar los cañones en la Sierra Tarahumara, como dije, mayor que el «Cañón del Colorado» ( reconocido mundialmente, aparte, por su gran manejo en publicidad y mercadotecnia)
Pues este pueblo camina, recorre, surca las montañas del «Estado Grande de México» con sus suelas casi adheridas a las plantas de los pies; ellos si «gastan suelas» término que, cuando empecé a escribir, era el nombre de mis textos y que con los años cambié a «Gastando Zapatos» ya que me percaté que algunos países no utilizan el término «suela».
Aquí los pobladores de esta región norte de nuestro país, los Rarámuris, lo mismo transitan de día como de noche, con sol como con luna.
«Hoy en día compartimos nuestro territorio con otros pueblos (con los blancos); por eso, aunque sea entre nosotros debemos guardar nuestras leyes y no desearle el mal a nadie ni decirle que no es de este suelo, para que de esta manera poniendo el ejemplo podamos ser entendidos y a la vez podamos vivir en paz.»
«(testimonio de un anciano de Norogachi)»
Amaneció, nos levantamos y después de un suculento desayuno-chihuahuense (entre otros manjares ricas y enormes tortillas de harina de trigo con queso y chile- chilacas),nos dirigimos a la Barranca para ver la subida de los competidores que llegarían a la meta en el centro de la población aprox. a las 14 Hrs.
Vivimos la emocionante experiencia de irnos al «Aeropuerto de Guachochi» ya que se tenían organizado un «vuelo por la Barranca».
Cuando esperábamos abordar nuestra avioneta llagaba otra que al descender observamos cómo a uno de la tripulación lo estaban «revolcando» en un charco, «dándole un baño de lodo». Konsatantino, que es egresado de piloto de una escuela de aviación de EUA (donde conoció a su esposa oriunda de Meoqui, Chih.), nos explicó que es una costumbre hacerles esta «novatada» a quienes se reciben de «pilotos aviadores» para tener el permiso de poder volar de manera autónoma.
Ellos se fueron de ahí y nosotros a ¡surcar la «Sinforosa»! ¡Todo un espectáculo planear en medio de la Sierra y ver en la profundidad del «Cañón» moverse «unas como hormigas»….eran los competidores subiendo la Barranca!
Regresando al Aeropuerto, mientras nosotros bajábamos, el piloto recién graduado subía junto con toda su familia (esposa, hijos entre ellos un bebé) a una avioneta de su propiedad.
Nosotros regresamos para continuar viviendo la carrera pero, cuál no sería nuestra sorpresa que ya cerca del desfiladero
oímos un estruendo y observamos una columna de humo en el cielo por encima de la Barranca, enterándonos que una avioneta se había estrellado contra la montaña…
¡Desgraciada y tristemente era el piloto recién graduado con toda su familia!
luego supimos el peritaje:
«Exceso de peso que impidió elevarse lo suficiente la aeronave ocasionando que se estrellara contra la montaña»
¡qué poco duró el gusto de haber conseguido el título de Piloto! «
¡Uffff que impresión tan fuerte!
El evento de la «Carrera» tenía que continuar.
La población consternada.
Llegaron a la meta los ganadores («para no variar») los lugareños tarahumaras fueron quienes arrasaron con los premios.
Los demás corredores quedaban con las intenciones de competir para la siguiente, ¡en el seno de las Barrancas del Cobre!
¡Nosotros de regreso igual de impactados por vivir esa desafortunada experiencia de tan cerca !
La vida brinda alegría y tristeza en minutos, éxito y fracaso en un tris.