Desde mi niñez y por muchos años le tuve miedo a cualquier perro.
(¡quizá por alguna mala experiencia!)
Por ello no fui el típico niño que añorara un cachorro.
A Dolores, por el contrario, le gustan mucho.
A la fecha sigo sin “hacerles fiestas” a los perros que se cruzan en mi camino:
los veo, los observó y
“¡hasta ahí!
Cuando cumplimos “10 años de casados” me regalaron a
“Agamenón”, un “Schnauzer” que sólo vivió 4 años. Posteriormente llegó otro de la misma raza: “Gaspar“. Éste fue nuestro gran compañero por casi 15 años.
(ya escribí que me encontraba en el extranjero cuando sucedió su muerte, la que sentí mucho).
Hoy tenemos a “Hachi”:
una maravilla de “Shih Tzu”. Nunca imaginé que un animal fuera tan entendido
(a pesar de haber visto películas, reportajes, escuchado anécdotas e historias sobre perros)
…él llegó a nosotros a través de Lorena y Octavio
(amigos de nuestro hijo Luis Eduardo)
cuando ella estaba a meses de “dar a luz” a sus “triatas” y
literalmente me ha conquistado.
Cuando entro a casa al abrir la cochera me está esperando para subir al auto y saludarme.
Cada que me siento a la mesa, se coloca muy cerca de mis pies. Me sigue, me acompaña.
(desde luego a Dolores es a quién más obedece).
Con las nietas juega cariñosamente y cuando el hijo mayor se queda en la casa, “Hachi” ya sabe que a la mañana siguiente le tocará un largo paseo (más que el que diariamente da con Dolores). Él encontró en nuestra familia un segundo hogar en el que se le prodigan cuidados y mucho cariño.
Perooooo…
Es triste ver cómo se desespera (no deja de ladrar) cuando empiezan a “tronar” los cohetes con motivo de algún festejo patronal o celebración especial.
El pasado “Fin de Año” del 2019 al (hoy sabemos) inolvidable 2020 fue exagerada (por nuestro “rumbo”) la “pirotecnia” y una vez más pensé en los cada vez más difundidos mensajes:
“Hay grupos vulnerables que sufren con los estruendos mientras otros celebran”.
Ellos son:
los bebés, adultos mayores, personas con discapacidad, mascotas y
“medio ambiente”.
…En “las redes sociales” proliferan las campañas sobre lo que sufren perros y otras mascotas por los “petardos” y los “fuegos artificiales” lo que es muy loable, pero también es necesario difundir que para las personas con las características arriba mencionada “la pirotecnia” es una verdadera tortura.”
No faltan expresiones como:
“No más cohetes”,
“por favor dejen de tirar cohetes”, etc., etc.
“Las personas que ‘truenan’ cohetes pueden ser denunciadas ya que ese hecho está tipificado como delito en la “Ley de Cultura Cívica de la Ciudad De México”.
Se pueden disfrutar las “fiestas” pero con cuidado y responsabilidad.
“Entre los elementos que definen la crisis educativa de la sociedad mexicana es haber suprimido, desde hace más de 30 años, “CIVISMO” como asignatura obligatoria principalmente a nivel de “educación primaria”.
Recuerdo recién casado cuando los padres de Dolores vivían en Taxco, Guerrero e íbamos a visitarlos por lo menos una vez al mes, invariablemente había cohetes por las noches y varios fines de semana nos tocaba
¡cohetes de día!.
Dada su topografía, la población está asentada en una montaña circular en forma de “olla” por lo que el estallido se escuchaba en la localidad entera.
Ahí conocí a un sacerdote, con ideas innovadoras, que trató de modificar las costumbres del pueblo pidiéndoles que en vez de invertir en “pirotecnia” ahorraran ese dinero para sufragar sus necesidades básicas. Ese comentario bastó para que los feligreses se sintieran ofendidos por intervenir en sus tradiciones de siglos y terminaron por “correr al presbítero”, para
¡continuar felices con sus “usos y costumbres”!.
Hace 20/21 años trabajando en la Ciudad de México los fines de semana viajaba en auto ida y regreso a la Ciudad de Xalapa con mi amigo, compañero de trabajo (en ASA) y de viaje Carlos Patricio Arias S., observando en el transcurso del viaje (me he referido a ello en otro de los escritos) una explosión de colores en el firmamento conmemorando alguna fecha importante en algún pueblo a nuestro paso. Por increíble que parezca no hubo un solo domingo que no escucháramos y viéramos los consabidos cohetes.
“Es difícil explicar y, aún más, descifrar por qué una actividad como tronar cohetes (o “cuetes”) y elaborarlos, o sea, ser un “maestro cohetero”, sigue siendo una tradición tan popular en nuestro país cuando implica un grave riesgo e, incluso, la muerte tanto para los que los usan como para los que los fabrican.
México ocupa el segundo lugar en Latinoamérica como productor de fuegos artificiales, sólo debajo de Brasil.
A pesar de los constantes accidentes, como relaté, los productores se niegan a abandonar el oficio que les heredaron sus padres y abuelos…”
Es tan común ver en “Turismo” que en los destinos donde se llevan a cabo congresos, convenciones, simposios… ”las fiestas de clausura” sean con cohetes/ fuegos pirotécnicos, sobre todo cuando son “destinos de playa” coloreando con ellos el mar y el cielo.
-¡Ahhh!
-¿Qué es precioso?
-¡Evidentemente!
-¡Quizá en estos lugares el ruido es menos incómodo ya que se celebran en zonas no habitacionales!
Anteriormente escribí que Valencia (tierra de mis ancestros paternos)se caracteriza por sus tradicionales “Fallas”: conmemoración de color, alegría y olor a pólvora.
“El Museo Fallero de Valencia”
(que alguna vez visité)
es la opción perfecta para conocer “la fiesta de las Fallas” en cualquier momento del año.
En México hay festejos los 365 días del año en algún rincón de su geografía, pero hay algunas fechas en que al desbordarse la algarabía el estruendo de los cohetes hace su aparición:
15 de Sep, Independencia.
12 de Dic, Virgen de Guadalupe.
24/25 Dic, Navidad.
31 de Dic, Fin de año.
“Anoche fue “Noche Buena” y
Hoy es “Navidad”…
¡los “cohetes” no dejaron de tronar, ni “Hachi” de ladrar!