“El corrido del Caballo Blanco“ "... ¡con la mira del llegar al Norte!" (Primera parte)

“El corrido del Caballo Blanco“ «… ¡con la mira del llegar al Norte!» (Primera parte)

Había tenido el «Examen Profesional» (junto con Octavio Pérez M. y Francisco Orbezo H.) en la «Universidad La Salle» de la Ciudad de México, a finales de octubre del 1978.
Para celebrar tal acontecimiento Octavio y yo planeamos salir de viaje (Paco se quedaba por motivos de trabajo).
El examen fue un viernes, el sábado afinamos algunos detalles y el domingo ¡emprendimos la aventura!
Existe una canción de nombre:
“El Corrido del Caballo Blanco” (del inolvidable José Alfredo Jiménez) donde en uno de sus párrafos dice:
“que un día domingo feliz arrancara”… y nosotros hicimos lo propio en el «Renault 12» blanco de Octavio.
Uno de los acuerdos era alternarnos «el volante» cada ocho horas.
Salimos de México rumbo a Guadalajara,
“ con la mira de llegar al Norte”
Entramos a la «Perla de Occidente» donde luego de dar «una vuelta» por la ciudad nos fuimos a dormir a «buena hora», ya que a la mañana siguiente nos esperaba una «larga tirada» en la que atravesaríamos Nayarit hasta llegar a Mazatlán.
Era la primera vez que los dos visitábamos esas playas.
(en alguno de mis anteriores escritos comenté que en «la pensión de Atlanta #147» habían vivido, entre otros, los hermanos Collar: Pepe y Quique oriundos del mencionado Puerto).
Ya instalados en el hotel me contacté con Quique (el menor de ellos).
Fue muy grato volverlos a ver: nos informaron sobre la ciudad y sus atractivos, hicimos un «recorrido»regresando a descansar para poder seguir con «nuestro programa».
Al otro día cruzamos todo el Estado de Sinaloa pasando por su Capital Culiacán;
de ahí es Marielos (otra compañera de la «Pensión») quien desafortunadamente se encontraba fuera de la ciudad. Seguimos a Ciudad Obregón donde tampoco puede localizar a «la China».
… hubiera sido muy agradable saludarlas a las dos.
Como dije, nos turnábamos para conducir:
un día tocaba que uno manejara en la mañana y el otro en la tarde. Al otro día cambiábamos y así sucesivamente.
En la travesía de Obregón a Hermosillo se ponchó una llanta,
(por analogía con la canción del «caballo blanco»:
«…dicen que cojeaba de la pata izquierda»)
curiosamente fue la llanta trasera izquierda la que se «picó» ¡Jajaja!
Como era muy noche cuando llegamos a Hermosillo, aunque difícil, logramos encontrar dónde hospedarnos.
Antes de dejar la Capital sonorense quisimos hacer un «tour relámpago» ya que nuestro cometido consistía en ir todavía más hacia el Norte.
Pasamos por Nogales, Sonora, cruzamos el famoso «desierto de la Rumorosa»
(impresionante ecosistema árido y seco con el que cuenta la República Mexicana;
¡una experiencia digna de vivir!- anexo video)
..ubicado en el límite con el Estado de Baja California,
entonces conocida como Baja California Norte “BCN”,
hasta tocar San Luis Río Colorado, Son.
Conducíamos por un costado de la frontera con «Los Estados Unidos» a través de carreteras áridas y grandes extensiones de plantaciones de algodón, propias de esa Región, «tragando kilómetros» con el afán de llegar a la “Esquina de Latinoamérica”:
Tijuana, Baja California (“tierra libre de impuestos” en esos años)
otro de los propósitos de nuestro viaje ya que en aquella ciudad fronteriza vivía una hermana de mi madre la querida tía Mercedes Ruiz viuda de Foglio a quien visité cuatro años antes (también escribí sobre ello ) al igual que sus cinco hijos. Fuimos recibidos, apoyados y orientados con el incomparable trato cariñoso y hospitalario que siempre nos han brindado tanto a mi como a mis invitados.
El «caballo blanco” (ó «Renault 12» blanco) descansaba de la larga travesía.
Con la familia recorrimos ampliamente la ciudad parando en casa de la tía Mercedes, desde donde fuimos y retornamos tanto para visitar San Diego como Los Ángeles, California (“ya conocía la ciudad” ).
Una vez internados en la «Unión Americana» tuvimos que adquirir (a sugerencia de mis primos Foglio) un «seguro para el auto», recomendación que por su experiencia sabían nos convendría.
Lugar obligado para visitar en «Los Ángeles» es “Hollywood”, la entonces denominada «Meca del Cine»,
(aunque yo prefiero el «cine europeo») sobre todo para Octavio que como he narrado es un “cinéfilo” o “movie’s lover”.
Estuvimos en «barrios» como el «Chino», «Beverly Hills», «Centro», «Malibú», «Long Beach», «Santa Mónica», etc., etc., y los «Condados Turísticos».
Regresamos a «nuestra base» Tijuana donde nos sugirieron adquiriéramos unos boletos de avión para San Francisco saliendo del «Aeropuerto de San Diego/Centro».
Estuvimos casi tres días en «la Ciudad de las subidas y bajadas” por tranvías
(algunos de los que «dio de baja» Veracruz y allá los renovaron).
Ahí tratamos de adquirir pasajes para ir a «Las Vegas» pero, debido a «las inclemencias del tiempo» y de «nuestra billetera», nos fue imposible…

“Nadie se da cuenta de lo hermoso que es viajar hasta que vuelve a casa y descansa sobre su almohada vieja y conocida”. – Lin Yutang

…ESTA HISTORIA CONTINUARÁ…

*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.

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