Corría el año 1978, fungiendo como Responsable de las Compras en «3M» («Manufacturera de Maquinaria Mexicana»), cuando conocí a Roberto Álvarez ( argentino ) Director de Ventas y representante de la empresa «Hydraulic Supply Co.» («bombas hidráulicas» ) en Houston, Texas quien llegó a visitarme hasta la avenida 11 y calle 19, en Córdoba donde se armaban dichas máquinas.
La primera vez fuimos a comer al Restaurant-Bar (en la esquina de avenida 5 y calle 17) conocido como «Cantina La Victoria», fundada por Don Manuel Díaz quien desde su fotografía, colgada en el Salón Principal, observaba a los comensales; su hijo Eloy detrás de la barra y las nietas preparando las inolvidables botanas. En las mesas atendía Panchito un mesero «fuera de serie» cuando le pedías la cuenta se paraba frente a la mesa y, al cálculo, decía «x» cantidad, era raro que fallara… Se le pedían cervezas, las ponía en fila y en décimas de segundo las abría, ahhh nunca apuntaba la comanda! En ese entonces existía una ventanita de cristal, que daba a la avenida, por ahí se surtían «pedidos especiales» (ya que, en aquella época, como cualquier cantina, había un letrero que decía : » prohibido el paso a mujeres, menores de edad, y uniformados…»)
¡Qué cambios ! Ahora esas diferencias quedaron en el pasado.
«La Victoria» se convirtió en el lugar preferido del proveedor Roberto, así como de tantos empresarios, banqueros, un sin número de gente del mundo de los negocios de la Región y de otros lugares que, atraídos por la fama y el prestigio del lugar, ahí se daban cita.
Localizada entre mi casa (ya casado ) y «3M», por la mañana veía que Eloy Díaz desde el balcón daba instrucciones a una camioneta procedente de Alvarado diciéndole: «30 kilos de Camarón, 20 kilos de Mano de Cangrejo, etc,, etc.», y así diario se repetía la compra de mariscos y pescados frescos. Otra de las razones del éxito del lugar, dicen, era la elaboración de ricos postres preparados por la esposa del Sr. Díaz. ¡Toda la familia tenía que ver hasta el nieto, también de nombre Eloy (mi compañero de clases desde 5o de primaria hasta 3° de secundaria) quien, dentro de esa Dinastía Gastronómica y a la fecha, mantiene de manera exitosa y con fama internacional el «Restaurante Casa Díaz»!
En una ocasión que pasé por Roberto al Hotel no puede reconocerlo por su cabello (otro color y rizado). Me contó que Marlene (su esposa puertorriqueña) dueña de un Salón de Belleza le había aplicado un tratamiento; también me comentó que él había organizado un Show en una pista de hielo ubicada en la misma Plaza donde su esposa tenía el negocio además de que consiguió un convenio con MacDonald’s que, en la compra de un «paquete de hamburguesa», se daba un pase para asistir a la pista de hielo, ver el show encabezado por Roberto y participar en la rifa de un tratamiento. Ésto y la capacitación del personal en ventas formaba parte de las muchas horas que, los sábados, Roberto le dedicaba al negocio de ella con el propósito de vender más tintes y cápsulas para el cabello. Además de que, a manera de ahorro, sacaba la basura 3 veces a la semana y compró los muebles necesarios en un «garaje sale».
Cabe decir que cuando Roberto dejó su natal Argentina montó en un barco de «polizón» con rumbo al norte, «dando tumbos» después de 20 años llegó a Puerto Rico conoció a Marlene y desde su casa llamó a la novia que tenía en Argentina para pedirle matrimonio. Al recibir una respuesta negativa se volteó a Marlene y le pidió matrimonio, ella le dijo ¡si ! … Pero que la abuela tenía que dar su consentimiento, se lo autorizó con la condición de que Roberto tirara los pantalones rojos que tenía.
Así fue como luego, llegaron al país del «Sueño Americano» residiendo en Houston,Tx.
Platicaba Marlene que un sábado llegó Roberto al «Salón de Belleza» ; acostumbrando a ir a lavar el auto y regresó en un «Ferrari» (el dueño manejando su viejo auto) cuando le preguntó: ¿te gusta el «Ferrari»? obviamente ella le contestó qué ¿si estaba loco?. Roberto le devolvió las llaves al dueño del lujoso auto diciéndole : no le gustó a mi esposa, no hay trato, no te lo compro . Más tarde le comentaría a ella: «ya manejé un Ferrari, recorrí Houston en Ferrari»!!!
En una ocasión nos invitó a Dolores y a mi a su casa. Nos regaló unas piedras brillosas contándome que eran piedras preciosas y después de bla, bla, bla me encargó ¡qué las cuidara mucho, que las conservará como algo muy especial ! … ¡Ja!
Al cabo de unos cuatro años cuando yo trabajaba en la Agencia de Publicidad: «Doyle Dane & Bernbach» (en la ahora CDMX) regresando de visitar a mi cliente «Pan Am» (Línea Aérea ), pasé por el «Auditorio Nacional» y al ver que había una «Expo del Petróleo» supuse que ahí estaría Roberto. Lo busqué, lo encontré y cuando me vio juró que su intención era localizarme; ahí llegó un fotógrafo con la foto que le había tomado a Roberto, explicando lo relacionado a su «maquinaria» AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, ¡misma que le vendió carísima! Tomó la foto como trofeo y me dijo: «¡vámonos ésto es más que suficente para justificar este viaje…»!
Fuimos al hotel donde se hospedaba: «Presidente Chapultepec» (ahora «Presidente InterContinental»).
Habló con Marlene le dijo que al otro día, sábado, tenía que venir a México, que pasarían el fin de semana con los ROS, luego habló a la «Hertz», y después de diálogos y enojo (simulado) le trajeron un auto a la puerta del Hotel. Recorrimos la ciudad sábado y domingo hasta la tarde que conseguimos entradas a la «Plaza de Toros México»; ya en «los tendidos» y bebiendo de «la bota» del espectador de enseguida gritaba: ¡ole, ole ! , aparentando ser un aficionado pero siendo, en realidad, todo un «villamelón»… Terminamos en un Restaurante Argentino, cerca del «Coso de Insurgentes» famoso en aquel entonces y con una «cola» enorme, logró que nos sentáramos en el mejor lugar.
Fue hasta el lunes que regresó a Houston y nosotros a trabajar. Dolores en «Mennen» y yo en «DDB»…
Años después me enteré que Roberto se convirtió en el Vicepresidente para América Latina de otra empresa de «Maquinaria Petrolera» multiplicándole el sueldo y prestaciones laborales …
~Había una vez unos «pantalones rojos»…~
Marlene también seguía exitosamente aplicando sus «Tratamientos de Belleza» ya en una mejor Plaza Comercial…
Recordando a Roberto diría:
*» El que es perico, donde quiera vende «*
* si ven a un tipo así avísenme porque increíblemente le perdí la pista… Seguro que seguirá vendiendo !