“Esos aromas, aquellos sonidos …en la memoria”

Es increíble cómo nuestro cerebro tiene almacenados aromas o sonidos de la infancia…
Olores o ruidos de antaño que quedaron guardados en nuestra memoria…
¡Esa memoria olfativa o auditiva!

Aquel olor del “ropero” de la abuela Isabel, aquel sonido de la duela del piso en la casa de la familia de mi madre en San Andrés, el aroma de los panecillos que salían del horno de la abuela Pepita.

El “pitido” del “silbato del tren” por la madrugada en mi Ciudad natal.

Recuerdo el olor del lápiz al sacarle punta en mi primer día de clases en 1960… Uffff.

Escuchar la tonada de “el triángulo” del vendedor de churritos de harina cuando pasaba frente a la casa.

El aroma que emanaba abrir la caja fuerte de mi padre o el olor a buñuelos que cocinaba mi madre en invierno.

Recién casado el olor peculiar de los “tradicionales equipales” (“…un asiento prehispánico elaborado de madera y piel 100% a mano y es tan mexicano como “el tequila” y “el mariachi”) que estaban en la casa de mis suegros en Taxco, Gro.

Y también de la casa de mis padres el exquisito olor que despedían las empanada que preparaba Don Lauro el de “los Peñascasos” o los taquitos fritos del Restaurante “El Taquito”, así como a dos cuadras, una señora que hacía “pinole” (lo anterior mencionado en algún “Gastando Zapatos”).

Entonces:
«El recuerdo de un aroma… despierta la memoria en el alma”
…en segundos me remito a aquellos tiempos.
Afortunadamente son sólo gratos aromas de lindos momentos, los que quiero recordar.
Sin referirme a sus pasajeros hace varias décadas podía diferenciar, por el olor de sus peculiares estructuras, entre los “Metros” de Madrid, París o Londres. En la actualidad al formar parte de “la globalización”, ya no los percibo tan característicos y ¡diferentes!.

¡Ahhh cómo omitir el sonido estridente de la televisión cuando se perdía “la señal” o cuando se encendía!
¡Eso me causaba ansias!

…y si de fragancias se trata, imposible postergar las de los jabones “Maja” y el perfume “Myrurgia” que usaba mi madre o el “Vetiver de Guerlain” que se ponía mi hermano Roberto en su juventud.

Bien dicen que:
“El perfume es algo invisible y sin embargo un accesorio inolvidable; de ahí que existen perfumes que huelen a recuerdos”

¡Aromas de antaño guardados muy dentro de mí, que brotan incontenibles en cuanto los percibo evocando con ello nostálgicas vivencias!
¡que increíble es nuestro cerebro!…

“Es en el cerebro donde todo tiene lugar”
Oscar Wilde

“…Los pensamientos los concebimos en nuestra mente, pero con la ayuda del cerebro es que ocurre el trabajo o proceso a nivel físico…”

“…En el pasado solo se podía pensar en la mente como un sofisticado mecanismo de relojería; hoy hay quien la compara con una moderna computadora…”

Mencionar los últimos días del mes de diciembre es hablar de significativos olores y sonidos propios de los preparativos para despedir al “Año Viejo” y darle la bienvenida al “Año Nuevo”. Inevitable recordar aquellos aromas de la cocina como el de las castañas, el ponche de mi mamá o los guisos tradicionales de “bacalao” y los representativos “romeritos”, así como el olor que guarda la ropa invernal de bufanda, abrigo o guantes.

Y si de sonidos se trata la costumbre de escuchar el repicar de las campanas, los estruendosos “cohetes”, “fuegos artificiales” y “toritos” listos para desearles:
¡Feliz Año Nuevo 2023…!
Disfrutando de nuestra memoria olfativa o auditiva.

”Cuando ya no sepas a dónde ir, sigue el aroma y el tañer de tus sueños”

…continuemos “Gastando Zapatos” este 2023 que inicia, con el ferviente deseo de salud y bienestar.
Felicidades!!!