Estando en una cafetería de Madrid,
donde quedé de verme con mi amiga “Mary González”
(también conocida en nuestra familia como Maruja Guerrero de quien ya me he referido en anteriores escritos)
acompañada de Reina su hija mayor,
mientras «nos poníamos al corriente» de las últimas noticias de cada cual a la vez que intercambiábamos regalos que ellas mandaban a la familia y la familia les había enviado a ellas,
me «agarró» un acceso tremendo de tos
(debido a que había «pescado» un fuerte resfriado días antes)
a lo que Mary, invariablemente bondadosa y servicial, le pidió al mesero:
-“tráigale una infusión de “tomillo con menta poleo” .
Madre de varios hijos y muchos nietos conoce como pocas los «famosos remedios de la abuela».
No bien el camarero había puesto “la tetera” sobre la mesa cuando ella se ofreció a servirlo y yo precipitadamente a tomármelo
(así de caliente como estaba)
pensando en que sería más rápido
“el resultado “…
¡AU! grité por la tremenda quemada de lengua pero soportando lo más que pude.
A lo que Mary exclamó:
-¡“está su padre”!
yo la veía fijamente mientras repetía:
-¡“está su padre”!
para mi esa expresión era novedad ya que en México solíamos decir «¡está padre!» que significa:
muy bueno, bonito, estupendo, admirable… (puros adjetivos calificativos positivos)
así que cuando Reina regresó a la mesa, al escucharlo de su mamá me explicó:
-«Cuentan que hace muchos años estaban dos personas que no se tenían mucha confianza.
Uno de ellos bebió un sorbo de café y sintiendo cómo le quemaba por dentro pero (como decimos en México) «aguantando vara», le empezaron a rodar unas lágrimas.
Preguntandóle extrañado el otro:
-“¿qué le pasó?”
-«Fue darle el primer sorbo al café☕ y acordarme de mi padre contestó,
(con el fin de no hacer sentir incómodo a su acompañante)
-…y ello me da sentimiento» .
Posteriormente el otro tomó el café.
Al sucederle lo mismo de quemarse, tolerar y por ello rodársele las lágrimas, cuando fue cuestionado por el acompañante contestó:
-“¡me acordé de SU padre!»
Desde entonces, varias décadas atrás, quedó ese acontecimiento como anécdota pero sobre todo como «dicho»:
-¡”Está su padre!”
Un hallazgo que quise compartir contigo, querido lector, «Gastando zapatos» en uno de esos viajes a la «Capital española»
*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.