Gandía, La Safor ...Valencia

Gandía, La Safor …Valencia

Así que llegué nuevamente a Gandía a la casa de mi familia (Chata, Tino y mi par de sobrinos).

Había ocasiones en las que acompañaba a mi hermana Chata al mercado como lo hacía de niño con mi madre en Córdoba.

Íbamos por Luis Arturo y Montse (que entonces eran niños) a recogerlos al colegio.

Salíamos en las tardes a “Gastar Zapatos” por el “Paseo de las Germanías ” y después Chata les compraba la merienda: 
“una media noche con una galleta cubierta de chocolate” (¡marca “Bimbo”!) en “período escolar”, ya que en época de vacaciones de verano, con un calor intenso, se acostumbraba ir a la “Playa de Gandía” o a otra de la Región a “bañarse” al mar (como dicen allá) para refrescarse.

También visitamos parcelas donde había cultivo de naranjas. 

A Tino (mi cuñado) le gustaba el agua de Bellreguart (pueblo, ya he dicho, de los abuelos paternos). 

Llevábamos garrafas para llenarlas y ésa era el agua que se tomaba en casa.

Recuerdo que por las noches, una vez estaban acostados los sobrinos, cenábamos en “el salón” frente a la televisión con programas entretenidos, algunos cómicos como “Tip y Coll” (ya relaté sobre esa pareja artística) algún programa musical conducido por “Íñigo” (mencionado en otro de mis “escritos”).

Cómo olvidar la “fuente” con apróx. 50 sardinas, la ensalada de tomate, la barra (baguette) de pan y la botella de vino que colocaba mi hermana Chata frente a nosotros? Yo me comía no menos de 20 sardinas dejando (como en las “caricaturas”) el esqueleto “mondo y lirondo”. Tino no se quedaba atrás; los tres disfrutábamos aquel exquisito festín y yo más, su inigualable compañía. Sobra decir que a Gandía llegué pesando 59 kilos y al regresar a México pesaba 70. A “leguas” se notaba todo lo que había comido, bebido y gozado en ese inolvidable viaje en 1977.

A menudo bajábamos al “Bar Sánchís” a tomar una cerveza (“caña”) o un vino (“chato”). Ahí Chata siempre pedía una “ensaladilla rusa”. Décadas después hemos regresado (hoy atendido por el hijo). Aquí he saboreado el “Arroz al horno valenciano” (Arròs al Forn). Me agrada estar ahí; sus platillos me saben a “nostalgia”.

¡ehhh chiquet!

Hace más de 40 años había también allá una floreciente cafetería que tenía varias sucursales: 

“Cafeterías Tano”. 

Al correr del tiempo, me enteré, cerraron ese gran negocio. Años después, en uno de mis viajes a Gandía encontré abandonado lo que en su tiempo fue el local principal de “Tano”.

Dice Bill Gates, fundador de Microsoft:
“Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones del fracaso”

Como he estado relatando, de Gandía iba y venía a diferentes puntos de España destacando que cuando “Gastaba Zapatos” era acompañado de un oriundo (ya fuera familiar o amigo) del lugar que visitaba haciendo con ello una marcada diferencia al conocer de cerca sus pobladores, raíces, costumbres, comidas, etc.

Así que para entender algo de la Provincia y Comunidad Valenciana, en especial “La Comarca de La Safor”

(cuya Capital es Gandía) me acompañó mi prima Paqui Llopis y sus amigos.

Recorrí parte de aquellas tierras en las que cabalgó Rodrigo Díaz de Vivar “El Cid Campeador” a lomos de “Babieca”, uno de los caballos más conocidos en la historia de la Península Ibérica… 

“…En el Siglo XI una nueva incursión almorávide intentó recuperar Valencia para el islam, pero cerca de Gandía fue derrotada por Díaz de Vivar al frente de las tropas cristianas en la “Batalla de Bairén”…” 

Con la Chata y familia fuimos a la montaña a comer “paella a la leña”.
Con mi prima y comparsa asistimos a “verbenas”, “romerías”, “fiestas del pueblo”.
Fuimos al “Frontón Valenciano” ó “Trinquete” a ver jugar “La Pilota Valenciana”.
Estuvimos en “El Bingo” y luego sus amigos y yo nos fuimos a una “Discoteque” con buen ambiente juvenil.
En fin alternar, vivir y “Gastar Zapatos” por doquier.

Estuve en una “reparadora de calzado” donde había un zapatero ya mayor y con mucha experiencia con quien me gustaba platicar y que no sólo me remendó unas botas que me regaló Rafael sino que me obsequió un “antiguo bolso de cartero” y unas alforjas también de cuero todavía más antiguas (que obviamente cargué con ellas a mi regreso). 

Me quedaba horas escuchando sus padecimientos e historias sufridas durante la “Guerra Civil Española” que dejó, comentaba, un País desolado.

“La economía española creció entre 1960 y 1973 más que ninguna otra de Europa… ”no sin cargar con las huellas sociales resultado de la “guerra civil”.

Fueron infinidad de experiencias y aventuras que acumulé y metí en esas alforjas dádiva de aquel hombre sabio que inesperadamente se cruzó en mi Camino. (en el próximo escrito trataré de resumir “¿qué frutos recogí de lo que coseché en más de 10 meses allá?”).

Meses de intensa convivencia inclusive con grupos de variadas tendencias políticas.

Nunca planeé estar en situaciones específicas como las percibidas en aquellos meses, menos me imaginé de niño que viviría y absorbería parte de la cultura de la tierra natal de los abuelos paternos; en ese Bellreguart donde disfruté las fiestas llenas de colorido e iluminadas con sus “cuetes” o “petardos”, donde todavía quedaban familiares Llopis rama de la abuela paterna.

Me he preguntado:
¿Casualidades o Causalidades?

Mientras llegue el día de definirlo mi mente y mi corazón solo abrigan agradecimiento: 
A mi familia de allá y de acá, a mis amigos (en especial a mi inseparable compañero de viaje:
Octavio) ¡hoy mi querido Compadre!.

A Dolores mi novia que meses después y desde entonces es mi esposa con la bendición de Dios.

Finalmente, pero en primer lugar, mi gratitud hacia Dios que día a día fortalece mi alma y sostiene mi Fe!!!

“…Ya por la ciudad de Burgos 
el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva 
detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, 
mujer y varón, a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!…”
“…verso 20 del ‘Cantar del Mío Cid’…”

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Luis Eduardo Ros

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