¡”Gastando pizarrones” por las aulas como profesor!

¡”Gastando pizarrones” por las aulas como profesor!

Tenía 11 años de edad cuando los sábados a las 4 de la tarde íbamos, como parte de una formación educativa, con un maestro (Hno. Lasallista) a invitar (sonando una campanita) a los niños del barrio para enseñarles “el Catecismo”. Ahí fue donde descubrí mi gusto por educar.

A los 15 años catequizaba a niños menores de 10 años y cuando contaba entre 16 y 17 años lo hacía a preadolescentes de 12.

Para mí era un gusto aquella convivencia apoyado por “el franelógrafo” (“…tablero forrado de fieltro, algodón u otro tejido que permitía la adherencia de figuras poco pesadas a los que también se les había colocado fieltro o lija en la parte trasera…”).

Así transcurrió el tiempo hasta que en el 1974 estudiando “Administración de Empresas” en la Universidad mi querido amigo y compañero de “Carrera” Guillermo Tortolero L., que en ese momento trabajaba en una Escuela Superior auspiciada por “EVM” (“Ejecutivos de Ventas y Mercadotecnia”) me invitó a impartir una materia de ”Administración” (ya relaté sobre ello).

Tenía 21 años cuando preparaba a alumnos de 40 que, aunque eran ejecutivos en diversas empresas, no poseían un “título universitario” lo que les impedía sobresalir y por consiguiente percibir un mejor salario. Personas deseosas de aprender que llegaban al aula a plantear problemas de “la vida real” surgidos en sus responsabilidad del día a día.

¡Indudablemente para mí fue una extraordinaria experiencia!

-“Una vez más gracias Memo por haberme brindado esa oportunidad mientras estudiábamos en la ULSA”.

¡Fue allí donde confirmé mi vocación como docente!
¡Pararme frente a un auditorio e impartir mis conocimientos me genera una emoción muy especial, la adrenalina a tope!

Transcurrieron los años y a mi paso por diferentes empresas era común que en mis ratos libres me colocara frente a un pizarrón y en un espacio reducido “gastara zapatos” con grupos de alumnos en distintas Universidades enseñando las diversas ramas de la “Mercadotecnia”, tema medular del trabajo que en ese momento desempeñaba, con ejemplos prácticos y actuales de “teoría aplicada”.
Fueron años de logros y satisfacciones que “echaba” a mi “costal de experiencias”, en los que más que impartir obtenía conocimientos.

“Quién se atreva a enseñar,
nunca debe dejar de aprender”

Es escuchar otros puntos de vista, otras corrientes de pensamiento; transmitirles a los discípulos la importancia de “pensar” en vez de “memorizar”: “estudiar razonando”.
“…Enseñar a pensar supone formar a alumnos con mayor capacidad de reflexión, pensamiento crítico y autonomía, unas cuestiones básicas para toda la vida independientemente de la actividad que desempeñen en un futuro…”

Décadas atrás, como maestro, mi propósito era explicarles cómo analizar y evaluar la consistencia de los razonamientos, es decir la aptitud del estudiante para resolver problemas dentro y fuera del aula” por lo que los alumnos que demostraban tener esa capacidad se merecían mejores calificaciones, ya fuera en exámenes orales o escritos además de observar su interacción y desempeño a lo largo del curso.

Yo disfrutaba toda esa trayectoria y el progreso que obtenía el alumno desde el principio hasta el fin del “período escolar”.
Justo por ello me complacía mi labor como profesor en los centros de enseñanza superior (Universidades):
-lograr que los alumnos tuvieran y persiguieran sus sueños, más allá de obtener al final el anhelado “Título Universitario”.
-Lograr, por encima de cualquier meta profesional, ser mejores seres humanos ya que al hacerlo conseguirían no solo una mejor retribución económica sino la ética que en lo sucesivo sería su mejor “Carta de Recomendación”.
-Combinar lo práctico con lo romántico de acuerdo a los objetivos que se persiguen.

Uno como maestro da la pauta para ir moldeando las cualidades y fortalezas de los educandos, para lo cual hay que “gastar zapatos” (recorrer) el salón para conocer un poco el carácter de cada pupilo apostado en los mesabancos/pupitres o cuando pasaban al pizarrón:
“…que sigue siendo uno de los recursos fundamentales que emplea el profesor para ilustrar los contenidos que expone a lo largo de la clase. Adecuado para anotar preguntas, puntos de vista, enunciados, problemas y soluciones, permitiendo la participación del alumno y fomentando su interés…”

“…Hay alumnos motivados en aprender para crecer en lo personal y para acceder al mundo profesional…”

En contraste con aquéllos que sólo quieren cumplir con una necesidad o una obligación pero sin poner ánimo, cuidado o atención.
«Hay maderas que nomás no agarran el barniz»
dice un “refrán popular”.

Recuerdo muchas anécdotas con infinidad de alumnos en varias de las Universidades en las que tuve el privilegio de impartir cátedras.
Mencionaré una inolvidable que me dejó honda huella como profesor:
Era mediados de los 80tas. cuando en un último curso de la “Carrera de Licenciado en Publicidad” en la

“Universidad de la Comunicación” (UDC) , asistían dos alumnas hebreas (nacidas en Israel y viviendo en la CDMX), ambas amigas entre sí, amas de casa, madres de hijos jóvenes, esposas de altos funcionarios judíos en México; una de ellas casada con el “Director General de la Aerolínea Nacional de Israel” “ELAL” (que en breve sería promovido a Nueva York), tomaban conmigo la materia de Mercadotecnia IV.
Cada inicio de Curso yo describía lo que se estudiaría así como la “bibliografía” recomendada. La materia la impartía una vez por semana durante 4 horas Cuando ellas llegaban a clase me percataba que el tema a tratar ya lo habían investigado en diversas “fuentes”, cuestionándome las dudas que les habían surgido.

Como era (repito) el último año de su “Carrera” y estaban elaborando su “Tesis Final”, me solicitaban asesoría al término de las clases; algunas veces regresábamos a nuestras respectivos hogares pasadas las 22.00 horas.
A la señora que se mudaría a Nueva York, le urgía recibirse para irse ya titulada. En el inter, para aligerar el menaje, vendía sus muebles y enseres de casa así como coordinaba todo lo relacionado a la mudanza hacia los EUA… etc., etc.; además de mostrar total dedicación a mis enseñanzas en la Universidad.
Yo, ante esa actitud, me esforzaba aún más para darles aquel extra que buscaban para lograr lo extraordinario.

«El desafío de un docente está en generar experiencias de aprendizaje para motivar la capacidad de asombro de los estudiantes».

Esta vivencia me dejó muchísima preparación ya que capté de estas dos señoras judías, más de lo que pude aportarles.

Posteriormente fui invitado junto con Dolores (como maestro) a su pomposa “Celebración de Fin de Cursos”.
Ahí conocí a sus esposos, los dos me dijeron:
-“Usted es el profesor de quien habla mi esposa”…
¡Ésa (como narré renglones arriba) es una de las muchas satisfacciones que obtuve al “gastar pizarrones” en mi paso como mentor!

“Enseñar es dejar huella en la vida de una persona”.

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A través de una vida ligada al Turismo, a la Comunicación, a la Promoción y la Mercadotecnia hoy la tecnología me permite transmitirte, en diversos canales, los diferentes ámbitos de algunas de mis experiencias, ocurrencia, anécdotas, etc. por el mundo, tanto como turista como por estudioso del Turismo.

Es por ello que, con gran emoción, te presento a: «Gastando Zapatos», deseo disfrutes de mis escritos y me encantaria escuchar tus comentarios, ya sea a traves de este sitio web o alguna de mi redes sociales.

Turismo son experiencias !
“Viajar es conocer y conocer es vivir “
Tu amigo e incansable viajero…
Luis Eduardo Ros

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