Los deseos de “El Fin de Año 2019” de que el ‘2020 fuera inolvidable se puede decir que
“acertaron errando”:
como expliqué
(en otro de mis escritos)
fue en enero de este año (‘2020) cuando accidentalmente me rompí los “ligamentos cruzados” de la pierna izquierda, después sucedería el aislamiento obligado por la “pandemia COVID-19”.
(yo desde entonces he estado confinado en mi casa).
Durante varias semanas hasta que finalizó el característico invierno xalapeño usé unas pantuflas cerradas color miel.
Al comienzo de la primavera ya era autosuficiente para caminar y moverme.
En una habitación de la “planta baja”, a unos pasos de la “cochera” tenía, entre otros muebles, un escritorio casi sin utilizar. En ese cuarto recibía fisioterapia del
F.T. Manuel Molina que complementaba con unos ejercicios en “la elíptica” ahí instalada. Posteriormente empecé a decorar y a utilizar tanto el espacio como el escritorio de acuerdo a mi gusto y necesidades para así cumplir con mis responsabilidades desde mi ya acondicionado “estudio”.
Con las altas temperaturas que azotaron la Región a partir de marzo, cambié de pantuflas a unas sandalias color café las cuales usaba todo el día (desde que me despertaba hasta que me dormía)
“Iba y venía con mis sandalias”
El estudio quedó tan acogedor que era llegar al escritorio y quitarme las sandalias que me volvía a poner a la “hora de comer”. De regreso al “estudio” me descalzaba otra vez;
una nueva y reconfortante sensación ese contacto directo con la tierra. Todo era sencillez, simplicidad, vivir el día a día con:
una camiseta, un “short” (pantalón corto) y mis imprescindibles sandalias color café.
“i Qué felicidad !”
Tuvo que surgir un cambio drástico
(y transcurrir más de trece lustros) para llegar a una conclusión así:
“se puede vivir con menos y tener más”
Las horas volaban y en esa “oficina” continuaba la rutina laboral:
recibía visitas con “tapabocas”, la “sana distancia”, el tapete higienizado/“sanitizador”, el “gel”, “alcohol” y todos los “protocolos” de la “nueva normalidad”.
…yo con mis sandalias color café que me quitaba cuando me quedaba con un mínimo de colaboradores. Lo he estado “resaltando” ya que mi mamá nos acostumbró a no andar sin zapatos.
Recuerdo lo raro que me parecía ver en las películas norteamericanas cómo las mujeres llegaban y dejaban las zapatillas “por ahí”, así como observar a los hombres deambular en la casa “en calcetines”.
Qué decir de los japoneses:
“Los Genkan (玄関) son áreas de entrada tradicionales japonesas para una casa o un departamento, como una combinación de un porche y un tapete de bienvenida. La función primaria del genkan es para quitarse los zapatos antes de entrar a la parte principal de la casa…”
“Si nos remontamos a la antigüedad en África, Asia y Europa, varias civilizaciones tempranas tuvieron esa práctica: cuando regresaban del mundo exterior se quitaban el calzado porque era la forma simbólica y física de remover las impurezas antes de entrar en la casa…”
Hoy más que nunca se aplica esa costumbre a causa de la “epidemia”, así como el saludo de mano
(pero ése es otro tema).
Llegó el verano; a “esas alturas” había “gastado” tanto las útiles sandalias que una de ellas se rompió, mandándola “raudo y veloz” a reparar.
Fueron años de “gastar zapatos”,
me tocaba ahora, por “la contingencia” “gastar mis sandalias color café”
fabricadas para “servir” y
i Bien que lo han hecho !
..han sido muchas horas de acumular experiencias y ser de gran utilidad “sin rechistar”. Ja!
Ahora listas nuevamente para seguir “dando batalla”,
Perooooo surgieron las lluvias y con ellas la humedad. Mucha humedad en el ambiente; ésa que distingue a Xalapa y a toda la “zona centro” del bello Estado de Veracruz. La que al mojar los zapatos en horas o pocos días,
los cubre del típico “moho”.
Al cabo de unos días empecé con molestias en las piernas. Lo comenté con una de mis eficientes colaboradoras
(experta en representar y convivir con integrantes de “Ensambles Folclóricos”, por tanto familiarizada con todo lo que se refiere a pies y piernas)
y me dijo:
-“Es resultado de andar tanto tiempo descalzo en el piso ahora frío ”.
“LA EXPRESIÓN:
«EL FRÍO (en este caso la humedad) ENTRA POR LOS PIES» ES CIERTA, YA QUE SE PRODUCE UN TRASPASO DE FRÍO AL ESTAR EN CONTACTO CON EL SUELO”
i Un adagio que constantemente me repetía mi madre !
Así que guardé las “sandalias”,
(que seguirán acumulando días y años)
y me puse calcetines y unas pantuflas negras semi cubiertas.
Esas sandalias testigo de tantas y tantas vivencias quizá, algún día, entren a mi maleta para viajar como en otras ocasiones a lugares de playa o de calor; aunque tengo algún otro par prefiero las “gastadas” amoldadas a mis pies.
“Tus zapatos viejos son solo una muestra de tu recorrido por la vida”.
Cómo habrán leído:
en esta “cuarentena”
(de cientos de días)
han sido las “sandalias color café“ con las que he
“gastado zapatos”.
Mientras llegan el otoño y el invierno seguiré utilizando (como dije) las pantuflas negras.
“Antes de juzgar a una persona camina en sus sandalias”