No es la primera vez que menciono a mi amigo Héctor Luis pero quiero, en ocasión de su fallecimiento acaecido este lunes 24 de junio pasada la “Noche de San Juan”, recordar que lo conocí un mes de diciembre de 1992 en el “Museo de Antropología de Xalapa” cuando una “Delegación Alemana” visitaba la “Atenas Veracruzana” mientras él y yo, además de atenderlos, charlábamos a “nuestra anchas”. Héctor Luis (para mi “el tocayo”) era un extraordinario conversador, siempre con una anécdota qué contar…
Rememorar que con su padre que tenía como pasatiempo “tirador” y “cazador” al igual que el mío, asistíamos a los eventos de este deporte aunque en ese tiempo (años 60tas) no nos conocíamos. Más de tres décadas después platicábamos mucho sobre los mismos “campos de tiro” tanto de Xalapa, Veracruz Puerto, Córdoba, Orizaba, Puebla, así como nombrábamos tiradores famosos que ambos conocíamos: los hermanos Vázquez Raña (“Los Olegarios”) de la Ciudad de México.
Luego de un tiempo descubriría que la afición principal de Héctor Luis era “La Pesca”, no así la mía; sus mayores anécdotas giraban en torno a su lancha pesquera y la caña de pescar.
Nuestra relación de trabajo surge fungiendo él como empresario de “Estructuras Metálicas Galindo” (“…fue una próspera fábrica de estructuras de acero que estableció su padre a finales de los años cincuenta…”) y yo como funcionario estatal de la “Secretaría de Desarrollo Económico” a través de las “Cámaras” conocidas como (“… los organismo que, en este caso, representan al Sector Industrial de México…”). Décadas después Héctor Luis formaría parte de la antes citada oficina “SEDECO”.
A raíz de nuestra convivencia junto con la de los otros Ejecutivos de esa Dependencia se formó un grupo de amigos con sus esposas que con los años se fortaleció:
Juan Fernando y Maricarmen,
Sergio y Pili,
Toño (+) y Nora,
Héctor Luis (+) y Lupita,
Enrique y Gina (+),
David (+) y Lú ,
Luis Eduardo y Dolores.
Héctor Luis fue un sibarita amante del “buen comer” y de las “buenas bebidas”. Siempre recordaba los viajes que hacía junto con su papá ya fuera a comer o a comprar suculentos manjares con el fin de organizar un banquete o una celebración especial, sin olvidar adquirir algún accesorio o aditamento “ad-hoc” para resolver cualquier imprevisto.
Traía a la conversación temas de cuando “Metálicas Galindo” construyó escuelas de metal en Costa Rica o sus viajes a “La Exposición Universal de Sevilla 1992” donde llevó el “mástil papanteco” para la ceremonia ritual prehispánica de los “Voladores de Papantla” y la de peripecias que pasaron él y su equipo para lograr el éxito veracruzano en tierras andaluces. Igualmente contaba sobre otro viaje de trabajo con su compadre Pepe Morán (+) a Asturias.
Oírle recrear esos pasajes era toda una odisea muy agradable.
Ahhh sus últimos y entrañables viajes fueron al “Viejo Continente” donde actualmente reside su hijo con su familia. Precisamente de Austria trajo unos sombreros tiroleses “…también llamados “alpinos”. Un modelo que se adorna con plumas y un cepillo confeccionado con el pelo de gamuza. Un ejemplar muy relacionado con la montería, caza y pesca…” (repito de la qué tanto gustaba Héctor Luis). Cuando se presentó la ocasión me los prestó para recrear mis crónicas de “Gastando Zapatos”.
Muy alto y corpulento gustaba cuidar su presentación que lucía con mucho porte.
La mayoría de sus relatos incluían otro de sus temas preferidos: “la gastronomía”. Verlo saborear desde el más sofisticado de los platillos hasta una sencilla “salsa huevillo” era “hacérsele a uno agua la boca”.
Entrar a restaurantes de tradición como “La Pérgola” era constatar el trato especial que se le daba desde su llegada hasta su retirada.
¡Ni qué decir!, en su momento, de los restaurantes de su compadre David Bouchez (+) donde recibía una singular atención, además de halagarlo con “los platos de la temporada”.
Cómo gozaba degustar los alimentos cuando nos juntábamos en grupo ya fuera en un restaurante, en alguna casa o cuando Lupita nos atendía en la de ellos ofreciéndonos sus, entre otros platillos, deliciosas “tortitas”.
Si se trataba de la “cocina de la Cuenca del Papaloapan” era otro manjar a saborear ya que su apellido materno Delfín viene de Tlacotalpan y esas raíces las tenía muy grabadas en varios aspectos, máxime en lo que a cocina ribereña se refería haciendo gala de exquisito sabor.
…Cronista consumado y muy ameno, conocía muchos de los “entretelones” no sólo de Xalapa sino también de varias Ciudades del Estado.
Conocimiento y relaciones era lo que le sobraban a Héctor Luis.
Otro tema de su preferencia era la Política. Se sentía feliz en el “Grupo” que formamos sólo de hombres
(como el “Club de Tobi”) llamado “DEL PURO”; cuando nos reuníamos para hacer “predicciones políticas” le dábamos en su “mero mole”.
Una de sus principales características fueron las ganas de vivir y el luchar contra las adversidades particularmente de salud, contando siempre con el apoyo insuperable de su amorosa Lupita especialmente en la última etapa de su padecimiento en la que requería cuidados constantes los 365 días de cada año.
¡Bravo Lupita amiga, esposa, compañera incondicional de Héctor Luis!
Se nos ha adelantado el “Gordo Galindo”
¿Quién nos describirá con tanta fruición los diferentes menús?
¿Quién “nos mantendrá al tanto” de los acontecimientos recientes de la Capital y de la Región?
¡Y de tantos otros temas, porque hablar de Héctor Luis da para escribir muchos renglones más!
Se ha ido
EL LUCHADOR,
El AMANTE DE LA VIDA,
EL AMIGO (“mi tocayo”).
El 24 de mayo, un mes antes de su deceso publicó en “Facebook”:
“También hagan viral esto
El Señor es mi Pastor
nada me faltará”
¡Qué en Paz Descanse
Héctor Luis Galindo Delfín!