«La siesta veraniega en Atenas «

Habíamos comprado un vuelo chárter en Londres, con nuestra «credencial de estudiante» («student card») para volar de Zurich -Atenas como clásicos «mochileros», a los 23 años, mi amigo Octavio y yo.
Reunimos un equipaje bastante pesado por los meses vividos en Inglaterra y las semanas «gastando zapatos» en algunos países de Europa.
Aterrizamos a «altas horas de la noche», pernoctamos en un «Hostal de jóvenes» (sorprendiéndonos que al poco tiempo, apróx. las 5 am., comenzara el movimiento en Atenas); dos tipos muy rubios de Johannesburgo, Sudáfrica fueron quienes nos empezaron a platicar sobre lo anticipado que iniciaba «el día» en aquella República Helénica y sí, pues a pesar de ser tan temprano había actividad como si fuera mediodía en cualquier otra metrópoli.
Dijeron :
por las altas temperaturas, en verano, los horarios son muy diferentes.
las camas solo están «vestidas» con una sábana, almohada y funda.
Dormimos algo incómodos porque teníamos mucho calor.
Salimos a la avenida por ahí de las 10 am y difícilmente encontramos dónde desayunar.
Observamos que había pocas personas en la calle las cuales iban «desapareciendo» a medida que los rayos de sol caían «a plomo».
Fuimos a comprar unas sandalias que, a partir de ese momento, reemplazaron los tenis adquiridos meses atrás.
Entonces ahora era «gastar sandalias»
(que guardo, al igual que tantas cosas, como recuerdo de aquel viaje).
…el calor sofocante y nosotros con el propósito de conocer y recorrer las tierras de los grandes filósofos (Platón, Sócrates, Aristóteles, Sófocles, Esquilo, etc. etc. ) algo de cuyas enseñanzas habíamos conocido a través de las cátedras impartidas por los «hermanos Lasallistas».
Ni las etimologías griegas, la lógica o su abecedario (que nos exigían aprender en la escuela) nos sirvió para poder identificar, aunque fuera, el nombre de las calles y sitios a recorrer.
(años después cuando regresé a Grecia, afortunadamente, encontré señalamiento en letras greco-latinas).
Después nos enteramos que parte de la rutina de los ciudadanos griegos en lugares de veranos tan calurosos como Atenas, incluye el regresar a sus hogares a «pasar las horas de extremo calor», tomando una «siesta» después de comer.
Y nosotros pusimos en práctica el refrán…
«A donde fueres haz lo que vieres» así que los siguientes días nos «echábamos un coyotito» después de la comida.
Posteriormente nos contó Konstantino Panagiotou, nuestro amigo griego, que a la fecha sigue vigente la costumbre de la «siesta en forma» es decir:
en la habitación, corriendo las cortinas, abriendo la cama, poniéndose la piyama y como si fuera de noche…¡a dormir!
No importa el tiempo con el que se cuente para tomarse ese descanso, además de que todo ese ritual tiene un efecto psicológico positivo y resultados eficientes para seguir trabajando con mayor productividad.
«¡ usos y costumbres !»
… ¡ y el bochorno … continuaba !
Los meses anteriores habíamos pasado fríos y el contraste con el calor de la «de la Ática» ocasionó que lo padeciéramos aún más.
¡Lo que se conoce como sensación térmica !
Cuando atardeció y se metió el sol empezó a refrescar y nosotros nos dirigimos a «la Plaka» «..también conocido como el Barrio de los Dioses debido a su cercanía con la Acrópolis. Es el barrio más antiguo de Atenas, además de una de las zonas más atractivas y animadas de la ciudad..» lugar donde aprendí a romper platos simplemente por tradición. «..la cual tuvo su inicio hace 4.000 años. Es una manera de mostrar desapego por los bienes materiales y alegría en las fiestas…».
Recordé el «zorba el griego» (de las bodas, quince años y fiestas de mi juventud); las canciones de Demis Roussos, Nana Mouskouri o el famoso piano de Yanni con su música, su presencia siempre elegante y su característica cabellera larga.
La cocina griega se basa en la dieta mediterránea aunque tiene influencia turca, sin faltar las frescas ensaladas con enormes aceitunas negras.
Regresamos al hotel a «buena hora» para poder «madrugar» al día siguiente y ganarle tiempo al sol.
Entre «omegas», «sigmas» y «alfas» continuamos nuestro recorrido por la bien llamada «cuna de la civilización occidental»
«..Grecia por su cultura generó un gran comercio internacional, porque ésta fue la madre de la democracia y de otros sistemas políticos no monárquicos. Su cultura extraordinaria, su arte, su literatura, su arquitectura la llevó hacer lo que hoy en día es, una de las grandes maravillas y uno de los conmemorables lugares del mundo..».
Después llegamos al «Estadio Panatenaico» lugar donde se celebraron los primeros Juegos Olímpicos de nuestra era, en 1896. Ahí se encuentra, orgullosamente, esculpido en piedra el nombre de México por celebrarse en 1968 los Juegos Olímpicos cuya mascota fue «la paloma de la paz» y el lema de los juegos decía:
«ofrecemos y deseamos la paz a todos los pueblos de la Tierra».
Y simulando una carrera en el tartán, hicimos un recorrido con nuestras utilísimas sandalias en ese significativo Estadio.
«ya sas»

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