”Llegó el Lechero, llegó cantando…”

”Llegó el Lechero, llegó cantando…”

Hay costumbres que han cambiado a través de los años y una de ellas es el reparto de la leche (“…Llamamos genéricamente leche a la que proviene de la vaca, aunque hay otros cuadrúpedos que la generan como las cabras, ovejas etc etc., ya que es la más consumida a nivel mundial. La leche es uno de los alimentos más completos que podemos encontrar. Debe ser así ya que estamos hablando de lo único que se alimentan las crías de los mamíferos durante la primera etapa de la vida.)

Mis primeros recuerdos que la leche llegara a casa, hace más de seis décadas en la “Calle 6” de mi natal Córdoba, proviene del ruido producido por las herraduras de los caballos que traían al repartidor (el típico vaquero con sombrero, botas, espuelas, camisa a cuadros, pantalón con cinturón ancho y hebilla grande) del importante líquido alimenticio.

¡Cargando dos cántaros de metal grandes al frente, dos en ambos lados y otros más en las ancas!

Un vaso medidor de metal (de un litro) que también servía para, al golpearlo contra la vasija, llamar la atención de los compradores. Sonido agradable que por el escaso número de habitantes y la quietud de la ciudad se podía escuchar dónde se estuviera.

Dependiendo del ya descrito repartidor, que algunas veces era el mismo que realizaba la ordeña al amanecer, era el grito que se escuchaba para anunciar su producto.

Había quién hacía el reparto bajándose del caballo, tocando la puerta y gritando: ¡LA LECHEEE! o los otros que atendían desde su montura.

Cuando llovía o el típico “chipi chipi” de por estas Regiones, el repartidor traía la llamada “manga” y el protector plástico de su sombrero. “Mangas” o “impermeables” que los cubrían muy bien; al principio eran cafés y con el tiempo aparecieron unas de color amarillo intenso.

A la fecha hay una expresión: “Pareces caballo lechero”
“…comparativo para insinuar que estás exhausto o desvelado; basado en el animal que carga las pesadas garrafas del repartidor de leche desde la madrugada…”.

La leche que se vendía se llamaba “leche bronca” o “leche cruda”. En México se consume desde que se cría ganado bovino; los encargados de ordeñar las vacas solían tomarla frecuentemente como parte del desayuno.

Por otro lado había quien la hervía y al hacerlo generaba una rica y envidiable “nata” lista para untarse en un pan acompañado de un humeante café, té o chocolate…mmmmm!!!

“…Es igualmente un ingrediente muy presente en nuestra forma de cocinar y es excelente para dar textura a nuestros platillos, elaborar salsas o cremas, siendo un elemento esencial en miles de recetas de platos dulces y salados…”

Aquella exquisita leche proveniente de vacas bien alimentadas podía convertirse, en el peor de los casos, en “leche adulterada” o “bautizada” al agregarle agua, “Maicena” y hasta otros “pseudo ingredientes” para hacerla rendir.

Con el correr de los años y la inclusión de la tecnología empezó a dejar de escucharse el ruido de las herraduras de los caballos en el pavimento de la ciudad, sustituyéndolos por unas camionetas de redilas con los cántaros o recipientes de plástico y los llamados “vaqueros” fueron canjeando sus botas con espuelas por otros tipos de calzado, a la vez que cambiaban el grito del lechero por los ruidosos bocinazos del claxon.

En algún viaje a la Ciudad de México me llamó la atención ver circular una rejillas pequeñas con 6 envases de vidrio (de a litro) con sus tapas rojas de aluminio (semejantes a botellas de vino “tipo italiano”).

En las películas de los años 50’s o 60’s se veían “expendios de leche” contenida en ese tipo de botellas, al igual que frascos vacíos que se cambiaban por llenos en las entradas de casas o portales de alguna de las “vecindades” de la Capital de México, para luego introducirse al resto de la Provincia y empezar a escuchar una palabra muy sofisticada: “Leche Pasteurizada” “…proceso térmico que se realiza en líquidos, en este caso leche, con la intención de reducir la presencia de agentes patógenos que pueda contener la “leche recién ordeñada”…”.

Los años transcurrieron y se dejaron de gastar herraduras, zapatos y posteriormente neumáticos para dar paso a la distribución de la leche en envases “Tetra Pack” (que protegen los alimentos sin necesidad de conservantes ni refrigeración, ahorrando energía..”) a una población que se había multiplicado geométricamente en nuestro País.

Aun así todavía en poblados pequeños se podían encontrar los caballos con sus cántaros de metal y aquellos “lecheros” con sus botas y sombrero. Inclusive estaban los que usaban botas de plástico altas para protegerse los pies al igual que las “mangas” cambiaron de material. Todo se iba modernizando.

“Blanco y en botella, leche”
Refrán Español

Alguna vez escuché preguntar a un niño ¿cómo se fabricaba la leche que venía en la caja?.
Cabe entonces señalar que uno de los objetivos para desarrollar el “Turismo Rural” es que los niños que habitan las ciudades vivan la experiencia de la ordeña de una vaca y ver de dónde procede ese producto.

”La vida es una constante evolución, sorpresiva para algunos y algo planeada para otros…”

A mi “generación” le tocó vivir esa evolución de recibir al lechero a caballo hasta, en la actualidad, acudir a una tienda de conveniencia y escoger entre la amplia pluralidad que ofrece el mercado. 

“…Sin dejar de mencionar la gran variedad de “leche en polvo” o “deshidratada”, alimento indicado especialmente para bebés de 6 a 12 meses de edad…”

Hoy es común en las “cafeterías” escuchar, cuando de pedir un café con leche se trata, el siguiente repertorio: “…Todas nuestras bebidas están elaboradas con “Leche Light” como estándar, pero tenemos más opciones si desea: “Entera”,” Deslactosada”, “Deslactosada Light”,” Soya”, “Leche de Coco”, etc.,etc, hasta “Orgánica”. También contamos con una opción libre de azúcar y lactosa…”

¡¡¡Ahhh si vieran todos esos cambios mis abuelos!!!

A propósito de leche, en 1963 surgió una canción (“El lechero” de Hugo Blanco y Juan Puente Guerrero) que decía más o menos así:
”¡llegó el lechero!, Llegó gritando, ¡Llegó el lechero!, Llegó cantando”, ¿a cómo el litro?, ¡A 1.20!

“El de lechero, oficio de aventureros en peligro de extinción”

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