» no me gusta que me den calabazas » !

Dice el refrán : » a fuerza ni los zapatos entran «…

Quizá tenía 9 ó 10 años de edad cuando sentado a la derecha de mi padre en la mesa del antecomedor, lleno por tantos hermanos, mi mamá me sirvió el primer plato :

«crema de calabacitas»,

se bendijo la mesa y…

¡todos a comer!

Yo empecé a darle vueltas a la cuchara sopera, subía y bajaba mientras ella me decía:

«Lalo cómete la sopa».

Todos se acabaron la sopa, mi papá observaba

«cómete la sopa» también me decía.

Todos terminando de comer, entonces me cuestionó firmemente:

» ¿vas a comer la sopa? «,

y yo sin saber qué contestar dije :

» es que … «

«¡es que nada!» se exasperó

una vez más: ¿vas a comerte la sopa?

A pesar de todo esta historia tuvo un final amargo…… luego, a la hora de la cena, recuerdo que había unos apetitosos antojitos para todos los demás pero a mí me esperaba un plato de la tan «llevada y traída» «crema de calabacitas» la que ¡tuve que comer entre un remolino de emociones!:

Enojo, rechazo, lágrimas, hambre, capricho, rebeldía, malos pensamientos hacia mis padres:

¿Por qué?

¡qué injustos! (pensaba)

Tiempo después estando en 5o de primaria en el «Colegio Lasalle» (1963) existía el llamado «medio internado» para aquellos alumnos que venían a la Escuela de los alrededores de Córdoba. Como entonces la escolaridad era de doble turno (matutino y vespertino) esos alumnos comían en «la Casa Salle» y los Hermanos LaSallistas cuando querían premiar algún alumno «aplicado» lo invitaban a comer a su mesa…Por tanto el Director Dr. Francisco Leonel de Cervantes Lechuga (posteriormente Rector de la Universidad LaSalle en CDMX, Presidente de las «Escuelas Cristianas en el Mundo», quien me regaló un Cristo el día de mi Boda y que conservamos con gran aprecio desde entonces (1979) un personaje, para mi, único y muy querido) me comunicó que estaba invitado «tal día» a comer con ellos.

Sentados a una mesa redonda cinco Hermanos y yo nos dispusimos a saborear con los modales de cortesía que entre ellos el Hermano Demetrio Romano (también, como el Hermano Cervantes, «testigo de mi «Boda Civil ) me iba remarcando:

comer la «sopa aguada» sin sumergir la cuchara para que ésta no vaya tan caliente a la boca y así evitar el tener que ¡»soplar para enfriarla»! y…..

voy viendo como primer plato:

«crema de calabacitas»,

de segundo ¿qué creen?:

«arroz con calabacitas»,

de tercero… Síííí:

«calabazas rellenas de queso».

¡Y el postre llegó!:

«dulce de calabaza», …

¡Increíble !

También me recordó que otra de las reglas de urbanidad es:

¡no dejar comida en el plato!

Entendí que mis padres habían hablado con el Director….

Pese a que han pasado muchos años desde aquel día sigo pensando:

¡»no me gusta que me den calabazas»!

(ni nada que tenga qué ver con «coles de Bruselas», «brócoli», etc., etc.,…)

aunque en una de las últimas visitas a España conocí, comí y me gustó «el calabacín» (un tipo de calabaza más alargada)y  ya en México lo conseguí y lo cociné…

Dolores se quedó con «el ojo cuadrado» como lo estarían mis padres si lo hubieran visto.

¿Será que ellos finalmente lograron su cometido ?

¿Terminarán gustándome ?

¿o será que si se les hace un corte a los zapatos entran a la fuerza?  ¡JA!

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