“Periódico El Mundo” y el Dr. Othón Arróniz Báez (+)

Era niño y me gustaba ir a una juguetería, (para ver tras el escaparate los “soldaditos de plomo” alineados como en un batallón desfilando con uniformes muy coloridos además de otros juguetes) ubicada en la Avenida 1 casi esquina con Calle 8. Ahí me compraron, cuando tenía 7 años, un camión de circo pequeño con jaula cuyas rejas se levantaban para meter a los animales que venían incluidos.
¡Cómo me gustó ese juguete!

Lo recuerdo como si fuera ayer …Para ser más exacto mejor que ayer, porque algunos sucesos de la semana pasada no los recuerdo …uuupppsss!!!

Contigua a ese establecimiento se ubicaba la “Imprenta Trueba” y ahí mismo una rotativa donde se imprimía el Periódico “El Mundo”, de la familia Arróniz Báez.

Lo poco que sé de la historia del ”Periódico” es que Othón Arróniz Báez y Billy Scully fueron prácticamente el alma de la fundación del “Diario”.

“Los primeros números no los recuerdo en detalle, pero pienso que en general causó una buena impresión y empezó a mejorar poco a poco. Estoy seguro que “El Mundo” contribuyó a la sociedad. Sus páginas fueron testigos del crecimiento de Córdoba; juntos fueron evolucionando…”
(Lic. Zevallos Paniagua)

Después de un tiempo se trasladaron a los bajos del edificio de “La Latino” esquina Avenida 3 y Calle 1, justo contra esquina de el “Palacio Municipal de Córdoba”.

El señor Arróniz Báez obtuvo el “Doctorado en Filología” en la “Universidad de Madrid”, mientras su hermana Amelia se encargaba de los negocios (imprenta y periódico). El mostrador de la imprenta era atendido por un señor de baja estatura y con lentes de nombre “Panchito”.

Posteriormente “el Periódico” creció y se cambiaron a su propio edificio en la Ave. 3 entre Calles 11 y 13, quedándose la “Imprenta Trueba” en la esquina de “La Latino”.

El Doctor se casó y formó su familia de cuatro hijos.

Los años transcurrieron y un grupo de inversionistas cordobeses se unieron para rescatar al “Equipo de Béisbol “Los Cafeteros de Cordoba”, siendo campeones en 1972.

Ese año surgió un periódico competencia de “El Mundo” denominado “Periódico 2001“ (propiedad de Chara Mansur y otros socios) que, años más tarde fusionado con “Los Soles”, (de “La Cadena García Balseca”) quedaría con el nombre de “El Sol de Córdoba”.

En los años 70tas. “El Mundo” ya publicaba, aparte de en Córdoba, en Tehuacán, Poza Rica y la “Cuenca”; aquí unos eran “diarios” y otros “semanales”.

Fue en 1978 a mi regreso de Europa (escribí varios “Gastando Zapatos” sobre ese largo viaje) y luego de presentar mi “Examen Profesional” cuando mi amigo Paco Orbezo H. me consiguió una cita con el Dr. Othón Arróniz Báez en su casa localizada cerca de “El Hospital Inglés” en la Ciudad de México. En esa cita me ofreció ser el Gerente Administrativo de la “Cadena de Periódicos El Mundo” en la oficina Matriz de la Ciudad de Córdoba. Aquí se imprimían el “Diario de Córdoba” y el “Semanario de la Cuenca del Papaloapan”.

Contaba con: una “Rotativa”, (“…Unos rodillos enormes por los que pasan los periódicos recién impresos a una velocidad vertiginosa…”) las “Oficinas Administrativas”, las “Oficinas de los Periodistas, las de “Los Editorialistas”, así como las de “Publicidad”.

Ahí llegaban en las tardes a entregar sus notas los reporteros que circulaban por la calle; éstas pasaban por los “Linotipos”: (“…que son los que permitieron la industrialización de la prensa escrita…”) “…una caja donde se acomodaban los “tipos” componía letra por letra, cada línea hasta formar una sola pieza. El “operador” se sentaba durante varias horas frente al teclado, donde se iba armando el contenido sobre placas como si fuera un pequeño humano; le ponían las “cabezas” (títulos) y los “pies” (a las fotografías) de acuerdo con el espacio y el “pase” o varios “pases” (se indicaba dónde continuaba la información con la leyenda: “Sigue en la página…”).

Luego se subían las planas formadas al “Área de Fotografía”, a “quemar las láminas” instaladas en unos enormes rodillos ya con el formato del periódico normal que conocemos, aunque para el semanario salía en formato “tabloide” (con dimensiones menores que las ordinarias, que contiene fotograbados informativos).

El proceso final de impresión era espectacular utilizando unos rollos gigantes de papel que se obtenían en la empresa “PIPSA”, (distribuidora del papel) procedentes de la Ciudad de México.

Continuaba el trabajo nocturno por varias horas para que (por la mañana) el “Diario” saliera como si fuera “pan sacado del horno” para ser repartido por los voceadores que con voces chillonas gritaban por las calles o “puntos claves” de la Ciudad: “El Mundo”….”Mmmuuunnndddooo”!!!

“..Antes “los voceadores de noticias” eran los verdaderos “dueños de la mañana” ya que eran ellos quienes daban inicio al día, gritando por toda la localidad las noticias más relevantes no solo de la Ciudad o País, sino de todo el Mundo…”

“…Solamente se les permitía gritar los títulos de las noticias. Su voz se fue disipando y aunque hoy ya no escuchamos su peculiar clamor, los voceadores se posicionan como uno de los gremios más antiguos, respetados e importantes de esta población…”

Entre los columnistas de “El Mundo” en esos años estaban: Don Rubén Calatayud, Gilberto Orozco, Juan Apodaca (Sociales), Tomás Setién (Deportes), Paco Andrade y Coria (Fotógrafos).

Un día, estando en su casa de Córdoba, llegó a la oficina del periódico el Dr. Arróniz y me mandó llamar:
-“Necesito que vaya a la frontera de Laredo Texas a recoger el equipo nuevo para imprimir el periódico…”

Tomé el avión a Nuevo Laredo, hice los trámites necesarios con el “Agente Aduanal” y realicé las diligencias pertinentes para que salieran a Córdoba las nuevas y flamantes rotativas para que “El Periódico” contara con la “tecnología de punta” de aquella época. Un vuelco de 180grados ya que ahora los trabajadores (algunos renuentes al cambio) en vez de sentarse al fondo con sus lámparas para corregir aquellas “cajas”, cambiarían su trabajo manual por el automatizado de las computadoras.

“El cambio nunca es doloroso, sólo la resistencia al cambio lo es”
Buddha, filósofo

A raíz de aquello hubo rostros nuevos (principalmente de jóvenes) que se integraron al “Mundo”.

Fue muy gratificante ver a mi regreso la cara de felicidad del Dr. Arróniz:
-“¡Licenciado, comentó, finalmente se hizo realidad un sueño con este equipo moderno para el “Periódico”!
(reitero que fue en el año 1978) Personal como el “Director Editorial”: Guillermo Scully, Berlín de “Publicidad”, José Barquero en “Producción”, expresaban emoción por esa moderna y radical variación en el “Diario”.

¡Yo lo guardo como un hecho relevante en mis inicios profesionales, joven y con la cabeza llena de ilusiones!.

El Dr. Arróniz contaba con un grupo de amigos cercanos dentro de la sociedad cordobesa.

Siempre tendré presente el excelente trato que recibí tanto de él como de su esposa la Sra. Clementina Huerta. Ellos, como relaté, tuvieron 4 hijos: Mónica, Raúl, Marisol y Julia.

Así mismo su hermana Amelia tuvo una hija: Mª Eugenia Barquero Arróniz esposa entonces de mi compañero y amigo (repito) Francisco Orbezo Hernández, de cuyo matrimonio nació Yara Guadalupe Orbezo Barquero.

Vienen a mi memoria pasajes interesantes como: el famoso “Sorteo Anual” que hacía “El Mundo” a sus suscriptores con muy buenos premios como autos y hasta casas habitación.

Igualmente cuando tenía la oportunidad de platicar con los reporteros sobre la información que recababan. Toda clase de temas, unos interesantes, otros “peliagudos”/espinosos”…

¡Un mundo con muchas aristas dentro de “El Mundo” que aportó un importante caudal de experiencias y conocimiento a mi ámbito profesional y laboral!

Y los reportajes aparecían todas las mañanas y diariamente un sorprendente suceso a publicar.

Me tocó cuando sucedió el incendio que devastó “La Fábrica de Aceites Patrona”. Noticia a “8 columnas” que acaparó la atención total (por varios días) de “El Mundo”:
-“Periódico El Mundooo”
-se incendió “La Patrona”
…y así cada día una primicia… ¡una novedad que dar, una noticia que pregonar por las calles! 
-“El Mundoooo”

“Largo era el camino de la noticia para llegar a las manos de los lectores en décadas pasadas; desde los reporteros que recorrían por toda la ciudad sin más que una libreta y su cámara, hasta los técnicos que daban forma al periódico y los voceadores que lo repartían”
Nayeli Reyes