Coincidimos un grupo de colegas (Sector Turismo) en Buenos Aires, Argentina cada uno con diferentes encomiendas, pero llegado «el domingo de futbol» nos coordinamos para asistir al «Estadio Alberto J. Armando» (popularmente conocido como «La Bombonera») propiedad del «Club Atlético Boca Juniors» ubicado en «el barrio de La Boca»
(una zona muy interesante compuesta por inmigrantes procedentes, en su mayoría, del «Antiguo Continente»).
Un amigo argentino se ofreció a conseguir «las entradas» llevándonos antes, en una «camioneta van», a:
“Il Matterello”
(restaurante italiano)
muy rica comida así como esmerada la atención de su dueño Stagnaro, amigo de quien coordinaba.
Ya en la cancha, boletos en mano, nos dieron un largo recorrido por fuera del campo; nuestros asientos estaban colocados hasta arriba atrás de una portería
(habían sido los únicos lugares disponibles)
¡qué frustración!
Además dado que en los «estadios argentinos» no se vende ni se permite tomar cerveza algunos integrantes de «la porra» (“hinchas”) entran «bien servidos», por tanto los sanitarios en esa “Zona General” no abastecen a la «fanaticada» ocasionando «un caos» tanto dentro como fuera de los baños así como a lo largo de los pasillos.
¡Gente a «diestra y siniestra», «las gradas» «a reventar»!.
¡Aquéllo era un desastre por lo que decidimos salirnos!.
Todo el regreso fue un reclamo constante contra el amigo que compró los boletos. Él argumentaba que como aficionado del “River Plate” («acérrimo enemigo» «del Boca») desconocía la organización de los asistentes a ese sector del «Estadio»
(aprovechando la excusa para “tirarle” al “contrincante” , iJA!). Fue así que terminamos viendo “el partido” por TV en un departamento que rentó alguien de los del «Grupo» que viajamos de México.
Se repartieron comisiones:
cervezas, hielo, botana, atención a invitados, etc. (yo ayudaba a organizar la TV )
Al encender el televisor se escuchaba la transmisión, la narración de los comentaristas, pero lo único que se veía era la imagen de las gradas… todos pensamos que era un enfoque provisional hasta que se escuchó el grito de:
¡ Gooooooooooooooool !
¡Y «la señal» no aparecía!
Cuando se le preguntó a uno de los argentinos que regresaron de las compras el por qué de «esa falla», comentó que era a causa de no haber pagado «los derechos» (PPV); lo que significaba que sólo escucharíamos al locutor
(¡qué risa!).
Apegados al dicho que «al mal tiempo buena cara» no faltó quien propusiera:
¡Vámonos a verlo al «bar»!
El lugar seleccionado se llamaba:
“ Locos por el Fútbol”
(muy «ad-hoc» para la concurrencia)
Como ya no contábamos con «la van» tomamos tres taxis.
Una vez acomodados en un rincón del mencionado «bar» el reloj marcaba «el minuto 83»
(o sea que restaban apróx. 7mins.)
tiempo suficiente para que después de que nos trajeran la consabida cerveza el árbitro «pitara el final»…
(se nos congeló la risa).
¡Todos con caras «entre disgusto y desilusión» tuvimos que aceptar prescindir del futbol en la ciudad capital de
«Argentina donde muchos viven este deporte en medio de una pasión desenfrenada, propia de aficionados que respiran y hablan de él incluso hasta 24 horas al día si fuera posible».
Yo, ferviente seguidor del «balompié», he podido asistir varias veces a estadios en Buenos Aires (ya escribí sobre ello) y confirmo que resulta toda una ¡experiencia inolvidable!
«Detrás de cada patada al balón tiene que haber una idea».
Dennis Bergkamp. (1969. Ex-Jugador de la Selección Nacional de Holanda y Ex-Jugador del Ajax de Amsterdam, del Inter de Milán y el Asenal F.C.)
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*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.
