Estaba una mañana, a mediados de los años 90’s, en la Oficina de Turismo en Xalapa cuando me avisaron que tenía una «larga distancia» de Lima, Perú.
Me dijo: soy Germán Rijalba, Director de Cenfotur (Centro de Formación en Turismo) Perú, 🇵🇪. He preguntado por un caso de éxito en Turismo de Aventura y me han hablado del «destino Veracruz», por lo que deseo que venga a Perú para que nos devele ¿cuál es su secreto?
Todos los gastos del viaje corren por nuestra cuenta así como un recorrido extra de tres días más por lugares turísticos de nuestro País. Me pareció una oferta tentadora, atractiva y oportuna para promocionar Veracruz, así que a las semanas estaba montado en una aeronave, de la desaparecida línea aérea «AeroPerú», llegando a un Aeropuerto, podría decir, con un clima casi siempre nublado (lo he constatado las veces que me ha tocado aterrizar ahí). Cené con Germán (que conocí esa noche y que me atendió extraordinariamente) sin faltar el famoso «Pisco sour».
Al día siguiente estaba haciendo el recorrido en «Cenfotur», en ese entonces, la Escuela de Turismo con más reconocimiento en el País Andino, visitando las excelentes instalaciones entré a un aula donde estaban en clase los alumnos (una experiencia que me sorprendió y recordó las escuelas en México hasta los 60’s y quizá 70’s) ya que al entrar con el Director el maestro dejó de hablar y simultáneamente se levantaron todos los alumnos hasta que, al pasar frente a la clase, el Director diera la orden de: » pueden tomar asiento» 😱😱😱.
Luego caminamos al final de las edificaciones hasta un jardín que daba a una barranca con una construcción importante a un costado, fue cuando me comentó: es la casa de Vargas Llosa. También conocimos un «centro de bebidas y coctelerías» recién inaugurado y auspiciados por un fondo de apoyo español.
El Evento era al próximo día estando invitada otra conferencista: la Directora de la Escuela de Turismo de Castilla la Vieja en España (el Gobierno Español donaba recursos para apoyar a la Escuela peruana). Me explicaron que era una estrategia para que Perú entrara al desarrollo del Turismo de Aventura, así que España 🇪🇸 y México 🇲🇽 participarían con un planteamiento técnico (el primero) y práctico exitoso (el segundo).
Invitaron a 11 municipios interesados en ese tema.
Tuvo buenos resultados la convocatoria ya que asistieron los 11 Alcaldes.
Ana, la conferencista española, había condicionado su viaje a Perú siempre y cuando conociera Machu picchu y, tal cual, se organizó su viaje conmigo incluído ya que también habían ofrecido mostrarme dicho «santuario histórico».
Tomamos el avión a Cuzco: Ana, un maestro antropólogo de Cenfotur (hijo del más reconocido antropólogo y Arqueólogo del Perú) y yo.
Aterrizamos en ese aeropuerto andino a 3,350 m.s.n.m.
Ya con todas las recomendaciones pertinentes «de la altura» nos registramos en el hotel, sugiriéndonos dormir o al menos descansar.
Yo con muchos menos años y habiendo vivido mucho tiempo en la Ciudad de México (a 2,200 metros) no le di la importancia debida a todo lo recomendado. Me levanté y platicando de «ventana a ventana» acordé con Ana, aprovechar el tiempo y adelantar para conocer más esta famosa ciudad. Subimos a una camioneta doble cabina y abordamos 4 personas (sumándose el guía conductor) nos llevaron a comer a un lugar típico que era una especie de «tortería mexicana» donde al entrar vi ,en trozo, «queso de puerco» de cerdo o como le dicen ahí «queso de chancho». Yo pedí mi emparedado con una lonja gorda, bien gorda, rebasaba fácil los 5 cms. tan rica que me animé a pedir otra aunque, por la escasez de tiempo me la dieron «para llevar» pero, no encontré ningún obstáculo para ¡irméla comiendo en el camino! «A media torta» llegamos a la Catedral y se me ocurrió dejarla en la «repisa» de una de las torres, para no entrar con alimentos al Templo.
En plena explicación empecé a ver borroso y a marearme, regresé discretamente a la camioneta, me subí y ya no recuerdo nada (como si hubiera perdido el conocimiento ) «altura+chancho-the de coca-descanso» y uuuuiiii la mitad de mi torta quedo ahí afuera de Catedral.
Desperté en un «Mirador» donde se puede ver todo Cuzco y sus techos de color rojo además que desde ahí poder admirar esta ciudad colonial …🏘
Recuerdo que la Catedral tiene sus torres bajitas y robustas, igual que la de la Ciudad de Oaxaca, todo un tema de diseño y construcción por estar localizada en una zona sísmica y teniendo en cuenta que se construyó hace aprox. 500 años…
Regresamos al Hotel, esta vez, a uno que fue Monasterio muy famoso en Cuzco y que en su «lobby» había varios y grandes termos de «thé de coca» (bebida que usan los andinos para prevenir y minimizar los efectos de la altura). Yo, para remediar lo sucedido, empecé a beberlo en grandes cantidades y luego me fui a mi habitación a reposar «después de niño ahogado, tapen el pozo» … ¡Muy lindo el Hotel Monasterio!
¡Nos preparamos para ir por la noche a dar una charla a los prestadores turísticos de Cuzco !
Yo todavía un poco mareado pero mejor; al final nos llevaron a escuchar música y resultó interesante y muy agradable la experiencia en un lugar cerrado, con «un grupo» que tocaba cualquier tipo de música con «quena», (todo con un toque andino) gente escuchando, otros bailando y otros bebiendo «Pisco».
Yo me fui temprano a descansar para recuperarme…. y seguía tomando «thé de coca».
Desperté con el tañir de las campanas de lo que fuera el convento; el ambiente con sabor al monasterio de cualquier lugar donde llegaron los misioneros al continente hace cientos de años. Así hasta el comedor donde desayunamos ligeramente por lo que nos esperaba el resto del día.
Salimos con las maletas en mano que dejamos en la camioneta. Nos llevaron a un escampado donde abordamos un helicóptero de línea comercial; empezamos a subir entre montañas y cañones recibiendo explicación de lo que íbamos observando; llegamos a una estación de ferrocarril inundada de vendedores con artesanía peruana, sobre todo textiles, las lanas de llamas y alpacas «a la orden del día» así como el gran colorido de los artículos manufacturados por las manos andinas; abordamos haciendo un recorrido no muy luego bajamos para tomar unos minibuses por un camino muy sinuosos hasta el final del viaje, todos con la gran expectativa por llegar a uno de los lugares fantásticos del planeta considerado desde 1983 «PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD». Siempre contamos con la amena y completa explicación del maestro arqueólogo y….¡a caminar! Yo ¡»no me lo creía»! estaba emocionado sólo pensar estar pisando ese sitio milenario de la «cultura Inca» una de las más sofisticadas de la América precolombina – prehispánica dio origen a uno de los imperios más grandes «El Tahuantinsuyo» comparable a los existentes en la Europa o Asia antigua
Hicimos el recorrido y nos mostraba a lo lejos en lo alto de la montaña el «Camino Inca» impresionante cómo lograron llevar el agua hasta allá ¡hace cientos de años !
Hubo un momento que Ana se alejó hasta el lugar más alto y a lo lejos pude observar que se tendía en el piso acostada boca arriba y con los brazos extendidos. Luego de unos minutos que nos volvimos a reunir le pregunté el significado de ese rito, explicó que ella entendía (en su proceso místico) que al llegar a un santuarios histórico de la humanidad había que Dar Gracias. Entonces hizo otro rito, me pidió acostarme boca abajo con los brazos extendidos (formando una cruz) hacer meditación, entrar en contacto con la Divinidad Suprema, con el Creador (en mi caso Dios) y agradecer el haber llegar hasta ese techo del mundo. ¡Fue de escalofríos … » una linda experiencia íntima con uno mismo en Él»!
Posteriormente me explicó Ana: «por ésto crucé el Atlántico, por ésto condicioné mi viaje para llegar aquí»
¡En realidad fue una experiencia extraordinaria!
«otro de estos Sitios lo tienes en tu País» agregó: «Teotihuacán»… Todo ser humano debe visitar un sitio de éstos por lo menos una vez en su vida …me lo estaba diciendo y recuerdo estar observando a unas llamas pastando en » Machu picchu «
Emprendimos el regreso para abordar el minibus (ahora el descenso tenía otro sentimiento porque venía con el corazón henchido de energía) en ese camino lleno de curvas en forma de «eses» cuando un niño de unos doce años con la cabeza cubierta por el gorro de tejido típico andino ( con orejeras ) gritaba «gurrrrbay»
( good bay ) y bajaba por un atajo para en la siguiente curva volver a gritar «gurrrrbay»… Y así a la siguiente curva abajo, gritaba y con la mano moviéndola expresaba «adiós»….
Hasta llegar camino abajo donde subió al minibus y la gente le daba una propina. Un detalle chusco muy agradable , esto lo vi nuevamente en una película de dos niños uno peruano y otro de EUA donde se resaltaba este episodio.
Tomamos el tren y llegamos a Cuzco donde nos esperaba la camioneta que nos traslado al Aeropuerto para regresar a Lima …
En mi organismo no pude cuantificar cuantos litros había ingerido del mítico thé…
Cuzco me hizo recordar Taxco, ciudad donde contraje matrimonio, aunque la primera se encuentra en un Valle y la segunda está incrustada en una montaña, pero la construcción y sus calles me recordó la linda población Guerrerense. Mezclas de esa arquitectura hispana en nuestro Continente, con la mano de obra indígena. Yo lo definiría con carácter ( la piedra) y sabor en sus paredes y techumbres rojos.
Volví a ver a Ana al siguiente año en Madrid en FITUR, ahí conoció a Dolores, continuaba de Directora de la Escuela de Turismo.
Cuando me visites en mi depto. de la CDMX te puedo invitar un «thé de coca» ¡de bolsita JA.!
…»gurrrrrrbay».
