“Una ramita de Tenme acá”

-“Lalo dile a Modesta que te de una ramita de ”tenme acá”
…y me la traes”.
 
Me decía mi mamá algunas tardes cuando se disponía a cocer, zurcir o remendar la montaña de ropa acumulada de todos los que formábamos esa numerosa familia empezando, para no confundirse de dueño, en bordar las iniciales (como expliqué en otro de mis escritos) de cada uno de nosotros sobre todo de los que estudiaban fuera y vivían en “Casa de Asistencia” (como se acostumbraba en aquella época).
 
…Hasta los pañuelos los bordaba con nuestras iniciales a mi (como dije) con las “LE”. 

Por la cantidad de ropa y otros menesteres de costura que requería, algunas tardes le pedía ayuda a “Modesta” me parece que de apellidos Jácome Zúñiga, pariente de un reconocido propietario de la “Casa de alta costura” entonces ubicada en avenida 1 entre calles 5 y 7 quien posteriormente instaló su famosa tienda de ropa en la ahora CDMX situada a unos pasos de la esquina de Insurgentes y Félix Curvas, cerca de lo que fue la “Tintorería Francesa”.

Modesta que para mí lucía mayor que mi madre. 

Era de mediana estatura, siempre con sus vestidos negros hasta los tobillos, peinada de chongo por el que asomaban algunas canas (había ocasiones en que usaba pañoleta), su cara polveada donde resaltaba el colorete rojo de los labios, medias negras y zapatos (quizá del #3) de tacón pequeño o alto!.

Se fatigaba al subir aquella larga escalera que había a la entrada de la casa.

Traía una bolsa larga donde guardaba, entre otros artículos, su maquillaje para retocarse antes de despedirse y regresar (nos decía) a su “chalet”.
 
También me acuerdo haberla oído disgustada diciendo:
-¡“Vete a freír morcillas”!

Conmigo a mis 6 o 7 años (que no la molestaba) era cariñosa y considerada. Platicábamos mucho, me gustaba hacerle un sinfín de preguntas!. 

Siempre traía en la mano aguja, hebra y un “huevo de madera para zurcir”, el cual me llamaba la atención por estar grabado y un poco calado. Al parecer era de Michoacán y creo que aún lo conserva mi hermano Rodrigo.

Como dije charlábamos mucho y yo, como hasta la fecha, más Ja! 

-¡“Modesta, dice mi mamá que me des una ramita de “Tenme acá”…”!
(“…Probablemente una de las frases más repetidas por generaciones de madres mexicanas. El objetivo es deshacerse del niño por un rato sin que éste se dé cuenta que su ausencia es requerida…”)
-“Si siéntate acá..”
Me decía tiernamente.
Ahí a los dos “no nos paraba la boca” hasta que le volvía a decir: 
-“¡Modesta, dame la ramita que está esperando mi mami!…” 

Disimuladamente desviaba la conversación contándome de sus familiares: uno que se llamaba Diódoro Zúñiga; era propietario de una “Estación de Radio” la “XEDZ” (siglas de su nombre) muy escuchada en aquella época.

Sus familiares eran conocidos en la pequeña Córdoba en mediados del siglo pasado. 

Recuerdo además que dentro de su bolsa traía un pequeño pañuelo bordado con una flores de lindo colorido.

Siempre fui y sigo siendo muy observador, me gusta ver y cuestionarlo todo.

Modesta, repito, fue de gran apoyo para mi mamá principalmente como costurera y la persona que se supone me daría una ramita de “tenme acá”…“tenme ahí” cada vez que la situación lo ameritara.

…y aunque yo conocía la “morcilla española” o la “rellena”/ “moronga” mexicana (“embutido a base de sangre cocida, generalmente de cerdo…”) ella repetía frecuentemente su:
-“Vete a freír morcillas”
y terminaba diciendo parcamente:
¡Italiano!. 

Pasaron los años, crecí, transcurrió la vida y nunca más supe de Modesta; de su bolso y de sus zapatos de tacón, quizá se quedó en su “chalet”.

Tampoco supe de la “Penélope” de Serrat que
“…se quedó
con su bolso de piel marrón
y sus zapatitos de tacón
sentada en la estación…” 

Lo que sí podría afirmar es que ambas, 
Modesta y Penélope, 
“Gastaron muchos zapatos” 
a través de sus respectivas vidas. 

“Y lo bonito que tiene esta vida es que podemos coser sueños, bordar nuevas historias y desatar los nudos de nuestros días…”