Habíamos abordado un tren en la estación central de Varsovia la tarde del 30 de Diciembre de 1993: Nora Croda y su esposo Toño Pérez (q.e.p.d.), Dolores y yo. El destino era Budapest (cada matrimonio contaba con un "camarote") "el tren iba rodando sobre sus rieles..." hacia el sur pasando por "Chestokova", ("Częstochowa" en polaco) donde se encuentra el ícono de la Virgen del mismo nombre también conocida como la "Virgen Negra de Polonia".

» Viva Hungarian » … Fin de año en Budapest.

Habíamos abordado un tren en la estación central de Varsovia la tarde del 30 de Diciembre de 1993: Nora Croda y su esposo Toño Pérez (q.e.p.d.), Dolores y yo. El destino era Budapest (cada matrimonio contaba con un «camarote») «el tren iba rodando sobre sus rieles…» hacia el sur pasando por «Chestokova», («Częstochowa» en polaco) donde se encuentra el ícono de la Virgen del mismo nombre también conocida como la «Virgen Negra de Polonia».
Entrada la noche y ya dormidos escuchamos sobresaltados un fuerte toquido en las respectivas puertas…:
Passport !, Passport!…
Dolores viajaba en la litera de abajo, el militar con una linterna revisaba el documento y arrancaba la visa del «País Checo». A los pocos minutos Nora se acercaba para preguntarnos si también nos habían retirado «la visa», desconcertados nos cuestionábamos ¿cómo iríamos a hacer para entrar nuevamente a Praga? concluyendo, en ese momento, que lo mejor sería dormirnos y esperar al día siguiente pppeeerrrooo
…en la madrugada volvieron a tocar la puerta quizá más fuerte
(probablemente con un arma)…:
Passport!… Passport!
Ahora los soldados eran del «País Eslovaco» e igualmente nos quitaron «el permiso» que habíamos tramitado en México.
Toño y Nora alarmados platicaron que ella trató de explicarle que no les separaran la «dichosa visa» pero la reacción del «susodicho» (al parecer no hablaba ni entendía inglés) fue, enojado y con señas, hacerles ver que si insistían en su requerimiento los obligaría a bajarse en cuanto el tren se detuviera; entonces se quedaron de una pieza y ya no pudieron decir ni «miau»
Ya que había pasado el susto nos carcajeábamos y revivíamos con mímica la historia que los Pérez Croda nos acababan de narrar ¡JA!..
hasta que decidimos que ya era hora de dormir
Yo al poner la cabeza en la almohada recordé las clases de Geografía impartidas por los «hermanos Lasallistas»; los Países con sus Capitales y que
¡Checoslovaquia en los años 60tas. era un solo País!
(de haber sido entonces, pensé, nos habíamos ahorrado toda aquel «San Quintín»).
¡Ah esos temas de «independentismo» que vuelven, con muchos bríos, a estar «tan de moda»!….
¿ o no Cataluña?
Muy temprano llegamos a Budapest, bajándonos del tren y acomodándonos en un hotel reservado del otro lado del famoso «Río Danubio» que atraviesa la Capital Húngara; después de desayunar nos apresuramos a ubicar «las embajadas» de los Países Checo y Eslovaco movilizándonos para lograr que el embajador del País Checo, con la mejor actitud, nos otorgara la visa en su casa.
Como de «la embajada» de Eslovaquia no obtuvimos el mismo resultado, ya que estaba cerrada por ser 31 de diciembre («último del Año») y el embajador se encontraba «fuera de la ciudad», hubo de reorganizar el viaje (debido a que sin visa no íbamos a poder entrar a Praga) es decir tomar el ferrocarril rumbo a Viena vía Austria.
En el Hotel abundaba «publicidad del evento de FIN DE AÑO», así que reservamos 4 lugares para la cena. Las pocas horas de la tarde solo alcanzaron para descansar un poco, darse un baño y arreglarse para «la ocasión». Llegamos a un salón donde observamos el «cambio de Año» más singular (para nosotros) que nos ha tocado vivir a lo largo de nuestra existencia.
Una estancia más menos grande con mesas largas; empezamos a ver que entraban los comensales con platos servidos, los meseros preparados para atender a los asistentes, había que ir a servirse («buffet» compuesto de varios «tiempos») a una habitación contigua. Amenizaba un grupo musical y «entre platillo y platillo» los visitantes se levantaban a bailar en una «pista» preparada para la ocasión.
Fuimos entendiendo «la mecánica» del evento:
comer un platillo, ir a bailar un lapso de tiempo largo, regresar por el siguiente plato y así sucesivamente.
En el salón de los alimentos había un cerdo pequeñito rosado (lechón), cargado por un «chef» y acariciado por los que les «llamaba la atención»…:
Simbolizaba el «Nuevo Año», la vida nueva.
Por otro lado se cocinaba un cerdo grande simbolizando
«el Año viejo» «el Año que estaba feneciendo».
Una vez que se terminó de cenar se sirvió «la champaña» esperando que las agujas del reloj se juntaran en el 12 y a esa hora (a las 00:00 horas), escuchándose las campanadas, todos se pusieron de pie entonando emocionados «el Himno Nacional de Hungría» finalizando con un grito atronador de:
¡Viva Hungarian !
Todos contestaron :
¡Urra, urra, urra !
¡Nacía el año 1994 !
¡Y empezaron los abrazos y a bailar con música que sonaba a «regional» y el chef con el cerdito paseándose entre la gente!.
Nos habían contado que el ambiente estaba en el centro de la ciudad, así que tomamos un taxi para atravesar el «Danubio».
A dos cuadras de donde el taxista nos dejó se alcanzaba ver un foro grande y muchísima gente; cuando nos aproximamos percibimos extrañados pero a la vez eufóricos los acordes de “la Bamba” (el tema veracruzano por excelencia) ejecutado por «un conjunto», entonces moderno, en ¡aquellas latitudes!.
Nos llamó muchísimo la atención la costumbre de beber «champaña» directo de la botella, irla pasando y al término estrellarla contra el piso, convirtiendo las calles peatonales en una verdadera «alfombra de cristales verde»…
¡Toda una gran celebración! muy diferente a nuestro País.
Regresamos al hotel a dormir, a lo mucho dos horas, porque a las 6 de la mañana tomábamos el tren (como expliqué) que nos conduciría a Viena. Fue acomodarnos en los asientos y quedarnos «súpitos»…. la desvelada nos estaba «cobrando factura»
¡Era el primero de enero de 1994 !
¡ Viva Hungarian !

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