…como narré en mi anterior,
llegamos a Calais, Francia, atravesando el “Canal de La Mancha” subidos en aquella
ya descrita extraña embarcación:
“…designada con el término inglés “Hovercraft”,
que dada la velocidad y salpicadera de agua en las ventanas del “barquito volador”, prácticamente no pudimos distinguir casi nada.
Luego de desembarcar con nuestro “mundo de bultos”,
subimos a un autobús que nos condujo a París atravesando la bella campiña francesa, recordando con ello películas o documentales donde aparecen pueblos con sus característicos puestos de fruta así como muchos de sus habitantes en bicicleta, en contraste con sus rápidas carreteras …pudiera ser:
“París puede esperar”
(“…un viaje de descubrimiento lleno de vistas pintorescas, deliciosos platos y vinos, humor, inteligencia y mucho más…”).
Por fin nos recibió París:
“…”la ciudad del amor” ya que ha sido el escenario de numerosas novelas y películas románticas. También es conocida por “la Ciudad de la Luz” no solo por su alumbrado público sino porque fue la “Capital Mundial de la Ilustración en el siglo XVIII”…”
Por recomendación de un compañero parisino en “Stratford”
(quien nos dio algunos “tips”/“sugerencias”)
acudimos a una “estación de ferrocarril” para guardar nuestras maletas:
“Gare du Nord”
“…”La París Norte” o “Estación del Norte”.
La principal estación ferroviaria de Francia y una de las mayores del mundo con más de 200 millones de pasajeros anuales
(de los cuales se calcula 30 millones sean turistas).
Es una de las seis grandes estaciones que posee París:
“Gare de l’Est”,
“Gare d’Austerlitz”,
“Gare Saint-Lazare”,
“Gare Montparnasse”,
“Gare de Lyon”…
En la “Gare du Nord” encontramos muy buenas
“oficinas de turismo”
donde nos proporcionaron:
mapas, folletos y alojamiento.
Después de la inigualable experiencia inglesa del B&B, la modalidad parecida eran los
“Chambres” (“dormitorios”): hospedaje de una recámara en una casa, pero sin desayuno.
El que conseguimos (por razón de precio) fue uno con el baño afuera.
En la tarde, después de acomodarnos, nos dirigimos al
“Barrio Latino” interesante sector lleno de cafés tradicionales
i con mucho sabor !
Sus calles adoquinadas con pequeñas piedras colocadas en forma de abanico. Este tipo de diseño se puede apreciar en muchos sectores de la ciudad.
Después nos fuimos a descansar, por primera vez, en esta espléndida ciudad llena de historia y escenario de tantas películas…
«La llaman la ciudad del amor pero yo creo que París da más. París es una de las ciudades más bonitas que conozco. Tiene un encanto que por mucho que se busque en otra ciudad difícilmente lo encontrarán»
Sophia Loren
El desayuno de la mañana siguiente fue decepcionante
(estábamos acostumbrados al vasto y rico “desayuno inglés”).
En su lugar nos conformamos con “el europeo”:
un café, un pan dulce o un pan tostado con mermelada o miel, (en el mejor de los casos un jugo)
En el desayuno de ese día nos metimos a una “cafetería”
después de revisar los precios.
Luego de pedir “la cuenta” nos percatamos sorprendidos que había un aumento en las tarifas señaladas en “la carta”, ya que
tomar café “en la barra” era más barato que el servicio que prestaba un mesero al llevarlo a la mesa (aunque ésta estuviera a menos de 2mts. de distancia).
Aún con alguna discusión de por medio (mezcla de español, francés e inglés) tuvimos que pagar más de un franco francés por aquella “comodidad”.
“Antes de suponer o asumir,
prueba este loco método que es preguntar”
..gajes de estudiante. JA❗
Continuamos “Gastando Zapatos” por todo París. Así llegamos hasta el mítico “Río Sena”….
“París late al ritmo que marca su gran arteria, ”el Sena”. Un río vibrante y vivaz que carga de vida todo lo que le rodea y que forma parte del imaginario colectivo de esta Ciudad…”
con sus extensos barandales y puentes de piedra nos fue llevando hasta llegar a la Catedral gótica del siglo XII: “Notre Dame”
”Nuestra Señora de París”,
“…uno de los lugares más visitados y fotografiados de París
(con sus pichones revoloteando por ahí) que a su vez es una de las Ciudades más visitadas y fotografiads del planeta…”
Cuando se ingresa en la Catedral,
(ya la mencioné en otro de mis escritos)
es imposible no ver a la multitud de personas tomando fotos y señalando todos los puntos destacados del Templo, pero también puedes percibir una sensación de paz y tranquilidad al ver a otra multitud de personas igualmente numerosa sentada, rezando.
Pasamos por “una hilera de enormes cajas verdes fijadas a la orilla del Río donde se hayan los “bouquinistes”
(vendedores independientes de diferentes libros que ofrecen: revistas y libros viejos o usados, grabados, sellos, postales … además de pinturas, joyería, baratijas y variados recuerdos)
…transformando al “Sena” en el único Río en el orbe que se extiende entre dos filas de puestos de libros, convirtiéndose en la librería a “cielo abierto” más grande del mundo.
Por estas razones estos “vendedores de libros de la Capital francesa” están declarados “Patrimonio de la Humanidad por la Unesco”…
Tomamos el metro y con mapa en mano llegamos hasta “Montmartre” donde subimos 197 empinados escalones para conocer:
“LA BASÍLICA DEL SAGRADO CORAZÓN DE MONTMARTRE”.
Situada a pocos metros del templo “dimos” con uno
de los lugares más concurridos de la zona:
“La place du Tertre”,
“Plaza de los artistas” o de
“Los pintores en París”.
que entre dibujantes y caricaturistas trazan o recortan rápidamente “el perfil” del cliente que se lo solicite a cambio de algunos antiguos “francos”.
Como teníamos hambre nos empezó a llegar “el olor a sopa” por lo que nos metimos a un típico “Restaurant Francés” a saborear la tradicional “sopa de cebolla”. Excelente como experiencia, pero después de liquidar la cuenta concluimos que: o reducíamos las entradas a Restaurantes o acortábamos el viaje programado. Así que por semanas casi tres meses, lo único caliente que bebíamos era un café cada mañana acompañado con pan.
Todo lo demás fue comprar,
en pequeños supermercados,
pan en barra (“baguettes”), quesos y/o fiambres, mermeladas /jaleas ó fruta de la estación. Calorías que necesitábamos para reponer las energías que perdíamos “Gastando Zapatos”.
Bajamos después de contemplar aquella panorámica de la Ciudad con su hermoso atardecer.
