“Café la Habana” 1952

“Café la Habana” 1952

Era un domingo temprano del mes de febrero del año en curso, cuando pasando por la calle de “Bucareli” en la CDMX apareció una fachada con el gran letrero: “Café La Habana” y una vez más como en anteriores ocasiones que “Gasté Zapatos” por ahí, (pero esta vez con Francisco y Dolores) comencé a narrarles parte de la historia de esta “Cafetería” (ubicada en el número 62 de la calle Morelos esquina con la Avenida Bucareli) mientras los invitaba a desayunar. Entramos luego de cumplidos los “protocolos de el “COVID”:

“temperatura”, “gel antibacterial”, “tapete sanitizador” y “cubrebocas”. (imaginando lo difícil que sería para todas las celebridades que desfilaron por este histórico “lugar” con ¡El uso obligatorio de “el tapabocas”!).

Una vez adentro pregunté:
-¿Dónde acostumbraba sentarse Fidel Castro a tomar café?
Me señalaron la mesa pegada a la pared del lado izquierdo de la barra y nos sentamos en la contigua.
“…Fidel Alejando Castro Ruz ha sido un personaje que ha despertado tanta admiración como rechazo. Su figura polémica ha provocado todo tipo de comentarios hasta convertirlo en un mito, incluso desde mucho tiempo antes de morir…”
“…Bajo los principios marxistas, leninistas y martianos lideró junto al dirigente guerrillero Ernesto «Che» Guevara, la “Revolución Cubana” que se inició en 1953 y finalizó en 1959…”
“Las leyendas que corren de “boca en boca” “a ras de piso” y en las calles de la Capital Mexicana, relatan que muchas personas decían que pudieron ver al futuro gobernante de Cuba y al “Ché”, junto con otros revolucionarios, reunidos en este afamado “Café” situado en el “Centro Histórico de la Ciudad de México” tomando café tras café, fumando puros “Cohiba” y discutiendo sobre el movimiento revolucionario cubano de izquierda, razón por la cual posteriormente se trasladarían a Tuxpan, Veracruz donde zarparían en el famoso yate “Granma” hasta Cuba iniciando la “Guerra Civil” que terminaría con el derrocamiento de Fulgencio Batista.

Este establecimiento, que existe hasta el día de hoy, también ostenta la fama de haber sido el punto de inspiración de Gabriel García Márquez que acomodado cerca del “reloj antiguo”, escribió parte de su magna obra: “Cien años de soledad”; donde Octavio Paz solía sentarse a leer y editar sus escritos; donde el escritor chileno Roberto Bolaño se reunía con otros literatos e intelectuales para darle cara y forma al “Infrarrealismo” (movimiento poético fundado en México), así como Renato Leduc elucubrando con sus sonetos acompañado de su esposa la pintora Leonora Carrington. Elena Poniatowska con sus colegas periodistas en su trinchera, etc….”

Entre el mobiliario están grandes fotografías de época que adornan las altas paredes, junto con otras de la Capital Cubana. Así como una pieza grande de una mano tallada en madera con un puro entre los dedos.

“Se puede decir (según una conocida revista) que nuestro “Café La Habana” es algo así como el “Chat noir” de París, o “Els 4 Gats” de Barcelona; el lugar predilecto de reunión de disidentes, revolucionarios, iconoclastas, humanistas, intelectuales y artistas que reinventaban el mundo, que cuestionaban el estado de cosas en un determinado momento, donde se fraguaban los movimientos políticos, sociales y artísticos del futuro…”

Llama la atención una barra larga con su contra barra donde se observan botellas raras con subtítulos de los diferentes tipos de café grabados en la madera. Dos antiguas cafeteras típicas de latón (llamadas “grecas”) adornan la pared.

El clásico “damero” aplicado al piso en una combinación de cuadrados grandes blancos y negros.

Nos recibió una amable mesera que nos condujo a la mesa. Un espacio con muchas mesas al estilo de las cafeterías de hace medio siglo, al igual que los grandes ventanales que dan a la calle de Bucareli por donde se filtraban unos pálidos rayos del sol invernal; aprovechados por los parroquianos que a esa hora también se disponían a desayunar.

Este 2022 el “Café La Habana” cumple 70 años.
“Al parecer lo inauguró en 1952 un español que vino de Cuba a México y le pareció perfecta la ubicación porque muchos cubanos vivían en la zona. En la colonia de atrás, “la Tabacalera”, había una fábrica de cigarros y habanos que iría perfecto con un café…”

Después de revisar el “Menú” varias veces, le llamé a “Jacqueline” la mesera para preguntarle sobre los “platillos” y el tipo de café.
-“En “el paquete” dijo, se sirven todas las tazas de café de la “precoladora” que desee pero también se le puede ofrecer el café especial que elija, al tiempo que me mostraba dos enormes máquinas colocadas al otro extremo, listas para preparar diversos tipos de café. Luis Enrique (el “Capitán”) me sugirió uno con nombre de “Bombón” servido en taza de cristal.

“Para el amante del espresso está el “café bombón”, un espresso doble cortado, ligeramente espolvoreado con café molido…”

Situados en el centro de “la barra” Luis Enrique continuó contando varias anécdotas más sobre la “Cafetería”.

En una “placa conmemorativa” del 60 aniversarios resaltan algunos de los nombres de clientes frecuentes distinguidos:
Octavio Paz,
Fidel Castro
Che Guevara
Gabriel García Márquez
Palillo
Renato Leduc
Roberto Bolaños, etc…

Siendo yo “Director de Promoción Turística de la Ciudad de México”, el entonces “Secretario de Turismo de la Capital” (Alejandro Rojas) me contó que en su juventud acudía los sábados temprano a un programa político de radio en la “W” (ubicada en la Calle de Ayuntamiento, muy cerca del “Café La Habana”).

Al término de la emisión (junto con otros participantes que pasados los años ocuparon “Puestos” sobresalientes en la Vida Política del País) continuaban la polémica charla en ese emblemático “Café”.

En el vestíbulo de “La Cafetería” hay un “tostador” y “molino de café” donde se embolsa este rico y aromático producto para su venta.

Colgada en una de las paredes cercanas a los “servicios” está una foto de Fidel Castro. Entre el mobiliario que incluye la estantería así como la escenografía con las simbólicas huellas del paso del tiempo, no solo se respira olor a café sino a tradiciones y leyendas (que seguramente cada persona le agrega de “su cosecha”) del reconocido “Café la Habana” fundado, como narré, desde 1952. (tan solo un año antes que yo naciera, en septiembre de 1953).

“En “Café La Habana” uno puede encontrar un comedor, un escritorio, un lugar de inspiración –con ventana a la calle– o una bitácora de historias formidables.”

…y recordando el divertido grito que lanzara la célebre cubana Celia Cruz:
“¡Azúúúcar!”

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A través de una vida ligada al Turismo, a la Comunicación, a la Promoción y la Mercadotecnia hoy la tecnología me permite transmitirte, en diversos canales, los diferentes ámbitos de algunas de mis experiencias, ocurrencia, anécdotas, etc. por el mundo, tanto como turista como por estudioso del Turismo.

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Luis Eduardo Ros

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