”El Cinito” …¡de la calle 6!

”El Cinito” …¡de la calle 6!

-“¡Vamos a hacer “Cinito”!”
-“¿Quieres?“
¡Les decía a dos de mis hermanos mayores quienes manejaban “el proyector de cine” en casa!

Dada mi edad, aunque más o menos sabía cómo hacerlo, mis papás no me permitían utilizar el referido aparato color ladrillo, marca “Revere” con un sello que decía “US Chicago”.
¡Había otro negro más antiguo, de la marca “Kodak” que casi no se usaba!

Conforme pasaba el tiempo me percataba que el principal “problema” consistía en la instalación de “los carretes”. El “proyector” tenía dos bobinas: la “bobina de alimentación”, que contiene la parte de la película que no se ha mostrado y la otra la “bobina de presa o recuperación” que enrolla la película que ya se mostró. En la práctica aquel, al parecer, fácil mecanismo derivaba en posibles “brincos” de la cinta lo que ocasionaba que se atorara o peor aún se enredara con el riesgo de quemarse; así que un descuido y las películas podían estropearse. Éstas se guardaban en una caja de botas de alguno de los hermanos más grandes. Ahí había películas filmadas en “8 mm” tomadas al principio por mi papá y conforme pasaron los años también por mis hermanos. Es decir de finales de los años 40ta. hasta principios de los años 60tas., época en la que ya habían imágenes mías desde bebé hasta cuando ya “Gastaba Zapatos”. 
¡Todavía conservo unos que me compró mi mamá hace muchas décadas!

Eran a mis hermanos Rodrigo o Guty a quienes pedía tuviéramos una “sesión de películas” de lo que coloquialmente llamábamos “Cinito”.

Dado que en aquella época no era muy común tener una “cámara fotográfica” y todo el “equipo de cine”, en casa disfrutábamos mucho cada película con eventos como: “Bautizos”, “Cumpleaños”, “Bodas” “Navidades”, “Años Nuevos”, etc., así como de alguna “Carrera Panamericana” efectuada a principio de los años cincuenta en su paso por Puebla, a la que asistía la familia según consta en alguna de las cintas.

Eran muchas las cajitas amarillas conteniendo el “archivo fílmico” de una etapa de la Familia Ros. Igualmente en la caja se guardaban “carretes” de diferentes tamaños hechos en E.U.A. con caricaturas, películas comerciales algunas traducidas o subtituladas casi todas en “blanco y negro”.

Recuerdo el cuento de “El Gato con Botas”, películas cómicas de “El Gordo y el Flaco”, de “Abbott y Costello”, de ”Los Tres Chiflados”; películas de vaqueros como “Hopalong Cassidy”, “El Llanero Solitario”, incluyendo un reportaje de “deportes de invierno”.

La variedad de “películas” y “caricaturas” eran material suficiente para que mis hermanos organizaran “tardes de Cinito” convocando a sus amigos vecinos y en medio de la “función” venderles “palomitas” que previamente habían preparado (con “maíz palomero” a la manera tradicional) presentadas en bolsitas de papel “estraza” y el “agua de limón” cobrando (si mal no recuerdo) 20 centavos “la entrada” y la bolsa y el agua a 10 centavos.

La pantalla se instalaba en la sala y como éramos muchos de familia había sillas suficientes para que tanto los de la casa como los vecinos estuviéramos sentados. 

“El proyector” se colocaba hasta atrás, se apagaba la luz y…:
¡“Qué corra la cinta!”!

Al término de cada película se ofrecían “las palomitas” y “el agua de limón”; no faltaba el que quería ir al baño.

¡Así pasaron varias funciones de aquel “Cinito” y yo fui creciendo y “Gastando Zapatos”!

Para entonces ya había aprendido todo lo relacionado con la proyección de las películas de “el Cinito” de la casa. Ahora era yo quien planeaba las exhibiciones, buscaba el día y horario estratégico para invitar a los vecinos de mi edad que como no eran suficientes había que completar el número de sillas con familiares. Además preparaba “las palomitas” y tenía lista “el agua de limón”.

En aquella época la marca norteamericana “KODAK” líder mundial en el desarrollo comercial de fotografía tuvo como distribuidores en Córdoba inicialmente al señor Don Florencio Angulo en la Avenida Uno y después a Florencio Angulo (hijo) que se estableció en la Avenida Tres. Siempre activo, ya que aparte de la venta de cámaras suministraba película fotográfica para los sectores aficionados y profesionales. Fue entonces que instauró “las noches de cine” con exhibición de películas en un salón del “Casino Español” a tan solo cuadra y media de su tienda. Llegaba con todo su equipo (incluyendo películas de 16mm) y alguna cinta de las “de cartelera”. Los carretes eran más grandes y las emisiones eran sonoras y musicalizadas…

Recuerdo ir con mis padres y ahí encontrarme con algún niño de mi edad con los ya comentados: “pantalones cortos” jaja

¡Esa noche se suspendían los partidos de “boliche” y de “billar” para poder escuchar el filme sonorizado!

Alguna vez la película fue proporcionada por la “Embajada” o el “Consulado” Español.

También tengo presentes a Don Florencio Angulo (amigo de mi papá) exhibir películas de alguno de sus viajes, en otra ocasión “películas mudas”, “películas sonoras” o “subtituladas” y otras más que narraba a manera de “documental”.

Las fallas en el sonido que se presentaban a menudo, eran causadas por alguna avería técnica propia de la escasa tecnología de hace apróx 60 años. 

Qué gratos recuerdos los del “Cinito” en la calle 6 no. 105 en mi natal Córdoba …la casa paterna. 

Ahhh una vez exhibida la película había que rebobinarla es decir que quedara vacío “el carrete de alimentación” y lleno “el carrete de recuperación”…
Ése literalmente era:
¡“otro rollo”!
…¡cacaroooo!

“Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”
Stanley Kubrick

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