“El corrido del Caballo Blanco“ .... con la Mira del llegar al Norte! (Segunda parte)

“El corrido del Caballo Blanco“ …. con la Mira del llegar al Norte! (Segunda parte)

Fue San Francisco el punto más lejano, con dirección norte, que alcanzamos en el viaje.
(habiendo salido, como dije, de la Ciudad de México)
Regresamos a “la base” (casa de la tía Meche) por el «caballo blanco» que descansado nos esperaba.
Después de recoger nuestras pertenencias, agradecer y despedirnos de la familia cruzamos nuevamente la «Línea Fronteriza» buscando un lugar dónde adquirir el «equipo modular» que Octavio había «apuntado» en su «lista de compras»; ocurrió en «Chula Vista» (ciudad del condado de San Diego) donde se dieron un «quién vive» entre vendedor y comerciante:
-«“Pioneer» it’s the best, it’s the top» le decía …¡y se lo vendió!
Ciertamente era la mejor marca en sonido (considerado «líder de tecnología aplicada en equipos electrónicos»).
La cajuela del auto «se sentó»; todo aquel equipo cargando sobre las “ancas” del «caballo blanco» lo hacía «respingar» ¡Ja!.
…así es que decidimos viajar por carretera fronteriza (del lado «norteamericano») cuyas autopistas “freeways” eran una invitación a «meter el acelerador» pero nos conteníamos debido al «límite de velocidad» establecido.
Llegamos a media noche a «El Paso, Texas» hospedándonos en un hotel atendido por un empleado “hindú” con escaso conocimiento del castellano.
Pasamos aduana, sin ningún problema en la «revisión», rumbo al lugar donde Dolores había vivido sus primeros 19 años (Ciudad Juárez, Chih.) Continuamos vía la «Carretera Panamericana» con dirección a Chihuahua llegando a la «Garita Aduanal» (desde hace años en desuso) del kilómetro 28 en la cual tampoco hubo ninguna «traba».
Nos deteníamos a comer en restaurantes o fondas («punto de reunión» de traileros) la mayoría referentes inequívocos para encontrar los más ricos guisos. Recuerdo, todavía se me hace «agua la boca», que en esa región del norte se elaboraban extraordinarias «tortillas de harina de trigo» en sabor y tamaño (si la memoria no me falla de más de 25cms. de diámetro) ¡no las he vuelto a encontrar como aquéllas!
(teniendo en cuenta que eran «paradores» de «los reyes de la carretera» conocedores del «buen comer»).
Con «el caballo blanco» («Renault 12) acumulando kilómetros atravesamos el «Estado Grande de México» y también Durango (cuna de Francisco Villa-«Centauro del Norte»). Llegamos a «La Laguna» conformada por Municipios de Durango y Coahuila (Gómez Palacio y Lerdo – Matamoros y Torreón respectivamente) de ahí seguimos hacia Saltillo, su clima era frío por estar cerca el invierno. Entramos a Monterrey la Capital de Nuevo León. La recorrimos, visitamos el “Museo de la Cerveza”
(ubicado en las instalaciones de lo que fuera “Cervecería Cuauhtémoc”
hoy «Cuauhtémoc Moctezuma / Heineken México»)
con sus cervezas estrellas «Carta Blanca» , «Tecate» y «Bohemia” en aquellos «ayeres».
Reanudamos con dirección al sur y una vez atravesado Nuevo León nos internarnos en el Estado de Tamaulipas, tocamos su Capital Cd. Victoria y posteriormente Tampico. Fue aquí que me empeñé en probar la famosa “Carne a la Tampiqueña” (pese a no ser «carnívoro» pero pensando que de ahí era originaria) enterándome posteriormente que dicho platillo:
«..fue creado en la Ciudad de México en el restaurante de los hermanos Loredo «Tampico Club», llamado así en honor a los muchos años que ambos vivieron en el puerto de Tampico, Tamaulipas…»​
Una decepción de sabor sobre todo después de haber disfrutado «los cortes de carne» tanto en Sonora como en ¡Chihuahua!
Por fin ya tranquilos (eso creíamos) tocábamos el Estado de Veracruz, transitando a lo largo de la «Costa del Golfo de México», cuando de repente un vehículo de la «Policía de Caminos» nos alcanzó obligándonos a retroceder 500 mts. hasta una casita (por no decir «choza») donde según él era un «punto de revisión».
La primera pregunta (a Octavio que venía al volante)
-«¿De dónde vienen?»
– «¡De aquí nomás!: contestó desenfadado
-«¡La cajuela!» nos ordenó
Fue sólo girar la llave cuando (“tipo caricatura”) se abrió «como resorte» dejando al descubierto
¡todo su extenso contenido!
-“¿De aquí nomás?” (recalcó sarcásticamente el agente)
-«¡Bajen todo y póngalo allá»! nos dijo
(Al tiempo que, enseguida, revisaba un «autobús escolar» traído de E.U.A por centroamericanos (con el fin de llevarlo a su País y seguir dándole uso) pero sobre todo la gran cantidad de diferentes artículos que contenía el citado camión obtenidos, como nosotros, en «el vecino País del Norte».
Mientras tanto un niño (adiestrado para esas lides) «no quitaba el ojo de encima» ni a nosotros ni al, a esas alturas, sucio «caballo blanco».
Después de «despachar» a los centroamericanos, con todo un protocolo bien practicado, llegó a donde estábamos recalcando:
-«Bueno muchachos, ¿Con qué vienen de aquí nomás”?
Octavio, hoy mi compadre, buenísimo para negociar empezó a hacer «labor de convencimiento».
(aún no habíamos bajado el voluminoso aparato, situación que tenía algo molesto al policía)
…pero Octavio no cejaba en el empeño de ¡defender su equipo! y no sólo lo logró sino «de pilón» al despedirse todavía le pidió:
«présteme para cargar gasolina y poder llegar a casa»
Dado que yo no me iba a quedar con la duda de cómo el mencionado personaje nos había detectado, al preguntárselo contestó
-«¡Fue muy fácil!
-«cajuela asentada (cargada), placas de Veracruz, auto sucio: ¡vienen de lejos!
¿Quién iba a imaginar que en la propia Tierra, faltando 500 kms para llegar al término de la travesía, íbamos a pasar el «trago amargo»
(después de tan prolongado recorrido desde aquella esquina del Estado de California, E.U.A. sorteando fronteras, y aduanas)
de estar a un «tris» de perder el «aparato estereofónico» soñado por Octavio además del trabajo que nos costó acomodarlo en aquella «misteriosa cajuela».
En este mes se ajustan cuarenta años (cuatro décadas) de haber realizado ese viaje cuyo motivo (como expliqué en la primera parte) fue haber recibido el «Título Universitario».
¡Gracias al Creador!
P.d:
El auto «Renault 12» cumplió de maravilla su arduo cometido, fue el «Caballo Blanco» que nos llevó al Norte aquel domingo de nuestra partida. Él recibió su merecido descanso y nosotros nos integramos a nuestros correspondientes trabajos, además del disfrute que le produjo a Octavio su tan viajado «equipo de sonido»…
Yo regresé a encontrarme con Dolores, a las pocas semanas le pedí matrimonio
¡efectuándose la Boda al año siguiente: 1979!
Aquella aventura de ir “aquí nomas”quedó en mi memoria junto con “el Corrido del Caballo Blanco”,
¡cumpliendo con la mira de llegar al Norte!
En 1979 llegué mucho más lejos …

“El Corrido del Caballo Blanco”
José Alfredo Jimenez.

Este es el corrido del caballo blanco,
Que en un día domingo feliz arrancara,
Iba con la mira de llegar al norte,
Habiendo salido de Guadalajara,

Su noble jinete, le quito la rienda,
Le quito la silla y se fue a puro pelo,
Cruzo como rayo, tierras Nayaritas,
Entre cerros verdes, y lo azul del cielo,

A paso más lento, llego hasta Esquinapa,
Y por Culiacán, ya se andaba quedando,
Cuentan que en los Mochis, ya se iba cayendo,
Que llevaba todo el hocico sangrando

Pero lo miraron pasar por Sonora,
Y el Valle del Yaqui le dio su ternura,
Dicen que cojeaba, de la pata izquierda,
Y a pesar de todo, siguió su aventura,

Llego hasta Hermosillo, siguió p’a Caborca
Y por Mexicali sintió que moría,
Subió paso a paso, por la Rumorosa,
Llegando a Tijuana, con la luz del día,

Cumplida su hazaña, se fue a Rosarito,
Y no quiso echarse hasta ver Ensenada,
Y este fue el corrido del Caballo Blanco,
Que salió un domingo de Guadalajara

—–

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luiseduardoros.com

*“Fotos de internet para dar idea de los lugares visitados en el viaje”

*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.

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