“Mi mente siendo yo un niño”

“Mi mente siendo yo un niño”

Ahora me referiré a lo que en los años 50’tas. y 60tas. nos enseñaban sobre “lo que debía ser”, aunque ya he hecho alusión a este tema, hoy le daré un giro diferente.

Lo que conserva la mente de un niño en relación a su familia tiene que ver con las situaciones que observa: número de integrantes, edad economía, formación, creencias, educación, el modo y los diálogos que escucha, así como la influencia de hábitos y tradiciones según la Región donde se desarrolle; de ahí que sea común oír: “aquí los habitantes tienen ésta y la otra particularidad…”

Retomando el tema de las imposiciones recuerdo de niño que, en vez de un pensamiento libre, se imponía la enseñanza primigenia con el clásico: “ver, oír y callar”. (“…resultado de la tergiversación de la idea original que proviene del Oriente: “ser prudentes con lo que decimos, sabios con lo que escuchamos y hábiles a la hora de dirigir nuestra mirada…”).

El hecho de haberme desarrollado en un ambiente de adultos (casi soy cinco años menor al último de mis hermanos, considerando que cuando se es pequeño parecen muchos años) con quién más hablaba era conmigo mismo, (“soliloquio”) con mi mente, con mi ¡interior!.

Jugaba solo y en mi pensamiento formaba historias con mucha fantasía y creatividad buscando siempre una libertad (de cierta manera coartada) que provocaba en mi intelecto un mundo diferente al exterior, al de mi casa en donde como he narrado (por motivos de salud) permanecía días y días sin salir.

Escuchaba hablar a los demás y en muchas ocasiones yo pensaba de manera diferente; ni mejor o peor simplemente “diferente”. 
No me refiero a rebeldía o desobediencia que (como narré en otro escrito) no hubiera estado mal.

Prevalecían los sueños imposibles. Yo mismo le daba “vuelo a la imaginación” para luego toparme con la cruda realidad. Lo bueno era que no desistía y al día siguiente regresaba a mi mundo ficticio. 

Mi deseo en este escrito es transmitir mis razonamientos acerca de los demás a tan tierna edad. 

Escuchaba las voces que me indicaban el camino a seguir: un día quería ser torero, otro locutor o conductor de radio y televisión, otro “portero de fútbol soccer” y así hasta el infinito.

Mi inagotable “chispa” siempre encendida se aventuraba a romper cartabones o prejuicios para aprender oficios tanto del género masculino como del femenino. 

Con mi padre (ya “retirado”) aprendí a hacer arreglos de electricidad, plomería, de torno o un poco de los “inventos” que aportó (relaté sobre ello en otro de mis “Gastando Zapatos”) y con mi madre: algo de cocinar, zurcir, tejer, y en la época decembrina a colocar “El Nacimiento”, además de “hacer jardinería” con las plantas de la casa. 

Entretenimientos poco comunes entre los niños de mi edad. 

Hoy en el mundo moderno, tecnológico y globalizado todas esas actividades están más estandarizadas.

Treinta y cinco años después un Subsecretario de “SECTUR Federal” me comentó: 
“es común ver mucha gente que sueña, pero pocos son los que hacen realidad sus anhelos y tú eres uno de ellos. Los proyectos que me presentaste los concluiste.”
No solo me sentí satisfecho, sino también orgulloso de haber alcanzado la meta que me había fijado.

Con lo anterior invito a personas de cualquier edad a perseguir los ideales que se hayan propuesto por difíciles que parezcan.

Como la vida me ha enseñado que si se puede, es fecha que continúo trabajando (desde hace varios años) en tres sueños que muchas noches me quitan el sueño Ja!!

Hago propósitos todos los días por alcanzarlos y en mi mente los tengo claramente visualizados aunque van evolucionando debido a los cambios que ha conllevado la universalización.

“Alégrate porque todo lugar es aquí y todo momento es ahora”

Se que, con la ayuda de Dios, “contra viento y marea” he de verlos materializados .

Estoy convencido que los humanos venimos a establecer nuestra propia Ruta.

Mi padre decía: “Enséñale a tus hijos a crear su propio camino” y como matrimonio, (Dolores y yo) nos hemos esforzado para lograr ese objetivo con nuestro par de retoños.

“No pienses que no pasa nada, simplemente porque no ves tu crecimiento… las grandes cosas crecen en silencio”.

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A través de una vida ligada al Turismo, a la Comunicación, a la Promoción y la Mercadotecnia hoy la tecnología me permite transmitirte, en diversos canales, los diferentes ámbitos de algunas de mis experiencias, ocurrencia, anécdotas, etc. por el mundo, tanto como turista como por estudioso del Turismo.

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Luis Eduardo Ros

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