…como narré en el escrito anterior, “Italia Quinta Parte”,
…llegamos (Rafael, Octavio y yo) a Pamplona apróx. las 6 de la mañana, “muertos de cansancio” pero con toda la ilusión de escuchar a las 8.00am el “Chupinazo” (“..lanzamiento de un par de cohetes que anuncia el inicio de los “sanfermines“ y con ello las reses salen en tropel para recorrer tras “los espontáneos” los metros que separan “la puerta de los corrales” de “la plaza de toros”…”)
Nosotros observábamos aquello con asombro y angustia.
“…Los encierros son el plato fuerte de esta famosa celebración que transforma Pamplona en una fiesta continua que consiste como señalé anteriormente en una carrera por:
“Santo Domingo”
“Ayuntamiento”
“Mercaderes”
“Estafeta”
“Telefónica”
delante de los 6 toros que serán lidiados por la tarde en “la corrida de toros” y 6 “cabestros” o “mansos” que culmina en “La Plaza de Toros”…”
Posteriormente fuimos a un parque donde, al igual que muchos turistas, nos sentamos en una banca, y posteriormente nos acostamos en el pasto e inmediatamente nos quedamos dormidos.
Así repusimos la energía perdida y nos despertamos con la fuerza suficiente para vivir intensamente una “Fiesta” de calle, llena de gente, alegría, velocidad, carnaval y música.
Cabe resaltar que dadas las características de nuestra juventud: vigor, entusiasmo, actividad física, capacidad adaptativa, etc.,etc. (yo tenía casi 24 años) podíamos aguantar tranquilamente las circunstancias de aquella típica y animadísima celebración.
Al llegar a un espacio urbano público nos enteramos a través de una especie de “periódico mural” que:
“…En el primer encierro de “los sanfermines” (el 7 de julio de 1977) los toros al enfilar el callejón de “La Plaza” se encontraron un enorme montón de mozos, muriendo un corredor por asfixia y resultando 35 personas heridas…”
Yo tenía antecedentes de lo riesgoso de los “sanfermines” (…cuyos orígenes se remontan a la Edad Media y están relacionados con tres celebraciones:
“los actos religiosos en honor a San Fermín”
“las ferias comerciales” y
“las corridas de toros”.
“A San Fermín pedimos, por ser nuestro Patrón, nos guíe en el encierro, dándonos su bendición”.
¡Viva San Fermín!
¡Gora San Fermín!..”)
Aun así cada año se reúnen muchísimos lugareños y turistas para gozar intensamente esta festividad.
Cualquier espacio “era bueno” para descansar y “matar el tiempo” hasta que llegada la tarde nos uníamos a los grupos que se juntaban en los bares y calles a cantar y bailar como reza la canción:
“…7 de julio San Fermín.
A Pamplona hemos de ir
con una bota y un calcetín”.
“La bota” es de vino (es un recipiente tradicional español de vino) y “el calcetín” (es el sinónimo de “calcetín de viaje”…)
Además se sumaban muchos de los asistentes a la “Corrida de Toros” donde, “matadores profesionales” lidiaron a algunos de los “astados” que horas antes transitaron desbocados de “Santo Domingo” a la “Plaza de Toros”.
Era aquello una muchedumbre brincando y pasándose, para darle un trago, “la bota” o “la botella” de vino; coreando otra tonada que recuerdo:
“…Si te ha pillado, si te ha pillado, si te ha pillado con el carrito del helado…”
…hasta la madrugada que “caíamos rendidos” quedándonos en “el capó o cofre” de un auto.
Apróx las 6:00hs alguien nos despertó:
-“¡Disculpen, disculpen, levántense de mi coche!”
Adormilados nos incorporamos, percatándonos que era una broma de un tipo y sus amigos que pasaban “enjuergados” por ahí.
…nos quedamos mascullando:
“…hijos de ~#*@…”
Los bares seguían abiertos (supongo eran “de 24hs.”).
Mientras nosotros pedimos “un café y un panecillo”, ¡otros pidieron un “sol y sombra”! (anís y brandy).
Cerca de la hora del “chupinazo” vimos cómo se iban congregando pamploneses y varios visitantes vestidos de arriba a abajo de blanco más o menos inmaculado, atada a la cintura una faja colorada, al cuello anudado el tradicional pañuelo rojo, (mismo que conservo desde entonces) al igual que algunos con alpargatas y boina de ese color.
Había quien usaba la “txapela” y en menor medida el pañuelo que se anuda en la cabeza, elementos que mejor se conservan de la vestimenta tradicional, aunque no sean exclusivos de los vascos. (“..que no somos de aquí que somos de Bilbao y por eso llevamos “Txapela” a medio lao..”)
“…se dice que la boina es originaria de Béarn, una región a pie de los Pirineos y fronteriza de España y del país Vasco francés…”
Después del segundo día fuimos a San Sebastián (en euskera y cooficialmente, “Donostia”) con su playa de “la Concha” llamada también “La joya de Donostia”.
En “el barrio de pescadores” encontré una “barra de pinchos (“…“pintxos” en su grafía en euskera”…”) y tapas” para mí la más larga y sabrosa nunca antes vista.
Conseguimos alojamiento en un hotel con habitación de cuatro camas individuales ya que esperábamos un invitado sorpresa.
El Hotel estaba en la montaña y con vista a la ciudad. Entre juegos y guasas me lastimé una mano; aún conservo la cicatriz como recuerdo de “Euzkadi”.
Rafael se metió a bañar; bajamos a recepción a recibir a Toño y subimos los tres. Toño entró solo a la habitación, ahí se encontró con Rafael saliendo del baño quien al verlo le dijo:
¡debes de ser hermano de Octavio!
…y sí.
¡Uno más de los “7 hermanos Pérez Morales (+)”.
Salimos a “Gastar Zapatos” por San Sebastián, ahí realizamos el “descanso del Guerrero”:
(“…relajar, tonificar y preparar la mente…”) para continuar con nuestro recorrido por los hermosos pueblos de “Guipúzcoa” como Azpeitia y Azkoitia.
Buscábamos un lugar para comer cuando Rafael dijo:
¡aquí me parece!
Entramos él y yo hasta la cocina preguntándole a la “guisadora”:
-¿“Qué hay de apetitoso para hoy”?
-“¡Tengo “besugo”!…”
Contestó.
-“Siéntense que van a comer delicioso”.
Llegó el vino “Chacolí (“…es un vino que se produce principalmente en el País Vasco…”) ensalada y luego un “besugo”, para cada uno, que se salía del plato.
¡Mmmmm qué ricura!
Lo recuerdo y se me vuelve a “hacer agua la boca”.
“La tasca” era de techos bajos en madera
¡Un exquisito atracón!
El problema fue después; había que regresar a Pamplona y nadie quería conducir…
Esa noche en medio de la muchedumbre Rafael destacó la presencia de la bandera vasca, (“La Ikurriña”)
¡Qué no se acostumbraba ver en público!
Nos enteramos que:
“…por primera vez en la historia de la Ciudad (el 7 del 7 del 77) la “Ikurriña estuvo en el balcón del Ayuntamiento de Pamplona…”
Indudablemente que “los sanfermines” de ese año fueron especiales, dada la fuerte carga emocional del momento político que se estaba viviendo.
Aunque nosotros éramos sólo turistas no fuimos ajenos a la pasión y a la efervescencia que ahí se respiraba.
Con los años comprendí, aún más, que la “Fiesta de San Fermín” va más allá del “evento religioso”, “el encierro” y “la corrida de toros”.
Qué hay una filosofía significativa que trae como consecuencia una gran tradición, una «esencia de la historia» de la Ciudad.
¡Me felicito por haber hecho tanto esfuerzo para llegar a Pamplona el 7 de julio!
Fue una trascendental experiencia de cambios políticos (repito) la que nos tocó vivir en la Península Ibérica ese 1977:
“¡el año en el que España se enfrentó a su pasado!”
Olééé!!!
Después de presenciar el tercer día de “el encierro” (para nosotros) y el primero para Toño tomamos nuestra “nave” y a consumir kilómetros “Gastando Llantas” (neumáticos); ahora éramos tres los que nos alternábamos el volante.
En esos días se había devaluado “la peseta”, (moneda que circulaba en la España de entonces) a nosotros nos benefició ya que llevábamos “dólares americanos”.
Con ello planeamos cruzar hacia al sur comprando víveres suficientes:
ricas carnes frías (jamón, lomo, chorizo) y quesos para los días siguientes.
Salimos rumbo a Huesca, Lérida, para luego tocar el “Principado de Andorra” “un Microestado soberano del suroeste de Europa, llegando a su Capital:
“Andorra la Vieja”.
“Por San Fermín el encierro verás y si te duermes te espabilarán”