Con días de diferencia fallecieron dos grandes artistas del entretenimiento mexicano.
El 9 de diciembre la coahuilense Carmen Salinas Lozano (a los 82 años) una de las mujeres más polifacéticas que hemos tenido en el mundo del espectáculo: actriz, imitadora, comediante, política y empresaria teatral; pisó no solo los escenarios sino, como “Diputada Plurinominal”, “El Congreso de la Unión” de nuestro País.
La oportunidad dorada (a mediados de los 50tas.) se la brindó ni más ni menos que Germán Valdés “Tin Tan”. Más tarde que temprano Carmen se convertiría en la atracción principal del escenario y posteriormente en “la dueña y señora de los cabarets mexicanos de la época”, entre los que se recuerdan con añoranza “El Capri”, “Terraza Casino”, “El Colmenar” y “La Fuente” por mencionar los más elegantes.
Fue “de la mano” de dos grandes de aquellos años:
Ernesto Alonso en 1964 con la telenovela “La vecindad” y posteriormente en 1969 en la película “La vida inútil de Pito Pérez”, dirigida por Roberto Gavaldón, que su carrera como actriz se consolidó al interpretar papeles urbanos que la colocaron en el gusto del “gran público” quienes veían esas representaciones vicisitudes cercanas con las que se identificaban, gracias a su habilidad para conectar con problemáticas de citadinos o provincianos por igual.
Su personaje de «La Corcholata» en las películas «Bellas de noche» y “La Pulquería” le hizo ganar gran popularidad en México.
El carisma de Salinas también la llevó hasta Hollywood donde participó en los filmes:
“Hombre en llamas” (con los renombrados Denzel Washington y Marc Anthony entre otros) y «La misma luna», por la que ganó el premio “Diosa de Plata” en la categoría de “mejor actriz de cuadro”.
Para muchos su mayor contribución al mundo del espectáculo fue la resurrección del “teatro musical” como productora de la ahora histórica “Aventurera”.
Una “puesta en escena” en la que participaron grandes “estrellas de la industria”.
La obra se estrenó en el reconocido Salón “Los Ángeles” de la Ciudad de México en 1997, y el éxito fue tal, que incluso se presentó en el:
“Madison Square Garden” (Nueva York).
Tras consolidarse en el citado salón de baile, el espectáculo se mudó a otra sede también icónica:
“El Teatro Blanquita”, dónde se “bajaría el telón” apróx. 20 años después.
“…Pocos artistas han tenido esa pasión por las aventuras que Carmen Salinas Lozano demostró a lo largo de su vida; aunque en la obra siempre interpretó a “Rosaura del Mar”, la dueña del cabaret donde transcurre la historia, un paseo por su existencia deja claro que fue ella la verdadera “Aventurera”…”
ALICIA CIVITA / ESPECIAL PARA “LOS ANGELES TIMES” EN ESPAÑOL
Antes y durante el trayecto del cortejo fúnebre, las personas que deambulaban por las calles se detenían para despedir a doña Carmelita Salinas (“la Chaparrita de Oro”)
“Ella era del pueblo y el pueblo quería despedirla.
Ella nunca dudó en tenderle la mano a quien lo necesitó”
El público quedará hambriento de sus historias y declaraciones, pero su prolífica obra (de casi 68 años de “Carrera Artística”) perdurará por siempre.
Tres días después (el mexicanísimo “Día de la Virgen de Guadalupe”) el 12 de diciembre, 2021 dijo para siempre Adiós:
Vicente “Chente” Fernández Gómez también conocido como «El Charro de Huentitán» ó “El Rey” (por haber hecho suya esa inmortal canción del cantautor José Alfredo Jiménez) sumándose a otros grandes de la canción Ranchera ya fallecidos como:
Pedro Infante, Javier Solís, Jorge Negrete, Miguel Aceves Mejía, José Alfredo Jiménez, “Piporro”, Lola Beltrán, Amalia Mendoza, Cuco Sánchez, Joan Sebastián entre otros!
Jalisciense nacido en 1940, el de Vicente Fernández y la música es un romance de varias décadas de antigüedad. De hecho, desde niño soñaba con ser cantante y por eso en cuanto recibió su primera guitarra, a los 8 años, se aplicó para aprender a tocarla lo más pronto posible y lo logró. Luego empezó a estudiar música folklórica, siempre con la idea de seguir los pasos de los grandes ídolos del cine de oro mexicano.
“A mí, Dios me dio un arma: cantar, pero cuando, aparte de ser pobre, no se ha estudiado, es más difícil. Estudié hasta el quinto año de primaria, pero aprendí de la vida lo que en la escuela no podría, quizá, en 20 años”.
Desde que puedo recordar, cuando yo tenía 6 o 7 años, iba a ver las películas de Pedro Infante y le decía a mi mamá “Cuando yo crezca voy a ser como ellos” y por fin, en el verano de 1966, Vicente Fernández firmó su primer contrato con una “disquera”.
Su gran éxito musical llegó en 1972 con la inolvidable canción de despecho que lo catapultó a la fama:
“Volver, volver”. (compuesta por Fernando Z. Maldonado)
“Creo que el día en que me estén sepultando, la va a cantar todo mundo”, dijo entonces al público sobre su canción más querida…”
La consagración internacional vino en 1991.
Su historia musical impactó a todo el Continente Americano, desde Sudamérica hasta los Estados Unidos, en donde se le llegó a comparar con las voces más icónicas. Un afamado periódico lo llamó “El Sinatra de las Rancheras”.
“Chente deja una obra extensa “sobre el llanto y el suspiro, sobre el abandono y recuerdos dolorosos; su música se ríe mientras el cantante se lamenta”
Reseña de “The New York Times”
Ha actuado en los más grandes y prestigiosos escenarios del mundo. Ha sido nota de ocho columnas en el “Auditorio Nacional” y en la “Plaza De Toros México”, el “Madison Square Garden” y el “Radio City Music Hall de Nueva York”.
En el escenario le gusta repetir alguno de sus dichos favoritos como éste:
“¡Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no deja de cantar!”
El cantante que además hizo famosos temas como “Mujeres divinas”, “De qué manera te olvido” y “Las llaves de mi alma”, tuvo una trayectoria artística durante la cual ganó varios premios “Billboard”, “Grammy” y “Diosas de Plata” por sus más de 100 álbumes, de los cuales se vendieron más de 65 millones de copias y le dio el derecho a ser miembro del “Salón de la Fama de la Música Latina Internacional”.
Adornado con un sombrero gigante de marca registrada y trajes llamativos, y acompañado por una orquesta de mariachis con brillantes atuendos a juego, la imagen de Vicente coincidió siempre con su voz emotiva, romántica y operística.
A lo largo de su vida, Fernández fue mucho más que un artista. Entregó varias becas, hizo innumerables donaciones, tenía y patrocinaba decenas de fundaciones e hizo activismo a favor de un “Partido Político” y los “inmigrantes latinos”, entre otras cosas.
“Es una forma muy pequeña de pagar la deuda que tengo con la gente”, explicaba…”
Vicente Fernández seguirá siendo el más reconocido cantante del mundo en su “género” por su tremenda producción, su poderosa voz y su música inolvidable, la más fuerte influencia de los artistas populares de “la música ranchera”.
Los Fernández están involucrados en las distintas actividades de la familia. Los negocios son muchos, pero también sus descendientes. A Vicente lo lloran su viuda, sus hijos, nietos y bisnietos.
“…La vida es una copa de licor
Y nadie la disfruta eternamente
Se acaba si la bebes de un jalón
Igual que si la bebes lentamente.
La vida es una copa de licor
Gocemos hasta el último segundo
Por mucho que te cuides valedor
Jamás saldremos vivos de este mundo…”
Martín Urieta
¡Con dinero y sin dinero hicieron siempre lo que quisieron!
Carmen y Vicente se fueron y por ahora…
i“…los mariachis callaron”!
¡QUÉ EN PAZ DESCANSEN!
*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.