“¡Al agua Patos! …y aprendiendo a nadar”

Aproximadamente hace 60 años en las “Lomas de Huilango” (Córdoba, Ver.) en los días de intenso calor recuerdo que, aunque a causa de mis problemas bronquiales (de los que he platicado en otros escritos) no solía participar en actividades deportivas o esparcimientos al aire libre, buscaba ir con algún hermano a una alberca a refrescarme y así empezar a “flotar”, “aletear” y “bracear” en el agua de diversas albercas de la Ciudad.

A dos casas de dónde vivía con mis padres (en la “Calle 6) residía la Familia Herrera Betancourt; el Doctor era “Rotario” y por esa relación yo tenía acceso a la alberca que en aquella época estaba en las instalaciones del citado “Club” ubicadas en la salida de Córdoba a Fortín.

Normalmente me llevaba mi hermana Tere, al igual que gracias a su compañía asistíamos a la casa de la “Familia Aldecoa Pereda” que tenía un jardín grande lleno de plantas muy cuidadas y bonitas.
¡Los hijos (principalmente Cuca y Maricarmen) eran amigas de mi hermana y toda la familia de la nuestra!
¡Disfrutaba de una bonita alberca que tenía un trampolín donde practicaba clavados!
¡Otra amiga de Tere, Orquídea “la Popi”, con piscina en Fortín de las Flores en la que también nos divertíamos mucho!

Con mis hermanos Roberto o Rodrigo íbamos a la “Alberca Aguilar” por el rumbo de la “Metalúrgica Veracruzana”. Una alberca a la que Rodrigo (por ser “Jefe de Tropa” en el “Grupo de Scouts”) tenía acceso, era la de el “Club Deportivo Cordobés”. Ahí recuerdo que algunas veces antes o después de nadar, me cambiaba de ropa en el “frontón”!.

Ahhh como en el “Club de Leones” tenía varios amigos cuyas familias eran socios, recuerdo haber nadado en esa alberca. Uno de ellos era mi compañero Jorge Limón hijo de los muy queridos amigos Carmelita Luengas (Que en Paz descanse) y Don Tino Limón que además vivían justo frente a la entrada de este “Club”.

En Fortín también estaban las “Alberca y Alberquita” instalaciones públicas de las que ya comenté anteriormente. El “Hotel Ruiz Galindo” tenía una tarifa para utilizar la alberca y poder nadar entre gardenias con vista al “Pico de Orizaba”.
¡Era una ricura nadar con el delicioso aroma de aquellas flores!
Total que en fechas de calor buscaba que mi hermana Tere me invitara o pegármele a algún hermano, esperar la alberca que seleccionaran y meterme a nadar!!

Eso viví de niño.

¡A mis hermanos mayores les tocó gozar de la alberca que había en la casa de los abuelos paternos y tíos en Fortín de las Flores!

Lo importante para mí en esos años era conjugar el esparcimiento con mitigar la fuerte “ola de calor”, especialmente antes de “la hora de comer” para regresar a casa con más hambre que la de costumbre Ja!

Cabe señalar que a pesar de mi gusto por la natación nunca fui un “buen nadador”. No olvido que estando en primaria fuimos a un paseo a “Atoyac” (cerca de Córdoba). Nos metimos al río un grupo de nosotros y como suele suceder en estas corrientes naturales había un “remolino” bajo el agua que yo desconocía y que comenzó a jalarme. ¡Gracias a Dios y a la oportuna ayuda de mi condiscípulo Pedro García Becerra me salvó de lo que en ese fatídico momento sentí ahogarme!.

¡Inolvidable susto y mi agradecimiento por siempre para con “Pedro”!
¡Aun así continué nadando. 
En esas ocasiones sin “Gastar Zapatos”, pero sí aletas y visores en las diferentes albercas de Córdoba y sus alrededores!.

”Cuando la vida te da un golpe,
¿Sabes qué tienes que hacer?
SIGUE NADANDO, NADANDO, NADANDO…NADANDO…”
Dory (Película “Buscando a Dory”)