Era niño y recuerdo que la primera vez que fui a un «baño de vapor» fue con mi papá a los «Baños Samperio» (calle 13 y Av. 1 frente a la «Mueblería Cover» en Córdoba); también me llevó a los baños » El Edén» en San Andrés, Chalchicomula. Regresé a los «Samperio», una vez más, con mi hermano Roberto.
Luego de estudiante, en la ciudad de México, Octavio Pérez y yo recorrimos varios baños del «Centro Histórico» sobretodo «Los Señorial» en Isabel La Católica. En una ocasión nos metimos a los baños «Jordán» en «Salto del Agua» (donde entrenaban los famosos boxeadores). Ese día coincidió que entrenaba el legendario «Vicente Saldívar» con su manager: «Lupe Sánchez» (al día siguiente aparecimos en una foto del entonces famoso periódico deportivo » El Esto»)… así fue como empezó mi afición por los «baños de vapor».
En mi paso por mi natal Córdoba, casado y con hijos, un grupo de amigos ( Octavio Pérez, Tomás Ríos, Pepe Velázquez, Toño Pérez «QEPD» y yo básicamente, otros esporádicamente ), nos levantábamos para jugar Basquetbol y al terminar nos trasladábamos al «vapor» del «Casino Español» que disfrutábamos mucho por las charlas de amigos dentro del baño.
Años más tarde debido a los largos, cansados y estresantes viajes que realicé, dada la índole de mi trabajo, buscaba encontrar un «baño de vapor» y/o masaje por citar algunos en:
SAO Paulo Brasil
Santiago de Chile
Lima Perú
Barquisimeto Venezuela
Varadero Cuba
Loreto BCS
Berlín Alemania
Maracaibo Venezuela
Stratford Inglaterra
Aruba
Kiev Ucrania
Como anécdotas dentro de los masajes rehabilitadores:
uno de los mejores que he recibido fue en un pueblo del estado de Mérida en Venezuela por una señora que había tomado un curso en Caracas, aunque no practicaba ni se dedicaba a ello, tenía unas manos maravillosas y reparadoras ante el maltrecho estado físico en el que me encontraba.
Otro en Marrakech, Marruecos, por una joven originaria de una subcordillera que forma parte del Atlas marroquí, también unas manos extraordinarias.
En Hong Kong «un masaje a cuatro manos» por dos chinitas de 1.4 m. de estatura pero con una fuerza y vigor excepcional.
La Directora de Relaciones Públicas del que fuera «Hotel Nikko», viéndome muy estresado un día en el C.P.T.M. me recomendó el «SPA» del hotel. Ahí una joven del Estado de México, capacitada en Tokio, me dio uno de los mejores tratamientos de masaje y relajación.
Dentro de lo más extraño en este rubro ha sido :
Un «sitio rural» en Barcelona, Venezuela llamado «Leche y Miel»:
«terapia chorro de agua» con una manguera (como si fuera de bombero) que de no sujetarse bien es arrastrado por la gran presión del agua.
También en Venezuela, en la Isla de Margarita, baños con alberca de agua salada (de mar).
Los baños localizados aproximadamente a un kilómetro del mar donde el agua corre a través de tuberías subterráneas, el lugar lindo y bien puesto. En un cuarto pequeño alargado se recibe terapia con manguera de donde sale un chorro de agua salada, al fondo había otros chorros para meter la cabeza, todo extraño pero agradable experiencia.
En Buenos Aires asistí a unos baños tipo antiguo: de madera, estilo inglés, muy agradables además de buen masaje.
En Madrid , en la calle de Atocha en una esquina, están unos baños árabes; son subterráneos, hay que hacer cita: cuenta con tres piscinas con diferente temperatura (de menos hasta la tercera muy caliente). Para el masaje llaman de acuerdo a la agenda…. digo yo ¡qué buen «marketing»).
Los dos baños con masaje más extraños que he recibido son los famosos » baño turco y baño ruso»
Al primero acudí en Estambul, los baños más antiguos de Turquía-Siglo XV (instalaciones de cientos de años).
La primera parte conserva lo rústico, luego se traslada a un sitio de cúpula con una bollas en el techo y cristales para tener luz natural, tiene una plancha calientita al centro donde aparece un bañista/masajista. Mientras uno está enredado en toallas y acostado sobre dicha plancha, el individuo porta una bolsa de tela ( como si fuera una funda de almohada ) con jabones dentro que al mezclarse con el agua se hace una jabonadura resultando un baño con masaje que posteriormente se enjuaga en una especie de pileta. A mi me sucedió que, zambullido, respiré, el jabón entró por la boca y creó una tos que duró varias horas. Sin embargo a pesar de la complicada experiencia resultó muy interesante e inolvidable.
Contiguo estaba el baño de mujeres con masajistas. Dolores estába viviendo la misma experiencia pero sin burbujas y tos.
Este «baño turco» lo definiría como cumplimento obligatorio en la visita a Estambul . Dos días antes había asistido al «baño de vapor» en el hotel, versión moderna y cómoda, algo muy diferente …
También recomendable visitar el enorme, peculiar y pintoresco mercado que se encuentra a ¡unos pasos de los baños!
Definitivamente junto con este «baño turco» «el ruso» no se queda atrás. En el primer viaje, Alina (operadora mayorista turística) me comentó que visitar los «baños rusos» era una extraordinaria experiencia en Moscú, que a muchos de sus clientes extranjeros se los recomendaba y siempre recibía admirables comentarios.
Un taxista ruso me llevo, no sabía ni una palabra en inglés, me bajó frente al lugar y entré.
Un edificio antiguo con decoración del tiempo de los «Zares» hermoso, acuden parroquianos y turismo también; pregunté por el método «del baño ruso». Me explicaron que un hombre es encargado de bañar a cada persona; no me pareció ese sistema y decidí salirme así que tomé el abrigo, gorro (ruso) guantes y bufanda, pedí que me ayudaran con un taxi y regresé al hotel.
La «operadora rusa» me insistió sobre el tema y qué tenía que vivir esa experiencia.
Lo dejé para la siguiente visita a Rusia, y el día llegó:
Muy caro y todo muy raro; ya dentro las instalaciones antiguas pero no con tanto lujo como en la entrada.
Extraño el lugar donde se dejan la ropa, alrededor de esas bancas que se comparten hay unos privados para hombres de negocios que se reúnen y están divididas con cortinas,
Luego los salones de baño con un espacio a temperatura muy alta, casi inaguantable; en una plancha estaba un tipo con toda la espalda roja y un ruso le «atizaba» con ramas de hojas en la espalda. Solo el movimiento del aire provocado era extremadamente caliente y se sentía en exageración. Algunos con cubos de agua la echaban a una caldera para elevar más el calor, traté de aguantar al máximo; afuera en lo alto habían una especie de tinas de madera como si fueran medios barriles con agua helada ( muy fría) que, al jalar una cadena, se volteaban y caía de golpe no menos de 80/100 litros de agua… ¡Ufffff!
Yo esperaba mi turno para pasar a otro salón con planchas de mármol donde se ponía una colchoneta para recibir el masaje por un ruso (un hombre de 2 metros) muy grande que, entre litros y litros de agua, daba el masaje…
Extraño pero interesante; una vez terminado, ya en las bancas y vistiéndome veía caras de varias partes del mundo.
Frente a mí estaban un ruso y un americano que resultaron ser los directores de Mercadotecnia de «Mitsubishi» en Moscú y en EUA respectivamente. Comían camarones para pelar en un cuenco grande, bebiendo cerveza y vodka, como una típica costumbre.
Yo «no me quedé atrás» y también bebí vodka helada y comí camarones (muy diferentes a los de Veracruz) pero era parte de la experiencia. Tomé parte de su conversación y el ruso me explicó todo sobre el famoso «baño ruso» para entonces el baño estaba lleno de clientes. Tuve que darle la razón a Alina sobre su ¡formidable sugerencia !
Ya en la ciudad de México he tomado masaje en algunos baños acompañado de mi primo Luis Gleeson. Veníamos acudiendo a uno que se encontraba en la Colonia San Rafael. Entrábamos al vapor, daban el masaje y luego ahí desayunábamos muy rico, saliendo con el calzado limpio, pero el lugar vino a menos y dejamos de ir. El baño más reciente ha sido en uno que está a unos pasos de la «Villa de Guadalupe» (propiedad de mi amigo Augusto Rodríguez que también es dueño de «el Hotel Estoril» y Presidente del «Casino Español de la Ciudad de México») el nombre de los Baños es: «Sta. María de Guadalupe» también a un costado de la Delegación Gustavo A. Madero.
También he asistido a baños en ciudades del país, como: Mérida, Oaxaca, Cholula, Puebla y Xalapa ¡a últimas fechas !
Los baños y masajes siempre me han funcionado para relajar el estrés y reponerme del cansancio, trato después de ello beber un jugo.
… Y no me importa si es «vapor», «sauna», «turco» o «ruso» y en ¡qué lugar se localice!
*Nota: Algunas imágenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imágenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imágenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.