«Cuando una Tía se va «…

Dice el poeta cantautor … A.Cortes :

«Cuando un amigo se va

queda un espacio vacío …»

Hoy ese párrafo lo aplicaría a mi tía Tere:  que ha dejado un espacio vacío, que nadie podrá llenarlo por el especial cariño y agradecimiento ¡que por ella he sentido!

Eran los tiempos de mi niñez, llegaban las vacaciones, mi madre me llevaba a San Andrés, junto con otros de mis hermanos, (donde nos juntaríamos con un montón de primos). Después de que mi abuela materna Isabel falleciera fue a la casa de Tía Tere, una de las menores de 14 hermanos (mi madre 14 años mayor que ella) mi lugar de arribo, aquél en donde me sentía como en la casa de mis abuelos. Conviví con muchos tíos y primos pero fue con  Coca (una de las hijas de tía Tere de edad similar a la mía)  con la que más compartiría  en mi infancia, adolescencia y llegando la juventud, ya de manera independiente y autónoma, las visitaría frecuentemente. Hasta algunas veces, llevé, a a mis cuates ( amigos ) de Córdoba y fue Coca quien nos enseñó a bailar los ritmos de la época.

En todas las etapas de mi vida fue tía Tere, en mis consabidos viajes, ¡quien veía y estaba pendiente de mi! Se casó con el tío Vicente,  de origen español, que disfrutaba comer y (que como ya he contado) a mí me gustaba acompañarlo y verlo gozar esos alimentos con recetas españolas y el gran sabor de la Tía Tere, sin dejar de lado la cocina Poblana, el que la llevó, años después, a ser maestra de cocina en la localidad por su gusto a la gastronomía y excelente sazón en la elaboración de cualquier platillo.  Yo le decía :¡tía hasta el agua de limón te sale rica! Hubo un manjar que preparaba inigualablemente: «lomo embuchado»; tenía una estufa de leña de hierro forjado en el patio y ahí  ahumaba el lomo con olotes de maíz. Éso, sus manos y el clima de Chalchicomula eran la fórmula para elaborar el lomo más delicioso que mi mente haya registrado , ¡ni en la tierra del tío Vicente he probado algo igual!…. añoranza, nostalgia, sabor único.

Tía Tere siempre me consentía preparándome con mucho cariño lo que me gustaba. Además de que disfrutaba jugar con la Coca, las horas de comer las esperaba ansiosamente. Ella aunque conocía «mi debilidad» por la comida, no me preparaba (un platillo poblano hecho con manteca de cerdo y chiles picosos cocinado en carbón)  las inigualables «chalupas Sanandreseñas». Me decía éso no te lo cocino; es mucha grasa pero si nos (a la Coca y a mi) daba permiso para ir junto al mercado a comernos unas cuantas….

Era cariñosa, complaciente y mi madre sabía el cariño que nos teníamos Tía Tere y yo.

Sus dos hijas casaron con españoles Maty con Guillermo ( Burgos) y la Coca con Enrique ( Cataluña). Maty y yo, cuando coincidíamos en San Andrés Chalchicomula, cenábamos y ya por la noche nos sentábamos en la sala en unos sillones, inolvidables que todavía existe alguno, y nos poníamos a ver la TV en blanco y negro, platicábamos mucho, en algunos Intermedios íbamos hasta la cocina (que se me hacía muy lejos) y sacábamos de la alacena unos pistaches,  uiiii que ricura, ésos productos de ultramar (o ultramarinos) no era muy comunes entonces.

Pasaron los años y por diferentes circunstancias ya la tía pasaba semanas, meses en San Andrés en casa de los Allende (Coca) y otros en Córdoba en casa de los  Marcide  (Maty) por una grata coincidencia ahí se conoció con mi querida suegra Julieta y se hicieron mejores amigas (¡qué curiosa es la vida!) dos mujeres que quise tanto, unidas en gran amistad,

Cuando Dolores y yo visitábamos, ya fuera  Chalchicomula ó Cordoba, buscábamos saludar a Tía Tere.

El jueves 30 de junio llegamos a casa de Coca y Enrique: ahí estaba sentada en un reposet, con una enfermera y haciendo ejercicios moviendo los pies.  Propiamente vestida de «pants», (chándal) y  zapatos bonitos y cómodos. Hablamos e hicimos recuerdos de familias San Andreseñas: de los Echeguren,  Couttolenc, Corcuera, Rincón Gallardo …

Extraordinaria memoria, Coca se integró y siguieron las remembranzas, nosotros nos despedimos para irnos a la Hacienda de Sesma  (llevando la ya comentada  «pasta»). Fue precisamente ése día que los compadres  Enrique y Coca hubieron de regresarse de nuestra comida ya que la tía Tere no se encontraba bien de salud. Así comenzó a tener días malos y otros de aparente mejoría.  La ingresaron, nuevamente, al Hospital Español en Puebla allí llegué a visitarla este viernes 15,  estaba débil, la cuidaba Coca,  enfermaras entraban y salía, llegó un médico y me salí, regresando a los minutos, nuevamente entraron enfermeras para cumplir las instrucciones del galeno, finalmente me despedí,  (Coca se quedó con ella) estaba casi seguro que era mi visita de despedida, eran más de las 7 de la noche.

Llegando a Xalapa empecé a «chatear» con Maty y con Anabel.

Me decían que se la habían llevado a «terapia intensiva»

y en un impase …Anabel escribió:

» tío mi abue ya falleció «

El reloj marcaba el cambio del viernes a sábado.

Estoy escribiendo esto camino a San Andrés Chalchicomula a darle el último adiós a mi querida tía Tere…

 

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