“El Primo Gregorio Cano Ruíz”

“El Primo Gregorio Cano Ruíz”

En una ciudad con calles hoy pavimentadas las que de niño conocí empedradas, con faroles, casas antiguas (de algunas de ellas solo quedan anchos paredones/ruinas) como testigos mudos del terrible terremoto que cimbró el pueblo en 1973. (Ya escribí sobre ello).

“…según cronistas informan que, hasta ahora, ha sido uno de los sismos más fuertes y mortíferos que haya tenido lugar en México con una cifra de apróx. 500 muertos…”.

A causa de dicho “temblor” (cuyo epicentro se dio a pocos kilómetros de ahí) se destruyó parte de la “Parroquia de San Andrés Apóstol” desplomándose la cúpula principal, afectando también la imagen del Santo Patrono “Padre Jesús de las Tres Caídas”…”

Igualmente resultaron muy dañados, entre otros domicilios de mis familiares, la casa de los abuelos maternos así como la de los tíos Tere y Vicente (familia Cano Ruiz).

Ahí nacieron, además de tres hijos más, Gregorio y su gemelo que murió al nacer.

La actual Ciudad Serdán en mi infancia y, para mi desde siempre, conocida como San Andrés Chalchicomula, (ubicada en el Estado de Puebla a escasos kilómetros de la “Hacienda Guadalupe” donde mi madre “vio la luz por primera vez”) ha sido para mí un lugar entrañable y lleno de recuerdos desde mis primeros años hasta el día de hoy. Inolvidables excursiones de mis padres, hermanos, tíos y primos a “las faldas” del “Volcán Citlaltépetl”.

La de veces que me quedé en casa de mis tíos Tere y Vicente, inolvidables momentos jugando con todos mis primos, en especial con mi prima Coca (ahora junto con su esposo Enrique compadres nuestros).

Gregorio, al que cariñosamente llamábamos “Goyo” y que falleció el día 20 del mes pasado, era unos años más grande que yo por ello la convivencia durante su adolescencia y juventud fue cercana a mis hermanos mayores.

Quien convivió más con mis hermanos mayores sobre todo con mi hermano Agustín y yo con Coca por generación.

Goyo recuerdo fue muy inquieto tanto en su niñez como en su juventud y ello le llevó a emigrar para estudiar en el Tecnológico de Monterrey, primero en el Campus Regiomontana y luego en el Campus de Guaymas, Sonora por su especialización de Ingeniero en alimentos.

Después de andar por el norte del País llego a la Ciudad de México, y por algunos meses paso por la casa de pupilos donde yo viví durante mis estudios profesionales.

Ahí vivía un amigo mío desde la niñez Héctor F. Orozco Krauss, que conociéndose hicieron una explosión de alegría por las cualidades de ambos y nos brindaron noches interminables de canto, música y relatos de historia pero sobre todo cuentos/chistes con un talento muy especial para alegrar a la gente.

Siempre que lo veía, me dejaba un sabor agradable.
Siempre una broma, algún dicho o una remembranza jocosa.
Con una voz muy grave y característica él.
Gustaba de entrar a la cocina por ello comer bien y con adentrados condimentos para resaltar las viandas.
Muy anecdótico.

En su niñez contaba siempre su gusto en los veranos de ir a casa de los abuelos (maternos) para ir a “sacudir” el nogal, quizá más por echar abajo las nueces del árbol que por los mismos frutos aunque con los años si buscaba esos frutos para cocinar unos típicos “chiles en Nogada” (todo cambia).

Cuando Dolores y yo regresábamos de nuestra luna de miel (asisto 1979) asistimos a su boda con Cristina, recuerdo fue en av. Las Palmas, en Chapultepec de la Ciudad de México.

Al salir de la Iglesia y felicitarlo con su sentido desparpajado me dijo: “primo estaba esperando a que regresaran de su viaje para podernos casar nosotros”.

Ya cuando Goyo peinaba canas, y todo serio, asistimos Dolores y yo a Bernal, Querétaro, en una Hacienda para asistir a la boda de su hija Ana Cristina con…

Sentarse en su mesa en un festejo (boda, cumpleaños, etc.) era seguridad de pasársela bien… ¡simplemente tenía ese sentido del humor!. Y que se juntaran él y el tío Fernando se potencializaba la reunión y el buen momento.

Coincidíamos ambos el gusto por las antigüedades o cachorros viejos. Un día me llamo la atención que traía puestas unas pantuflas para “gastar pantuflas” teniendo yo otras igualitas que aquí conservo, “coincidencias”.

Goyo gasto zapatos por aquí por allá y finalmente regresó a su natal San Andrés Chalchicomula con su querida Cristina.
Pues Gregorio se adelantó.

El pasado 20 de Noviembre del 2021 y nos dejó sus recuerdos y anécdotas llenas de risas y alegría, ahora donde este estará alegrando a los que lo rodean.
Goyito como yo me refería a él Cariñosamente… Descanse en Paz.

*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.

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