Después de que llegó mi hermana Tere a Gainesville,
(aprovechando que vivíamos allá quiso ir a conocer y emprender con nosotros «un recorrido»,
además de convivir unos días, con los amigos que hicimos durante nuestra estancia en la tierra de los «Florida Gators»)
…partimos, Dolores, ella y yo con TODO el equipaje
(el de nosotros de 8 meses que fue el tiempo que pasamos en «el País de las Barras y Estrellas»)
rumbo al «Aeropuerto Newark» en «Nueva Jersey». Llegamos a un hotel céntrico en «Nueva York» en «la 45th.» («Piccadilly) al este de Broadway.
Previamente acordé con Assad Saad,
(a quien desafortunadamente «le perdimos la pista»)
que siempre se portó como un verdadero y gran amigo tomando en cuenta que nuestro trato hacia él databa sólo de los meses en que habíamos convivido en Gainesville, Florida.,
dejar ese cúmulo de menaje en su casa de New Haven, Connecticut;
para tal efecto renté un auto en el «Aeropuerto».
Mientras tanto había que aparcar el coche (repleto de maletas) en un estacionamiento en el “centro” de Manhattan,
pese a los altos costos en ese rubro.
Una vez resuelto el tema al otro día partimos al noreste del estado de Nueva
York con dirección al domicilio que nos había dado Assad conduciendo por amplias carreteras,
algo remendado el pavimento,
(como gran parte de las «autopistas» «freeweys» de hace casi 40 años)
debido a lo riguroso del clima.
Volvimos de aquella región después de conocer una interesante zona, no sin antes visitar la prestigiada y famosa Universidad de “Yale”
(“…localizada en la histórica ciudad de New Haven en el Estado de Connecticut…”),
devolver el auto rentado
y entonces disponernos para disfrutar Manhattan
«a pie, Gastando Zapatos».
Continuamos en el mismo hotel que resultó cómodo para el objetivo de pasar unos días en la siempre «intensa, cosmopolita y tumultuosa Gran Manzana» donde se encuentran
entre otros atractivos,»según dicen»,
19+1 «platós» de películas y últimamente «series» grabadas en diferentes épocas del año:
con escenarios/»sets», como el encendido de las luces del «Árbol de Navidad del Centro Rockefeller»:
un acto que en el 2018 cumplió 85 años y que marca el comienzo de las «festividades navideñas» en la ciudad, su pista de hielo, así como los espectaculares «aparadores navideños»
con toda la carga de la Mercadotecnia del «Imperio Norteamericano».
Yo había visitado algunas veces «La Ciudad de los Rascacielos»
(muchas noches profusamente iluminada)
guiado algunas de ellas por mi prima Elsa Foglio (+) con quien recorrí:
calles, barrios, tiendas y lugares de todo tipo de norte a sur, de este a oeste de la Isla.
Desde la famosa «Quinta Avenida» hasta algún que otro establecimiento de precios exorbitantes en pleno Manhattan.
Una noche que salíamos de un «Restaurante» en el «Barrio Italiano», caminábamos Elsa y Yo con dirección al “Empire State” cuando una «patrulla» nos interceptó para advertirnos:
– «Nosotros en su lugar no daríamos ni un paso más por aquí.
Esperen un taxi y diríjanse a donde tienen planeado».
Ahí empecé a entender la inseguridad que priva (también) en las grandes urbes de los «Estados Unidos de Norteamérica”.
(no transitando precisamente por los llamados «barrios bajos».)
Años después como «Responsable de la Promoción Turística de México» visitaba las ciudades dónde se recibían más turistas norteamericanos,
(resultando Nueva York una de ellas)
para hacer campaña de «Relaciones Públicas» con «Operadores Mayoristas».
En una entrevista de los principales medios locales al defender el argumento de que México no era más inseguro que las grandes ciudades de «Norte América» (en aquel entonces)
un ejecutivo de la «Agencia de Relaciones Públicas» preguntó :
– ¿»Cómo se regresarán ahora al hotel»?
– ¡»Cuidado, ni se les ocurra caminar por acá»!
(cualquiera hubiera podido dudar que aquel «rascacielos» donde nos encontrábamos se ubicara en un lugar «peligroso»)
– «Puedo afirmar que es más inseguro que gran parte de la Ciudad de México».
Lo que aprendí/capté en aquél «tour» por EUA fue :
que los «medios (en este caso) norteamericanos» replican las noticias que nosotros (en México) les transmitimos sobre nuestro propio País…
Así que:
«“…Hay que enfocarse” en:
promocionar al País y
en “las buenas noticias”…»
En aquella época
(donde además era el “vocero” para la «Comunicación Turística Institucional» del ahora inexistente C.P.T.M.)
asistí a varios cursos de “tratamiento y comportamiento de la nota turística”.
Una gran oportunidad de aprender,
aunado a la responsabilidad de promocionar mi País turísticamente.
Continuando la reseña de aquel viaje con mi esposa y hermana paseamos por las calles, navegamos alrededor de la Isla hasta llegar a “La Estatua de la Libertad”:
«…que no sólo es un monumento importante en la ciudad, sino que,
se convirtió en un símbolo de los Estados Unidos de Norteamérica representando, en un plano más general, la libertad y emancipación con respecto a la opresión»
«Pasamos por debajo del «Puente de Brooklyn», el «de Manhattan» y el «de Williamsburg»…»
luego fuimos al «Museo Metropolitano»
(«uno de los museos de arte más destacados del mundo»).
De ahí al «Edificio Dakota“ donde acribillaron a John Lennon.
Caminando por una calle de mucho comercio encontramos una tienda que exhibía maletas casi en la banqueta y Tere me pidió:
– «Pregunta por el costo de ésa»
Me respondieron:
– “US $90”
«¿Te animas?, le dije a mi Hermana.
– «No!!» contestó
..mientras nos retirábamos gritó el dependiente (saliendo del establecimiento):
– «¿Por cuál preguntas, por «la grande» o por «la chica»?»
(sabiendo de antemano que por la pequeña)
– «¡Por «la chica», repliqué»!
– «¡Ahhhhh, pensé que «la grande»! agregó
– «¡»La chica» te la doy a $60!»
– «¡Es más te la dejo a $50!
– «Mmmmm … ¡bueno dame $45 y no menos!»
le pregunté a Tere:
– «¿La vas a querer?»
Concluí:
– «Te doy $40»
… aquel personaje con acento del «Medio Oriente» cerró «la operación» diciendo:
– «¡Boooot, mmm, okeyyyy!»
Salimos de ahí los tres satisfechos:
– mi hermana con su veliz,
– el comerciante con la «transacción»
pretendiendo («por si pegaba») vender «la chica» al precio de «la grande»;
con todo y éso ¡de que ganó, ganó!
– yo con una aparente «buena negociación» ¡JA!
Qué lío con aquella memorable venta de «la maleta chica» con el precio de «la grande».
Dejamos NY estrenando y sabiendo que allá, acá y acullá el chiste es «regatear».
Cada vez que he necesitado comprar una maleta sonrío al recordar
«el episodio aquél de Nueva York»:
-“¿ «la grande» o «la chica» ?»…
«HASTA AJUSTAR REGATEAR»
*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.