Corría el año 1964,
cursábamos el 4to. de Primaria en el Colegio “La Salle” (J.A.G.P.)
(ese año Héctor, algunos otros condiscípulos y yo, fuimos alumnos fundadores de dicho “Plantel Educativo”).
Formábamos “una fila” para entrar al salón de clase.
Vivíamos en el “centro” de Córdoba, nos separaban dos cuadras y media de mi casa a la de Héctor que se ubicaba en la “Privada Lucrecia” aquí, practicando fútbol, inventamos una jugada (combinación) que le llamamos “Edu-Hec”.
Pasábamos horas, días, semanas ejercitándola.
Héctor jugaba en el equipo de futbol “River Plate” y yo en “Botafogo”, ambos del mismo salón.
En “la selección” del Colegio él jugaba la posición de “delantero” y yo era “el portero”.
Considerando que todo ser humano tenemos fortalezas y debilidades hoy
20 de septiembre del 2020, a las 16.17 horas Héctor se adelantó y “se salió de la fila”.
Hoy enfatizaré las virtudes no sólo del amigo, sino de la persona que conocí por casi 60 años.
Empezaré por destacar que son pocos los favorecidos con tantos “talentos” como le sucedió a Héctor aclarando que, como suele pasar, hubo en tantos años de convivencia muchas diferencias entre nosotros que terminaban en serios enojos,
pero ello no es obstáculo para reconocer sus cualidades.
Gozaba de especial facilidad para los deportes: gran “caracolero” en el “fútbol” y muy buen “resorte” para porfiar una pelota en el “baloncesto”.
Brincaba ágilmente en el “tumbling”
(“…parte de la gimnasia de trampolín…”).
Integrante de “la banda de guerra”, de “la Estudiantina” y del “El Coro” de la escuela.
Gustaba de “la Declamación”, tenía una notable memoria.
Durante “la Primaria” disputábamos “los primeros lugares de aprovechamiento”.
Excelente “Diseñador” con gran creatividad, innovador y vanguardista.
Me enseñó a formar unas letras “psicodélicas” a principios de los 70’s.
Tocaba varios instrumentos musicales; organizó un grupo musical “los Soul Crabs”,
donde estaba al frente de “los teclados” y de la dirección, además de alternar en fiestas con famosos “Conjuntos”.
Era 1969 cuando los amigos: Víctor, Octavio, Héctor y yo
(que salíamos “en bola” más de una vez a la semana)
acordamos que cuando fuera el “cambio de siglo”
(el 31 de diciembre de 1999)
nos veríamos en la esquina de la
Avenida 3 y Calle 2,
lugar donde entonces se localizaba la emblemática
Nevería “El Siboney”. Transcurrieron 30 años cuando el 28 de diciembre de 1999 llegamos ahí Héctor, Octavio y yo.
(En aquel tiempo Víctor radicaba en el extranjero, por lo que le fue imposible acudir)
Años después, los mismos cuatro más Paco que se incorporó al grupo, nos hemos reunido
(esposas incluidas)
los 28 de diciembre en “el Balcón del Zevallos” para brindar por “N” motivos, básicamente por la amistad; amenizados por un “Trío Musical” cordobés de “complacencias” y “añoranzas” por aquellos tiempos de “serenatas” en nuestra primera juventud, donde
Héctor llevaba “la batuta” con afinada voz, al son de su guitarra y corrigiéndonos si nos equivocábamos en la letra.
El género preferido de él era:
“la balada romántica”,
“balada latinoamericana”
(era un apasionado de la música brasileña)
o simplemente “balada”.
Tenía facilidad, gracia y un extenso repertorio para contar chistes de “todos colores” Ja❗️
Le encantaba la fotografía y las tomaba con ingenio e inventiva.
Mientras cursaba “la Carrera Profesional” en la UNAM puso “un Despacho de Diseño” de “Stands para Ferias”.
En esa época compartimos ”Pensión de Estudiantes” en la Colonia Nápoles de la Ciudad de México.
Coordinó el diseño de una “ExpoFeria” en Córdoba.
Instaló una tienda de focos y lámparas a la que denominó “Clik Iluminación” estableciendo sucursales en varias ciudades y convirtiéndose en el mayor comisionista de una marca famosa en el sureste del país. Llegó a iluminar una cancha de fútbol privada e importantes obras.
Estuvo en Villahermosa en la venta de materiales para interiores de casas y negocios.
En algún momento se incorporó a una tienda de “Cocinas Integrales” que tenía su hermana Luz Martha.
Se movió a la región de “Los Tuxtlas”; en Santiago renovó un hotel y luego, audazmente porque no era Arquitecto, se fue a Tuxtepec para construir otro.
Gustaba salir de campamento y ello lo llevó a poner una fábrica de “tiendas de campaña” vendiéndole a la distribuidora más importante del País. En ese tiempo adquirió un Renault R5, al que le metió un montón de kilómetros. Durante toda su vida recorrió miles y miles de kilómetros por las carreteras tanto de México como de E.U.A., donde adquirió un “motor Home” (remolque).
Al final distribuía “blancos” para hoteles y restaurantes.
Gracias a su capacidad pudo ser un versátil “trabajador de servicios” (“utility”) en infinidad de disciplinas.
A principios de los 80tas. fue Director de un “Centro de Estudios” donde conoció a la que fuera su esposa la Maestra
Mª Antonia (“Mary”) Luna, con quien procreó tres hijos.
Mary fue la “Piedra Angular” de ese hogar.
Complementaban sus cualidades la facilidad de hacer amigos
por cualquier lugar donde andaba; le conocí muchos de ellos.
Viene a mi mente que en el Bachillerato nos sentábamos uno enseguida del otro, hasta el fondo del salón. En esa temporada competíamos para ver quién llevaba “el sandwich” más grande (de varios pisos) y sabroso hecho por nuestras mamás.
Ayer cerca de medio día le llamé por teléfono; su hija mayor, Elsa Luz, me puso en “altavoz”.
Traté de infundirle palabras de aliento, perooo …
Hoy se fue Héctor Francisco,
Hoy se salió de aquella “fila” que hacíamos en la primaria “tomando distancia con la mano”.
Seguramente estará en el Cielo cantando una canción de “José José” acompañado de sus queridos padres o contando un sin número de “chistes” a los amigos que encuentre allá .
i DESCANSA EN PAZ HÉCTOR !
“El Señor es mi Pastor;
nada me falta.
En verdes praderas me hace descansar, a las aguas tranquilas me conduce, me da nuevas fuerzas y me lleva por Caminos rectos, haciendo honor a Su Nombre…”
Salmo 23
*Nota: Algunas imagenes fueron recolectadas de internet, el objetivo es representar con dichas imagenes lo escrito, ya que no siempre me es posible utilizar imagenes propias debido a su antigüedad o calidad de las mimas.
