“La Madera en las casas de Córdoba de los 70’s a los 90’s” …con Roberto

Los abuelos paternos Juan Bautista Ros Mirelles y Pepita Llopis Ros arribaron al Puerto de Veracruz en 1907 (aunque ya los he mencionado en más de uno de mis escritos, tengo pendiente un “Gastando Zapatos” con esa historia). Por ahora sólo comentaré que la ocupación de mi abuelo era la madera y que vivieron en diferentes lugares del País; así que mi padre desde niño estuvo integrado a ese oficio entre bosques y aserraderos.

“La madera es un material natural que ha marcado la cultura humana, no sólo en la “Edad de la Madera” del pasado, sino hasta el día de hoy”
Joachim Radkau

Con los años toda la familia tenía que ver con ese preciado material.

Surgieron las nuevas generaciones y pienso que, por lo menos en la Familia Ros Martínez, a la mayoría de los hermanos nos interesa y cautiva …“esa parte sólida de los árboles cubierta por la corteza” …llamada madera.

Cómo olvidar que mi hermano Juan José (+) siempre procuraba incluir madera en sus edificaciones arquitectónicas.

Los demás hemos tratado de tener objetos, utensilios y desde luego muebles de madera. Cuando “me meto a la cocina” busco guisar con palas, cucharones al igual que utilizar “una cucharita para la salsa”; sí de “poner la mesa” se trata utilizo platones, ensaladeras, manteles individuales y lo más que tenga de madera.

¡Su olor me encanta!

¡Ahhh! cuando mi hermano Roberto Ángel decidió que Pepe le dirigiera la construcción de su casa, contrató a un “carpintero” para trabajar en la obra resultando todo un “ebanista”. En ese tiempo Roberto tenía un “Laboratorio Diésel” (“…taller mecánico caracterizado por mantener y reparar cualquier tipo de equipo de inyección diésel…”) especialidad que estudió en la CDMX a principios de los años sesenta.

“Dicho sea de paso” coincidió con la época del popular “Rock and Roll” y por añadidura del “Twist”. Me gustaba mucho ver lo bien que lo bailaba al igual que la ropa que usaba; aunque yo era un niño observaba con atención cada detalle.

En el “inter” cuando regresó a Córdoba después de finalizar sus estudios en la CDMX, estuvo trabajando un tiempo en el “Ingenio Azucarero de San Cristóbal”, (“El Coloso de Sotavento”) en Carlos A. Carrillo, a unos pasos de Cosamaloapan, Veracruz, donde tuvo la oportunidad de ir a EUA a capacitarse en una enorme “máquina para desmontar y sembrar caña” y así poder aplicar los conocimientos en los campos del Papaloapan. En esa época “San Cristóbal” era el “Ingenio” “más grande del mundo”.

Roberto decidió continuar los trabajos de carpintería con el “ebanista” (arriba citado) y un barnizador en un espacio que acondicionó dentro de su “Laboratorio Diésel”. Al principio eran los trabajos de madera de su casa en construcción (para entonces ya había contraído nupcias con Nede, con quien formó una amorosa familia de 4 hijos y posteriormente varios nietos)…

…era tal la pasión con que Roberto y sus colaboradores trabajaban la madera, que le empezaron a llegar ofertas primero de clientes de mi hermano el Arquitecto Juan José y una vez vieron los resultados, salieron clientes independientes. Finalmente la demanda hizo que el “Laboratorio” se convirtiera en “Ebanistería” la cual creció en operarios entre “carpinteros” y “barnizadores” encabezados por mi hermano, logrando como equipo verdaderas “obras de ebanistería”.

¡Para mí era un placer, cada vez que iba a Córdoba, entrar a su taller y oler a las maderas finas que se estaban trabajando y eso insisto lo trae uno en la sangre (en el “ADN”)!

Son varios los trabajos artísticos en madera realizados por mi hermano Roberto, de los que me enorgullezco, en varias mansiones de esa Ciudad. Todo ello entre los años 70’s a los 90’s.

Yo tuve la suerte que me hicieran algunos trabajos destacando dos piezas similares unos “Secreters” …(“Mueble para escritorio construido con pequeños cajones y compartimentos para papeles) ..con sus respectivas historias..

Uno hecho con pedacería de madera de “nogal americano” que calculó Roberto tenía más de dos siglos de existencia. Para el otro (sabiendo mi gusto por la madera antigua) consiguió una buena pieza de “madera picada”. Una vez el ebanista terminó el “Secreter” lo pasó a “lijado y barnizado” y ahí fue donde uno de los “aprendices” se puso primero a rellenar cada perforación con pasta para luego lijarlo y transformar el diseño de un mueble de madera (cedro) “antiguo” por uno “actual”.

Grande fue mi desilusión al llegar a Córdoba y ver que aquella madera especial “añeja” que me había conseguido Roberto, esmerándose por hacerme un único y especial “Secreter”, resultó un mueble moderno. Luego el aprendiz con un tipo “punzón” quiso recuperar alguno de los huecos originales. Lo único que nos quedó a mi hermano y a mí fue resignarnos y “hacer de tripas corazón”.

Esa anécdota hizo famoso al joven y cada que nos veíamos la “traíamos a cuento” y nos reíamos todos.

Hoy mi hermano ha dejado de lado “la ebanistería” más no el amor por la madera.

Mi primo Carlos Ros Torres, que también trabaja bellamente la madera, fabricó y obsequió una urna de madera fina para que en ella quedaran las cenizas de mi querido e inolvidable hermano Juan José (QEPD).

Una Historia, una Tradición:
¡La Madera en la sangre de los Ros!

“La madera es una de las cosas más grandes y necesarias en el mundo que la gente requiere y no puede prescindir”
Joachim Radkau