«La mitad del Mundo” … El Ecuador.

Recorriendo algunos sitios impartiendo conferencias, seminarios, talleres, llegué a la mitad del mundo:
«El Ecuador» para hacer una «presentación turística» (éramos 7 los países participantes) que se realizaba en un Hotel de Quito.
Después de mi exposición fui abordado por una señora que me preguntó:
¿Es usted mexicano ?
¿Es usted el representante de México en este «simposium»?
Sí….¡a sus órdenes!
Y angustiada me dijo:
¡»necesito que me ayude»!
Hace dos años llevé a mi madre a México a causa de su precario estado de salud. El tratamiento fue exitoso y aunque ella mejoró necesita regresar para continuar con su curación, la dificultad es que no «me pueden» renovar «la visa».
…Entiendo su problema, señora, pero «el permiso» no depende del «organismo» al que pertenezco sin embargo entraré en contacto con la autoridad que le compete.
Las gestiones con las embajadas tanto de México como de Ecuador fueron infructuosas dada la normatividad y procedimientos que se contraponían con los principios de atraer turismo y promocionar México… (dicho inconveniente ya me lo habían planteado otras veces, en Colombia, Brasil y Perú).
«esa piedra la traje mucho tiempo en el zapato»
(es decir la emoción y angustia de la persona en creer que yo podía ayudarla me preocupó por mucho tiempo)…hasta que años más tarde pude apoyar en las gestiones necesarias para lograr que se eliminara aquella «dificultad» en algunos Países Sudamericanos.
Al término de mi presentación me organicé para recorrer Quito.
Desde «El Panecillo» («el más importante mirador natural de la ciudad») se puede apreciar el marcado sincretismo entre las culturas prehispánicas y las llegadas de ultramar otorgando una especial riqueza a este «País Sudamericano» rico en colorido, intensas expresiones culturales, artesanía plena en matices, variada gama de textiles, la vestimenta en sus pobladores muy particular («el uso del sombrero en Ecuador se remonta a la colonia española, época en que los indígenas adaptaron los modelos europeos dándoles sus propias características, como el «Saraguro», que tiene similitudes con el sombrero andaluz o el cordobés»), además de un placer poder convivir, en las calles, con los habitantes de la zona.
La gastronomía es parecida a gran parte de la «región de los andes», sin embargo encontré una característica diferente en los platos fuertes de la carta:
traen como parte de la guarnición «palomitas de maíz»
(en el vecino país de Perú sirven como botana “la cancha”/maíz tostado), pero aquéllo es una peculiaridad de Ecuador, logrando con ello una mezcla de sabores muy singulares.
«Encontré «el pingullero» más conocido como «mama».
Músico popular que interpreta el «pingullo»
(instrumento de viento de tres orificios)
tocando simultáneamente un tambor pequeño con los cuales ejecutan danzas regionales tales como:
“la venada» y «sanjuanito».».
«La plaza central» es un sitio muy agradable de arquitectura colonial dominando la teja y madera (en algunas partes muy bien tallada utilizando «maderas finas tropicales»).
Como suelo hacerlo, y para conocer lo auténtico urbano, me asesoro de gente de la localidad y en base a ello programo «mi tour» teniendo como objetivo principal:
“gastar Zapatos” lo más posible.
Fue así como tomamos ruta para ir al «punto cero», a «la cintura del planeta», a «la mitad de la Tierra», a «la ciudad mitad del mundo»:
Ecuador que le da nombre al País.
«ubicada en la latitud cero grados, cero minutos y cero segundos, es decir, exactamente sobre la línea que divide el planeta en dos hemisferios: Norte y Sur. Precisamente una de las atracciones principales de la ciudad es la posibilidad de situarse con un pie en cada hemisferio» (y yo lo hice ¡JA!)
….el viento corre y se siente (no sé si yo lo quería sentir diferente) podría afirmar que ahí, en el cinturón del Universo, el viento que sopla es distinto….una experiencia mágica e inolvidable.
En Quito, de «aquel entonces», vi los autobuses de transporte urbano cruzando en un solo carril la «ciudad»… que años más tarde, en la «capital azteca» sería el denominado «metrobus».
Esa visita a Ecuador me dejó un grato sabor por todas sus demostraciones (como expliqué) artísticas, culturales, sociales, arquitectónicas pero principalmente por la cordialidad y disposición de sus habitantes en recibir y atender al turismo precisamente ahí:
«¡en la mitad del Mundo!».

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